La reserva ©

Capítulo XIII

>>8 de Abril, 2017<<

''Todavía recuerdo el primer día que hablé contigo''

No me había dado cuenta en que momento aquel ''pestañeo largo'' se convirtió en una dormitada casi profunda; no me habría dado cuenta tampoco, de no ser por ese sacudón que le dieron a mi hombro, el cual me hizo abrir los ojos en menos de lo que me hubiera gustado. El haber despertado de golpe me provocó un increíble mareo, mi cuerpo tambaleó y cayó golpeando mi cabeza contra el suelo. Olvidé que dormía sentada en el suelo de la estación y no en mi cama. Ignorando el golpe por el momento, quité los audífonos de mis orejas, e inmediatamente localicé mi celular. 

Gracias, Dios.

Incorporándome lentamente entre quejas y sobajeos, miré a mi lado. Había un chico el cual supuse me había sacudido o tal vez justo vio el momento en que me golpeé y le divirtió, ya que sonreía con gracia mirándome, en su mejilla izquierda se marcaba un atractivo y llamativo hoyuelo.

— Lo siento, no pude evitar que te golpearas— Se disculpó.— Fui yo quien te sacudía, lamento eso también. 

Si, él fue quien me sacudió.

— ¿Por qué me sacudiste?— Pregunté acomodando la tira del bolso en mi hombro.

— Estabas durmiendo recargada en mí— Hice una mueca avergonzada— Pero no es por eso por lo que te sacudía, en realidad no me molestó en lo absoluto— Sonrió de manera agradable.

— ¿Entonces?— Dejé la pregunta en el aire, dándole a entender que me explicara por qué lo hacía.

— Te sacudía porque el metro llegó— Mi mirada fue guiada con su dedo pulgar.—  Y creo que ya se...

Como un correcaminos volé al metro, sin siquiera dejarlo terminar. Lo peor es que no me di cuenta hasta que las puertas se cerraron en mi cara que había sido una grosera al no decirle ni gracias. 

¿Y si él necesitaba el mismo metro? 

Como era de esperarse a esta hora estaba todo lleno, no había lugar para sentarme. Con lastima y culpa me moví al lado de una señora que tenía cara de amargada y me quedé allí, las puertas se cerraron al mismo tiempo que me ponía los audífonos.

Solté un gran suspiro de satisfacción cuando el metro comenzó a moverse, con suerte la culpa se me pasaría en un par de estaciones, pero la sonrisa de ese chico me perseguiría incluso bajando del metro.

>>31 octubre, 2018.<<

— Sahar, quiero pedirte un favor— Miré a Clarissa — ¿Podrías acompañarme hoy a una fiesta esta noche? 

— Debo estudiar, Clar. La próxima semana es el examen y no quiero reprobar.

— Vamos, es Halloween, sé que no pediremos dulces pero podemos hacer unas cuantas travesuras— Soltó con un risita.

La miré con una ceja alzada. Ella suspiró.

— Es solo que...— Otro suspiro acompaño una expresión frustrada— Quería que te despejaras un minuto, solo uno. Pasas estudiando en tu apartamento y si no, estás trabajando. Sé que quieres ser una profesional y ganarte la vida, pero, extraño a mi hermana, te estás encerrando en tu burbuja— Frunció los labios y las cejas— Extraño pasar tiempo contigo. Ya no eres la Sahar de antes, y me enfurece el saber que fue Nicholas quién apagó ese brillo en ti.