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— ­El miedo es curioso y más si lo sabes ocultar de buena forma. Sungyeol aunque no quisiera admitirlo era buen actor, usaba esta habilidad de forma ingenua, pero sabía que le iba a costar si tenía que usarla con Myungsoo. No solo con una mirada le leía el alma, si no que lo desnudaba a puntos insospechados para el entendimiento de Sungyeol.

— No estaba muy seguro de mostrarle al mundo un Sungyeol con carácter, un Sungyeol que no le temía a nada ni a nadie, y es que incluso esa noche en la cual les dijo su plan a sus amigos, sabía que Myungsoo no estaba muy convencido, y que tampoco creía que Sungyeol fuera tan capaz de hacerlo.

— Aquella noche luego de que Hoya se fuera, Dongwoo se fue a dormir, y Sungyeol por su parte quería estar solo, cosa que Myungsoo entendía a la perfección "Solo mantén la calma, yo estaré contigo, no pienses mucho y descansa " Fue lo único que le dijo, y tras una sonrisa de apoyo, lo dejó editando las fotos del desfile. No entendía de donde sacaba fuerzas, ni concentración para hacerlo, pero supuso que donde el chico de felinos rasgos amaba lo que hacía, lo tenía como ruta de escape.

— Aga, ya duerme, no es necesario que estés sobre mí. A poco pareces mi madre — Le hacía sacado una sonrisa, una amplia, y con una sonrisa en sus labios trató de disimular su tormento lo mejor que podía.


— Es hora de irnos ¿Dónde está Sungyeol? — Myungsoo le regaló una sonrisa agotada a su amigo, ya que le parecía adorable que en tan poco tiempo pudiera aprender un poco más de coreano — No se, no quería molestarlo, pero para ser prevenidos pasamos por un café antes de la escuela. Sungyeol es un demonio sin café en las mañanas — Dongwoo admiró la actitud de su amigo, ya que, sin lugar a dudas, él tenía a Sungyeol en un lugar especial.

— Apuesto que te quedaste despierto hasta tarde, solo mira tus ojeras Myung — Sungyeol salió de su cuarto ya arreglado, pero teniendo efectos colaterales, ya que Dongwoo tuvo que volver en sí, para cerrarle la boca a su amigo, a quien al parecer se le había quitado el sueño

— ¿Y tú desde cuando te peinas así? ¿Desde cuándo te preocupas tanto de tu aspecto? Esos pantalones están muy ajustados — Myungsoo no dejaba de reparar en Sungyeol, y se acercó para tratar de alterar lo que veía, lo cual hay que decir que le gustaba, pero la gota de celos que tenía escondida estaba saliendo, y no deseaba que nadie lo viera, si incluso odiaba que Dongwoo lo viera tan apuesto.

— Hey, ya detente, estoy bien e iré a la escuela ¿Puedes calmarte? — Sungyeol le regaló una sonrisa tan amplia y verdadera que solo asintió volviendo a ver a Dongwoo, pero de forma asesina, porque sabía que tenía ganas de reírse. — Una palabra y te mato — Le susurró mientras Sungyeol tomaba la mochila y afirmado del brazo de ambos, se llenó de valor y salió.

— El camino fue normal, Myungsoo fue y le compró un café a Sungyeol, quien dejó que sus mejillas se tornaran rojas, y eso justificó todas las horas sin dormir de Myungsoo.

—¿Y pudiste mandar las fotos? —

— Claro, no fue complicado, aunque por la cantidad me tomó algo de tiempo. Quedaron de analizar las fotografías, y de mandarme la paga por ello a más tardar mañana por la mañana, de eso te tengo que dar un porcentaje a ti—

— Hey, no debes pagarme nada, yo lo hice con gusto y porque deseaba ayudarte —

— Pero te tomaste el tiempo y además, pasaste un mal rato—

— Descuida, con que vean lo genial que eres todo bien. — Myungsoo Sonrió de forma amplia y Dongwoo lo molestaba tratando de imitar las expresiones enamoradas de Myungsoo, cosa que provocó que Myungsoo le lanzara una mirada asesina, pero esta cambió al reparar en algo.

No ver es una florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora