#3

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Dysis respiro hondo, se pasó las manos por el cabello y con armada de valor llamo a las puertas del infierno, rodo los ojos. No es tan malo, Dysis, es sólo mamá. Si, bueno, eso no había servido para nada en calmarla. Solto un suspiro y volvió llamar a la puerta.

Le dio pánico al escuchar los tacones que se acercaban de dentro, ¿por qué su mamá le gustaba ponerse esas cosas?

— ¿Quién es? — cuestionó la dulce voz del otro lado de la puerta, era un buen camuflaje para la bestia.

— Soy yo, mamá.

A penas y esas palabras salieron de sus labios, la puerta se abrió dejando ver a una de las Voraces más altas, que también era su madre. Su madre, Charis, se lanzó a abrazarla, sacándole el aire de los pulmones, pero no le negó el abrazo. Adoraba a su madre y aunque siempre quisiera cambiar aspectos de ella, Dysis la seguía queriendo.

Con un movimiento brusco la metió a la casa, llevándola hasta la cocina, en el camino vio a su padre en la sala. Su padre era mudo, por él había aprendido muchas cosas y una de ellas era escuchar. Su madre la dejo caer en una silla.

— ¿Ya desayunaste? — cuestionó su madre, ya sacando la comida del refrigerador.

— ¡Si! — respondió rápido, a pesar que quería mucho a su mamá eso no hacia que su comida supiera rica. Volteo a ver a su padre, este fungió un ataque de arcadas y ella tuvo que aguantarse la risa.— Ya desayune, gracias.

— Oh, vaya... está bien, es bueno que estés comiendo sano. — su madre le sonrió, entonces vio su cabello e hizo una mueca. — Te lucía más cuando lo tenías largo.

— Si, bueno, me veo bien de todas formas. — sonrió, su padre le beso la coronilla y paso a irse a lado con su madre, la Voraz mayor hablo en lenguaje a señas "Eres un consentidor".

El padre de Dysis río, beso a s compañera en la frente "Así me amas". Si, bien, Dysis tenía mucha vanidad por culpa de su padre, al menos así lo veía ella.

Llamaron a la puerta, tanto su padre como ella vieron a Charis, ella sólo rodo los ojos y fue a abrir, en ese momento Dysis empezó a hablar muy groseramente con su padre. Él reía, o al menos ese era el sonido, y le respondía de forma muy ácida. Ambos eran de respetarse, pero la confianza era muy linda.

— ¡Un vándalo! — Dysis rodo los ojos, su madre era una dramática. — ¡¿Qué Dysis qué?!

Bien, ¿ahora que había hecho? Salió corriendo de la cocina, seguida de su padre, al que le tocó sostenerla cundo las hormonas la golpearon.

Un Torrent forrado de cuero estaba fuera de la puerta, la cazadora haciendo esos hombros verse más anchos, el cabello corto de una forma que te invitaba a pasar las manos por él y atraerlo a un beso apasionado, feroz... Voraz.

Los lentes de aviador cubrirán aquellos oscuros ojos que siempre la ponían, agradecía que estuvieran cubiertos.

Vaya, pero que vándalo.

Su vista se enfocó en Gabriel, que estaba a dos pasos delante de Torrent. Portaba dos mochilas en un brazo, sonreía de forma radiante y a Dysis le dieron escalofríos. Fruncio el ceño al ver que estaba centrado en su madre, pero...

— ...Es por eso que venía por Dysis. — concluyó Gabriel, pasándose una mano por el cabello.

— ¡DIOS, SI! — su madre comenzó a dar saltitos emocionada, Dysis la vio sorprendida, ya que esos tacones no eran para andar dando saltos... — ¡Mi hija se casó!

— ¿Qué? — ¿Qué me qué?

— Te uniste a Torrent como compañera y se casaron en secreto, ya ves lo supersticiosa que eres. — la sonrisa de Gabriel no dudo en ningún momento, lo decía con tanta sinceridad que hasta ella casi se lo cree. Casi, porque ella aún tenía una venganza que llevar. — ¿Recuerdas que me pediste ser tu padrino de luna de miel? Pues conseguí que Justice los dejará salir, así que ¿Lista para tu aventura como compañera?

Torrent (Nuevas Especies #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora