Capítulo 7: 1/2

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Las cosas cambiaron un poco tras el cumpleaños. Dylan no se iba con tantas prisas por las mañanas y al atardecer volvía un poco antes. Muchas noches llegaba a tiempo para cenar con todos y, a veces, Patrick, Thomas y él echaban una partidas de cartas. En otras ocasiones, veían un rato la televisión o leían.

Thomas apreciaba su compañía, le encantaba su relajado humor, su sorprendente ingenio, su calma.

Dos semanas después, término la temporada de marcado del ganado y Dylan pasó un día entero descansando, descamisado, en una hamaca en el porche trasero, bebiendo cerveza helada, dormitando, leyendo y jugueteando con Mel, que había empezado a gatear y estaba encantadora.

Al día siguiente, Dylan dijo que Thomas también se había ganado un un día libre.

-¿Por qué no vamos al lago del desfiladero mañana? - sugirió -. Podemos preparar un picnic y llevar los bañadores.

El pequeño lago resultó ser espectacular. Dylan se había planteado en alguna ocasiones reducir el numero de reses del rancho para centrarse en poner en marcha un negocio de turismo rural, pero su padre se oponía rotundamente a ello.

Al menos, la reacción de Thomas ante las vistas fue gratificante. Se quedó boquiabierto al ver las escarpadas rocas que caían hasta un pequeño y cristalino lago de agua verde.

-Es un lugar maravilloso! Pero tendré que tener mucho cuidado con Mel.

-No te preocupes. Podemos ir a un lugar más seguro donde se pueda nadar sin peligro.

Cuando llegaron al lugar, Dylan encendió un fuego para preparar un té que bebieron tranquilamente, jugueteado con los pies en el agua mientras Melisandre mostraba su infinita curiosidad por el nuevo entorno en que se hallaba.

Tras tomarse el té, Thomas fue a ocultarse tras una roca para ponerse su bañador que había llevado consigo. Luego desnudó a Melisandre con un trajecito rosa y la llevó al agua. Aquella iba a ser la primera vez que nadaba.

Dylan no tardó en aparecer junto a ellos, todo músculos y satinada piel. Thomas trató de no mirar, pero le resultó imposible.

-Debería nadar un poco - sugirió Dylan -. Yo puedo ocuparme de Mel un rato.

-Me parece una gran idea. Gracias.

Resulto imposible darle a la niña sin tocarlo y, por supuesto, el breve roce de sus pieles afectó a Melisandre más de lo que habría querido. El mero hecho de estar cerca de Dylan me hacia sentirse inquieto y tenso, y sentía una especia de permanente anhelo en su interior. No resultaba fácil sentirse constantemente atraído por su jefe.

En cuanto Dylan tuvo firmemente sujeta a Mel, Thomas se zambulló en el agua y emergió a varios metros de la orilla. Se puso a flotar de espaldas y contempló las paredes de roca que se elevan desde la orilla del pequeño lago hasta el cielo, de un intenso azul cobalto.

"Concentrate en el paisaje", se dijo. "Olvida a Dylan. Tienes suerte de estar viendo este precioso lugar".

Su vida había cambiado mucho en poco tiempo. La casa, los espacios abiertos, las espectaculares vistas, aquel lago... Era incapaz de verse a sí mismo volviendo a vivir en un pequeño apartamento en la ciudad. Pero aquel día tendría que llegar, por su puesto.

De momento, debía aprovechar al máximo aquella fabulosa oportunidad. Gracias a aquel trabajo podía ocuparse de Mel a tiempo completo y estaba empezando a hacer frente a sus deudas.

El Milagro De La Vida (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora