1030 Familiar

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Dysis se aferro con uñas y dientes a la espalda de Torrent mientras esté la penetraba con fuerza y pasión, gruñendo su nombre en el oido. Abrio los ojos, podía ver a través del espejo la espalda sudorosa y llena de rasguños de su macho, el culo tan ricamente moreno y no contuvo las ganas de apretarselo con ambas manos.

Lo escucho reir bajo, antes de sentir cómo usaba la mano para darle más placer y hacerla llegar al orgasmo de una forma desgarradora y cruda, grito el nombre de él, sollozando ante aquella descarga. Lo sintio tensarse, para luego sentir como crecía más dentro de ella y luego la caliente semilla, la estaba llenando y se sentía delicioso.

— Dysis...

No quería hablar, sólo quería hacerlo de nuevo y besarlo, no más y no menos. Lo quería volver a escuchar su nombre...

— ¿Dysis? — si, justo así. — Dysis, por favor,  ya despierta.

¡No! Abrio los ojos, se encontraba sentada en los asientos de atrás junto con Torrent y apoyada en él, Nathaniel la observaba desde el retrovisor. Había soñado con Torrent, un rico y sudoroso Torrent, teniendo sexo con ella. ¿Cuándo había visto con tanto detalle el culo y espalda del macho? No recordaba haberlo hecho...

Se enderezo, bostezo y se froto la cara con ambas manos, se sentia pésima. No por haber soñado aquello, pff, era lo de menos. Era cómo sino hubiera dormido nada. Sintio la mano de Torrent sobre su muslo, sonrió y lo volteo a ver, él la veía con preocupación.

— Estoy bien, solo tome una pequeña siesta. — Nathaniel rio y ella lo volteo a ver.

— Parecía pesadilla, no dejabas de quejarte, querida. — esa sonrisa en los labios de Nathaniel era pícara.

Las mejillas le ardieron, sólo esperaba que no hubiese susurrado el nombre de Torrent, pero ¿oleria? Esperaba que no. Volteo hacía la ventana, no quería ver a Torrent en ese monento, si lo veia a los ojos él se daría cuenta; la respiración se le corto y vió con resentimiento y odio el cartel de luces neón “El Circo del Paraiso”.

Sin pensarlo bajo del auto, vio a los dos lados, analizando el perímetro. La gente en verdad parecía no saber mucho de ahí, pero las mujeres que entraban o salían lo hacían con una gran sonrisa; eso le molesto. Escucho el sonido del motor, vio sobre el hombro y Nathaniel la despidió con un gesto de mano, además de que le envio un beso.

Sintió una mano sobre su mano, un calor reconfortante envolviendola, cómo un cálido manto. Volteo y era Torrent, quien tenía la vista fija en el Circo del paraíso, esperaba por el bien de la clientela que no tuvieran armas, porque ella se encargaría de meterselas por el...

— Dysis, — Torrent le tomo del mentón, ella se sintió de mantequilla derretida. Aquellos hermosos ojos devorandola. — los vamos a salvar, ¿recuerdas?

— Lo haremos.

O sea, los dos. Tu y yo...

— Buena chica. — la frase, más el beso en la frente que Torrent le dió la hizo sentir que volaba.

Con su mano oculta en la de Torrent entraron al lugar, el  tipo que cuidaba la puerta al darle un repasó a ella y después a Torrent los dejó entrar, ya adentró Dysis quizo vomitar. El olor a sangre se mezclabar con el de sexo, los cigarrillos desprendían aromas muy dulces y empalagosos, los colores rosas, verdes, azules eran brillos en contraste de las paredes negras. Del oscuro techo colgaban cadenas, las cuales terminaban en collares, los cuáles se sujetaban a los cuellos de Machos Especies, ¡Si eran Nuevas Especies!

La sangre se le volvió lava al verles la piel llena de cicatrices y marcas de  quemadura, sus miradas cansadas y vacías, pero al sentir la mano de Torrent temblar contra la suya entendio que lo primordial era él, no ella. Se volvio a él, viendo conmovida sus ojos llenos de pesar y le tomo el rostro, para que fijará sus ojos en ella.

Torrent (Nuevas Especies #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora