My way home is through you

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— Aquel san Valentín había traído más daños colaterales que un choque en cadenas, la caída de un avión en el centro de Seúl, o la caída de una bomba atómica en pleno centro, al menos las traía para Sungyeol, quien, sin ser consciente de haber tenido la culpa, había tenido un día de san Valentín como el jamás lo deseó. ¿Acaso era tan complicado poder tener uno al menos como el del año pasado, en donde él y Hoya solo caminaron mientras entre risa se comían el chocolate que uno y otro se había regalado?

— Las largas piernas de Sungyeol parecían no querer dejar de moverse, y ahora cualquiera que lo viera podía creer que era el conejo blanco, quien sin saber por qué estaba atrasado, simplemente lo estaba; en este caso Sungyeol no estaba atrasado, el solamente quería correr ¿De qué? No tenía ni la más mínima idea, el solo corría hasta que ya no sintió la voz de Myungsoo tras él, hasta que en realidad no sintió nada más que decepción.

— En la fiesta sin embargo todo era diferente, todos vivían su mundo, porque si bien aquella era una fiesta con el pretexto de ser una fiesta de san Valentín, todos iban a pasarla bien. Había parejas recientes, prueba de esto era Sungkyu y Woohyun, quienes tras una suave canción que Woohyun compuso y le cantó, no pudo con más y en honor a la química que tenían ahora eran novios. Aquello habían querido desde hace tiempo no solo ellos, si no sus amigos, quienes eran testigo de sus celos, de su forma peculiar de ser, de su química, de su amor.

— Hoya por su parte esperaba a su amigo de largas piernas en la fiesta; había pasado mucho tiempo con Dongwoo estos dos días, ya que no deseaba dejarlo solo, pero no podía evitar extrañar a su mejor amigo y por ello se sentía culpable, ya que apenas si se veían cuando comían, pero ya no tenían esa privacidad deliciosa y tentadora que era común de ver en ellos.

— Dongwoo había aparecido y por segundos se le olvidó su amigo, ya que el chico de radiante sonrisa le había regalado unos bombones, nada del otro mundo, un gesto simple que para Hoya fue de total agrado, pero él se sentía fatal porque solo llevaba los chocolates de Sungyeol, los cuales escondía en su chaqueta.

— Hey, Dongwoo... ¿Sungyeol? — El chico solo se alzó de hombros con una mirada preocupada, ya que había llegado Myungsoo, y tanto el cómo Dongwoo habían estado coludidos en el regalo que el chico felino le daría a Dongwoo.

— Él va a apa... aparecer — Hoya sonrió de forma amplia, ya que Dongwoo era bueno con el idioma, pero ello pasó a segundo plano cuando tras ir con él por algo para beber, vieron una pequeña caja sobre la mesa, la cual por curiosidad tomó Dongwoo, y al ver el contenido y entender el nombre de a quién iba dirigido, se lo entregó a Hoya. A Dongwoo aún le costaba el leer el coreano.

Hey, Lee Howon.

Es otro año más juntos ¿No? Es otro año en el que podemos decir abiertamente que somos amigos, que nos queremos y que no podemos estar el uno sin el otro, porque somos como Alicia y el sombrerero. Estamos hechos para cosas grandes.

Este San Valentín es especial, porque, aunque a ratos cueste creerlo, yo entendí que pase a lo que pase me tendrás a tu lado, ya sea para travesuras como las que hacíamos de pequeños, o ya sea para escucharte ¿Acaso eso no hacen los amigos?

Debo ser honesto, sé que siempre me reclamabas que me buscabas y no teníamos tiempo a ratos, y eso ahora lo siento yo, y ahora que lo pienso, siento que solo puedo hablar con Aga, quien sin dudas te va a regañar y morder cuando vuelvas a ir al departamento.

Todo lo que soy hoy, te lo debo a ti y a tu forma de cuidarme, en tu regazo fui lee Sungyeol, y ahora déjame decirte que soy infinito con el solo hecho de pensar en esos momentos

No ver es una florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora