Pronto

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En la sala de computación y operaciones se estaba llevando acabo una gran busqueda, todos estaban cooperando, pero Breeze, Fire, Flame y Jerico no podían moverse de su lugar; estaban en un estado de impresión muy alto.

Los Especie sorprendidos de la velocidad de los humanos al leer, taclear y la captura de datos que se les eran dadas, también el que el lider de los Voraces tuviera un hermano gemelo muy colorido. En cambió al voraz, Fire, sólo le sorprendia ver a Nathaniel tan serio y determinado, cuando usualmente era muy... Nathaniel.

— Siento que en algún momento sus cabezas comenzarán a girar, - comento Breeze, los especie y el voraz la voltearon a ver. - ¿Qué? Las películas de miedo son mis favoritas, no esperen cosas agradables de esta boca.

— Cierto humano no lo creé así. -susurro Flame y rio al ver la mirada asesina de parte de la hembra. - ¿Qué? Veo mucho porno, no esperes cosas buenas de esta boca.

— Fire, -le llamo Jericó al voraz y éste lo volteo a ver. - ¿Conocías a Nathaniel?

— Si, cada cierto tiempo iba a la Comunidad y se quedaba unos días, -sonrio de lado. - si teníamos suerte unas semanas o el mes completo. - Solto un suspiro, pasando la mano tras el cuello. - Sólo que nunca lo había visto así; es aterrador. Igual que Gabriel, incluso más.

Jericó asintió en aprobación, había visto a Gabriel molesto cuando supo que su nieta era un blanco de los humanos, pero ahora... ¿por qué estaba tan aterrador? Dysis estaba a salvo, era a Torrent quien buscaban con desespero, cómo si fuera un voraz o parte de su familia, pero aun así lo buscaban desesperados. No podía entender el porqué.

La puerta se abrio, ellos voltearon y vieron a la compañera de Gabriel, Alegría. Era muy hermosa, el cabello negro largo y los ojos azules como el zafiro, pero nada engreída ni vanidosa. Sólo una guerrera.

Ella al verlos sonrió, les saludo y fue directo a con  Fire, besandole la mejilla; el voraz había salvado a su hija Lamat dos veces sin importarle lo mal herido que iba salir de aquellos enfrentamientos. Al parecer la hembra le estaría eternamente agradecida.

Jericó observo cómo la hembra, después de haber saludado al voraz, se acercaba a los dos humanos, besando la nuca de ambos, antes de salir y susurrandoles un “Ustedes pueden” ¿Qué no les tenía miedo? Ni siquiera había dudado en acercarse. Aunque ahora tenía sentido aquella frase que había leido en uno de los tantos libros que le ayudaban a dormir; “El amor es ciego”, pero para él no. Sus ojos rojos no eran invisibles ante las miradas femeninas, por más que se esforzarse siempre correrían al verlo.

El sueño de poseer una compañera era sólo eso: un sueño.

Volvio su atención al espectáculos de los gemelos, parecían más centrados que antes, sí eso era posible, y sonreían, ¿más aterrador? Si, bastante. El sonido de la puerta al abrirse volvio a sonar, volteo y sus ojos rojos devoraron a la hembra de ojos verdes y cabello castaño rojizo, en cual se mantenía sujeto en una coleta alta, permitiéndole así apreciar aquellos bellos rasgos. Era hermosa, pero era obvio que no depararia en él.

La observo sin importarle nada, la veía sin pisca de vergüenza hasta que ella lo volteo a ver; un pequeño momento que le pareció eterno y lo obligo a contener el aire. Ella lo siguio viendo hasta pasar frente de él, aparto su vista y la enfoco en los gemelos; solo en ese momento que aquellos ojos verdes dejaron los suyos, Jericó, pudo respirar.

— Gabriel, Dysis esta mal. - murmuro la voraz y él se permitio fantasear con ella diciendo su nombre. - Calista no se ha separado de alla, Leo tampoco.

— Gracias,  Susy. - comento Nathaniel.

— No ha dejado de llorar.

— Lo sabemos. - dijeron los gemelos al unísono.

Torrent (Nuevas Especies #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora