Capítulo 9

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Thomas tomó otro largo sorbo de su bebida.

- No me gusta preguntarlo, Dylan, pero ¿vamos a hablar alguna vez sobre... la otra noche?

A pesar del repentino deseo que experimentó, y de las campanillos de advertencia que sonaran en su mente, Dylan logró hablar con bastante calma.

- Me estaba preguntando lo mismo. Es terreno peligroso.

- Solo sería peligroso si nos lo tomáramos en serio.

- Eso es muy cierto - Dylan no podía creer lo formal que estaba sonando, pero hablar de aquello no era fácil para él. En aquellos momentos, tenía a Thomas sentando a su lado, y estaba tan precioso que temía volverse loco.

- Si te preocupa que yo me ponga serio, puedes relajarte - dijo él -. No tengo intención de implicarme en una relación seria con nadie. Al menos en mucho tiempo - cuando miró a Dylan, sus ojos parecieron casi traslúcidos -. Y, para serte sincero, no es porque haya enviudado recientemente. Es una cuestión práctica. Debo pensar en el futuro de Melisandre y en el mío y no puedo despistarme con las relaciones.

- Sí.... es comprensible... - Dylan tragó saliva saliva para aliviar la tensión que sentía en la garganta -. Yo también necesitó ser práctico. No podría tener una relación formal con un chico de la ciudad.

- Por supuesto - dijo Thomas, quizá con demasiada rapidez. Pero entonces se encogió de hombros -. Otro asunto sería algo superficial, sin ataduras... - añadió, y bajó la mirada al notar que se ruborizaba.

Dylan respiró temblorosamente.

- En ese caso, puede que estemos en la misma longitud de onda - sugirió -. Si ambos queremos que solo sea una relación superficial...

- Sin ataduras....

- Nada de ataduras. Nada de expectativas...

- De manera que ninguno tenga por qué sufrir.

- Lo último que querría sería hacerte sufrir, Thomas.

- En ese caso, puede que estemos realmente en la misma longitud de onda - dijo Thomas con una sonrisa.

Terminaron sus bebidas casi al unísono y se miraron.

Sonrieron.

Dylan tomó una mano de Thomas, pequeña, suave y pálida, la apoyó sobre la callosa palma de la suya.

- Mira.

- Vive la difference.

A partir de aquel momento, todo resultó increíblemente sencillo.

Cuando Dylan se inclinó a besar a Thomas, él le devolvió el beso abiertamente, y todo fue bien porque habían dejado claras las cosas. Estaban cómodos, y disfrutaban tanto juntos...

Thomas se alejo un poco de Dylan y lo beso lentamente mientras sus manos se posaron detrás de su cabeza para profundizar el beso. No quería apresurar las cosas.

Thomas gimió con gusto cuando Dylan lo tomó con fuerza por la cintura para sentarlos en sus piernas. Condujo una mano por la espalda del rubio hasta sus glúteos y sin resistirse ubico su agujero debajo del pantalón y de los bóxer e introdujo dos dedos que se deslizaron con dificultad. Thomas gimió con más fuerza y arqueo su espalda. Afincó bien las rodillas sobre el sofá y movió la cadera contra la mano de Dylan, para sentirlo más profundo.

El pelinegro repartía besos y lametazos por el pecho de Thomas cuando le quito la camisa. Añadió un tercer dedo, sintiendo el cuerpo del chico responder al estímulo y empezar a dilatarse. Dejo de jugar con uno de los pezones, que estaba erguido y rosado, y ascendió hasta su clavícula donde mordió y escucho con gusto un grito de placer.

El Milagro De La Vida (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora