No ver es una flor

Eclipse

— Myungsoo corría de la misma manera en la que solía hacerlo Hoya tras Sungyeol, solamente que en estos momentos no podía evitar sentirse estúpido de haberse reído en su momento.

— No iba a negar que sentía correr la adrenalina por su cuerpo ¿Cómo no se había dado cuenta de todo lo que Sungyeol generaba en él? ¿Cómo no había visto que, con solo un par de sonrisas o un par de gestos afectivos a su persona, ya parte de él lo necesitaba?

— Tenía sus sospechas, pero no fue hasta ver aquella foto, en la que ya confirmaba algo que era obvio para él, pero al parecer no simplemente para el, ya que siempre en los cuentos hay algo que no permite nuestras metas, alguien que mira más lejos que uno, alguien que con ayuda del destino puede crear tempestades.

  ∞  

— Sungjong no había quedado para nada tranquilo con la visita que le había realizado a Myungsoo, mucho menos al ver que estaba compartiendo departamento con alguien más. No había que ser un sabio para entender que Myungsoo no es precisamente la clase de personas que deja entrar gente a su mundo, así que la historia de que era solo alguien con quien compartía departamento no se la creía, no era tan ingenuo, no era el de antes.

— Había pasado tiempo y aquella espina de que algo no estaba bien se le hacia presente. El deseaba y amaba a Myungsoo. Si, tardó en darse cuenta de que lo amaba y que era la persona que más deseaba, de hecho, su estado confuso había sido tal, que sus padres lo habían orientado, ya que nunca habían visto a su consentido sufrir o estar de la forma en la que Sungjong estuvo al alejarse de Myungsoo.

— De una u otra manera Myungsoo era adictivo, y no solo por su belleza digna de un dios griego, si no que cuando se llegaba a conocer, era como esa crema deliciosa dentro de los caramelos, pero el destino era travieso, y como si escuchara el corazón de Sungjong, lo vio pasar por la vereda de al frente, tan hermoso como siempre, tan único como siempre

— Deseó ir y pararlo, pero parecía tener prisa, mucha porque nunca lo había visto correr así.

— Sungyeol....

— ¿Era acaso el quien le quitaba el sueño y lo hacía correr? ¿Era el quien tenía el corazón de su amor? Sungjong no era una mala persona en lo absoluto, de hecho, era muy dulce y atento para la posición que tenía, pero no deseaba compartir algo que él quería, que deseaba que adoraba.

— ¡ Hey, Myungsoo! – Ahora era el quien corría, aunque en este caso era como si viéramos correr a la cenicienta a su carroza de calabaza antes de las 12, porque al parecer la magia se le escapaba por segundos, pero esos segundos fueron suficientes para hacer magia y poner el semáforo en rojo, haciendo que no solo Myungsoo parara, si no que pudiera poner atención en él.

— ¿Qué deseas? La verdad es que ando apurado, no tengo tiempo de conversar – Myungsoo odiaba ser grosero, y más con él, pero se sentía ahogado, sentía que debía sacar los sentimientos dentro de él, y este no era el momento de hablar de temas que para ser honesto no le interesaban.

— ¿Tan apurado vas? ¿Es por él, por Sungyeol?

— ¿Y que si es por él? Tú ya no tienes derecho a opinar en esas cosas — No deseaba hablarle así, pero el mundo de Myungsoo era justamente suyo y de nadie más, al menos por ahora.

— ¿Es por el que no quieres darme una oportunidad? Myungsoo, de verdad que yo cambié, si la fregué y no debí romperte el corazón, pero pensé y sé que no amaré a nadie más como tú – Sungjong quería tomar las manos de Myungsoo, pero este se lo impidió, básicamente porque estaba claro en que no deseaba generar falsas esperanzas en alguien como el