El día de trabajo había sido largo, caluroso y polvoriento. Tras ducharse y cambiarse, Dylan comió a solas en la cocina. Disfrutó realmente el guiso de carne con verduras que había preparado Thomas.
-¿Disfrutando de tu cena?
-Mucho -Dylan sonrió al ver a su padre entrar en la cocina en pijama y pantuflas. Patrick se sentó lentamente en una silla. Dylan siguió comiendo. Nunca le molestaba la compañía de su padre, pero, tras años de convivir con el, intuía que se avecina un discurso.
-¿No vas a darle las buenas noches?
-¿A Mel?
-A Thomas.
Aquello era lo último que esperaba Dylan.
-Ya esta acostado, papá.
-Esta en su dormitorio, pero le encanta leer. Estoy seguro de que no esta dormido.
-Creo que será mejor que no lo moleste.
-Se siente solo, Dylan.
Dylan experimento un escalofrío. Sin poder evitarlo, su mente se llenó de recuerdos de su madre.
-¿Que te parece pensar que se siente solo?
-Pregunta por ti todo el rato. ¿Que está haciendo Dylan hoy? ¿Cuanto tiempo dura la temporada?
Dylan trajo saliva y su corazón comenzó a latir más rápido.
-Thomas me ve a la hora del desayuno. Podría hacerme esas preguntas personalmente.
-Tal vez -Patrick se encogió de hombros-. No me parece que sea tímido, pero creí que lo tienes asustado.
-Tonterías.
Patrick miró atentamente a su hijo. Sus ojos, en otra época, de fuerte y dura mirada, estaban nublados por la edad, pero no habían perdido su intensidad.
-De acuerdo -dijo Dylan con un suspiro-. Hablaré con el. Me asegurare de que esté bien.
***
Thomas puso el marcador entre las paginas del libro que estaba leyendo y lo dejó en la mesita. Trataba de un hombre que perdió a su mujer durante la Gran Depresión y tuvo que ocuparse de criar sólo a su hijo. Por algún motivo que no entendía, aquella historia le hacia pensar en Dylan, y probablemente iba a mantenerlo despierto, cuando lo que necesitaba era algo aburrido que le diera sueño.
Resignado a al menos intentarlo, apagó la luz de la mesilla de moche. En el momento en que la habitación se sumió en la oscuridad, escuchó los pasos de Dylan en el pasillo. Se quedó muy quieto. Al notar que se detenía ante su puerta, se irguió. Los latidos de su corazón arreciaron. ¿Quería hablar con el? No le importaría que entrara... Si llamaba y solo asomaba la cabeza para saludarlo.
El camisón que llevaba era totalmente recatado. Por ese lado no había problemas. Si al menos hubiera dejado la puerta entreabierta para que Dylan se sintiera más inclinado a comunicarse...
Sin pesarlo dos veces, sacó las piernas de la cama. Acababa de apoyar un pie en el suelo cuando oyó que los pasos se alejaban. A pesar de todo, y consciente de que era una tontería, fue hasta la puerta y la abrió. Como era de esperar, el pasillo estaba vacío y a oscuras.
-¿Como puedo ser tan estúpido? -murmuró para sí Thomas.
Por un instante había creído que Dylan se sentía solo y buscaba compañía. Pero ¿Por que iba a sentirse solo? Tenia miles de vacas y a sus vecinos por compañía, además de a su padre y a los hombres que acudían a llevarse el ganado marcado a los mercados. Era un ranchero dedicado a su trabajo y, sin duda, tendría amigas a las que visitar cuando quería compañía femenina.
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El Milagro De La Vida (Dylmas)
RandomHasta que salvo en una tormenta al embarazado Thomas Brodie-Sangster y lo ayudo a tener a su bebe, Dylan O'Brien nunca había tenido un bebe en sus brazos. Thomas nunca olvido a su salvador y, en cuanto su bebe tuvo unos meses, aprovecho la oportuni...