Ella

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Dysis sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, tomar un paracaídas y lanzarse del helicóptero, solo por ya no estar ahí arriba. Si tenía los ojos abiertos veía que tan alto estaban volando, si cerraba los ojos se imaginaba que se estrellaban y moria desangrada y sin un brazo, así que solo veía el techo del helicóptero.

Respiro hondo, debía ser el lado positivo de aquello... Mejor dicho, Sentir el lado positivo. Torrent la seguía llevando en el regazo, rodeando con esos fuertes y bronceados su vientre, su cerebro se estaba derritiendo. Sonrió traviesa, mordiéndose el labio inferior. ¿Y si la olía? Al escucharlo gruñir, dio bajo, pero también se regaño; No debía ser “Fácil”, pero si debía joderlo un poco.

Tal vez si removía su trasero contra el miembro de él... Negó con la cabeza, debía pensar en la misión, en algo que la distrajera de Torrent y su cuerpo pecador.

Rancho, los ranchos tienen animales; cabras, cerdos y caballos... Los caballos son grandes... Grandes como Torrent... Como la polla de Torrent...

Una imagen viva y a color de un Torrent desnudo vino a su mente, ese canino le sonreía de una forma tan sexy que... Se abofeteó, no iba a ningún camino de esa forma.

— No te golpees, ya vamos a llegar. — escuchar la risa de Torrent en esas palabras, la hicieron sonreír. Siempre tan lindo y distraído el canino.

Asintió, haciéndole saber que lo había escuchado. Tal vez fue valentía o un momento de estupidez, pero le dio por inclinar su cuerpo a un lado y ver, solo ver... Los edificios eran enormes, sus azoteas era lo único cerca y podía divisar bien, lo demás no tanto; los carros a penas y podía verlos, los peatones parecían hormigas y si ella caía solo sería una horrenda mancha que...

Volvió a poner la espalda contra el pecho de Torrent, sufriendo un ataque de pánico algo tranquilo, la respiración acelerada al igual que el ritmo cardíaco. Si iba a morir, lo mejor sería decirle a Torrent unas cuantas cosas, solo para tener la conciencia tranquila.

— Torrent.

— ¿Si? — apoyo la barbilla en el hombro de ella, Dysis retuvo inmensas ganas de girarse y plantarle un beso.

— Lo del pozo, pues, ya sabes, solo fue una broma.

— No le encontré lo gracioso a decir verdad.

Estalló en carcajadas, no unas lindas o delicadas, no. Una risa sonora y contagiosa.

— ¡Para mi si! — se cubrió el rostro, usualmente cuando reía de esa forma se ponía como tomate y eso definitivamente no era nada sexy. — Además — agrego cuando su risa por fin cesó. — a las que les vendí las fotos también creyeron que fue muy cómico.

— Vaya, así que hiciste negocios conmigo. — sorpresa, no había enojo en la voz de Torrent, sino humor.

— Un poco, bastante, si.

Se aferró con uñas a las puertas de Torrent cuando el helicóptero tembló, en su mente se vio explotando y no era para nada lindo. Sabia lo que estaba pasando, estaban descendiendo, así que pronto estaría a salvo. Cuando la horrible maquina salida de las fauces del infierno se detuvo y dejo de escuchar las hélices trabajar, Dysis bajo de un salto, importándole poco como iba a caer o como pensaría Torrent de ella.

— ¡Tierra, te amo! — se lanzó al suelo, cayendo con dramatismo de rodillas para después dejarse caer en su totalidad, pasando sus manos por el cemento como si fuera un amante. — Te extrañe tanto.

Torrent carraspeó, ella solo sonrió. — Sí gustas los dejo solos.

— Si, por favor, y de paso traernos un vino.

Torrent (Nuevas Especies #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora