- He estado echando un vistazo al jardín - dijo Thomas a Dylan unos días después, durante el desayuno.
-¿Qué jardín? - preguntó el pelinegro, divertido.
- El que hay junto a las escaleras traseras.
-No creo que se pueda llamar jardín a ese caos.
- Pero tiene posibilidades. He empezado a limpiar un rincón y he visto que tiene un contorno hecho de ladrillos y el comienzo de un sendero. Ahí hubo un jardín en el pasado que solo está esperando a ser recuperado. ¿Te importa que siga limpiando?
- Claro que no importa - los ojos de Dylan brillaban con una mezcla de diversión y admiración... Y algo más -. Si me dejas, puedo echarte una mano.
Thomas se giro hacia el fogón para que no viera lo contento que estaba. A pesar de su firme decisión de mantener las distancias, había unas vibraciones realmente agradables entre ellos desde la noche en que hicieron el amor.
No habían hablado de ello. Dylan había tenido tanto cuidado como él en volver a la "normalidad", pero estaba claro que había caído otra barrera entre ellos. No lograba dejar de sonreírse mutuamente y ambos se mostraban anhelantes por satisfacer al otro.
Era un limbo peligroso, una burbuja de felicidad que no podía durar siempre. En algún momento tendrían que hablar de lo sucedido.
- La verdad es que me encantaría plantar algunas verduras e hierbas aromáticas.
- Gran idea - dijo Dylan -. Hace tiempo que debería haberme ocupado de eso, pero el ganado se lleva casi todo mi tiempo. Como ya sabes, utilizamos muchas latas y verdura congelada.
- Me encantaría empezar a plantarlas. Es una pena que no haya un invernadero cercano.
- Se pueden encargar semillas a través de Internet -hablo Dylan-. Y además no tardaré en tener que llevar de nuevo a mi padre a Cairns, al medico. Podemos comprar las plantas mientras estemos allí.
- ¿Estemos? ¿Planeas llevarnos a Mel y a mí?
- ¿Por qué no? Supongo que a ti también te gustaría un descanso, ¿no?
Thomas sonrió. Las cosas no hacían más que mejorar, pero... ¿cuánto podían durar? Trató de apartar aquel amenazador pensamiento de su cabeza.
- Me alegra que Patrick vaya a ver al médico otra vez - dijo -. ¿No te parece que hace las cosas más despacio?
- Sí - Dylan suspiró -. Pero él nunca lo admitiría - se levantó y fue a llevar su plato y su taza al fregadero -. Si quieres podemos empezar a limpiar el jardín ahora mismo, antes de que el sol empiece a calentar demasiado.
Trabajar en el jardín fue mucho más divertido de lo que habría cabido esperar. Thomas organizó una pequeña zona de juegos para Mel mientras Dylan y él trabajan con las herramientas que Dylan sacó de un viejo cobertizo.
Resultó gratificante ver cómo iba creciendo el montón de mala hierba y tierra en la carretilla mientras poco a poco energía un jardín rodeado de ladrillos y bordeado por un viejo sendero de baldosas negras y blancas.
- Esto va a ser genial - dijo Thomas emocionado mientras imaginaba el jardín lleno de perejil, romero, orégano y muchas otras cosas plantas -. Podemos plantar de todo.
En otra época, trabajó en un restaurante que tenía un huerto propio, y siempre había soñado con llegar a tener uno. Resultaba increíble que su sueño se estuviera haciendo realidad allí. Cuando llegó O'Brien pensó que iba a vivir en medio de la nada, pero lo cierto era que empezaba a sentir aquel rancho y aquella casa como el centro de algo concreto, fascinante y encantador.
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El Milagro De La Vida (Dylmas)
DiversosHasta que salvo en una tormenta al embarazado Thomas Brodie-Sangster y lo ayudo a tener a su bebe, Dylan O'Brien nunca había tenido un bebe en sus brazos. Thomas nunca olvido a su salvador y, en cuanto su bebe tuvo unos meses, aprovecho la oportuni...