Un suave zumbido atrae mi atención, no sé de dónde viene, pero está muy cerca de mí. Varios besos son depositados por todo mi rostro.—Sara... —La voz de Brad es apenas audible.
Siento sus manos cerca de mis brazos inmóviles y su aliento esta cada vez más cerca de mi boca.
—Te quiero tanto —murmuró algo perdida en la sensación de su cuerpo junto al mío.
—Y yo a ti muñeca —dice antes de besarme, sus labios son firmes, pero suaves.
No se que hacer con mis manos, donde ponerla o si dejarlas en el aire. Al final las extiendo por detrás de su cuello y lo atraigo más a mi. Sus dientes mordisquean mi labio inferior para luego acariciarlo con su lengua. Me dejo hacer sin protestar. Esto es lo he estado esperando por mucho tiempo.
—Sara —Otra vez empiezo a escuchar su voz —. Sara —Es cada vez más fuerte.
Brad empieza a desaparecer lentamente de entre mis dedos, como si fuera aire; un grito de desesperación se queda atrapado en mi garganta.
Abro mis ojos y lo único que veo es mi estúpido techo blanco, cierro levemente los ojos por la luz que se cuela por las ventanas y lástima mi vista causando una molestia insoportable.
—Sara —Mamá se encuentra parada en la puerta mirándome con cara de «¿qué diablos soñabas?»—. Sara, cariño. —Cierro los ojos fuerte, ni siquiera puedo soñar en paz con Brad.
—¿Qué pasa? —pregunto enfurruñada.
Mis despertares nunca han sido muy bueno, y menos cuando interrumpen un sueño tan interesante.
—Ya es tarde y Brad te espera abajo.—¡Oh genial!
Bien, bien Sara. Hoy estas de suerte.
—Bajo en un minuto mami —susurro.
El pesimismo no es lo mío, pero quisiera que esto no estuviera pasando y no mentirle a mis padres.
—Oye cariño —Ella se acerca y se sienta en la cama—, no importa lo que pase, siempre serás mi niña amada, mi rubia querida y estaré aquí para lo que sea que me necesites. —Mis ojos se empiezan a escocer por las lágrimas contenidas—. Ahora arriba esos ánimos qué te esperan abajo. —Sale de la habitación y me deja un mar de sentimientos y emociones muy confusos con los que no sé qué hacer.
Ya no queda otra opción que sea sí o sí, para mi desgracia es sí.
Me vuelvo a acercar a la foto de la mesita de noche, la vida era buena y feliz así como estaba; nada de problemas, nada de enamoramiento y absolutamente nada de mentirle a nadie.
Voy a la ventana de mi habitación y me recuesto en el borde, afuera todo es muy tranquilo: los pajaritos cantan, el sol brinda su calor al mundo, la suave brisa mueve las hojas y todo está sumamente tranquilo. En una calma total. Respiró profundo y me armo de valor. Hoy es, hoy voy.
No sé que haré hoy exactamente, pero si se que haré y eso es lo importante.
Me baño y me cambió en menos de diez minutos, arregló mi cama y cepillo mi pelo. Como siempre llevo ropa cómoda compuesta por un camiseta, jeans y tenis o como esta vez, zapatillas.
¿Por qué mi vida no es como la de los libros?
Se conocen, tienen problemas, los resuelven y tienen un final feliz. Pero no, en mi vida te enamoras te haces pasar por su prometida y luego no sabes cuál será su final.
Nada mal, Sara. Por lo menos no te podrás quejar de llevar una vida aburrida.
Agarro las maletas por el aza y camino hacia las escaleras.
Bien Sara, apriétate bien los pantalones y ánimos que tu puedes.
Okey yo interna, te estoy escuchando.
Otra cosita Sara.
¿Si, yo interna?
Deja de hablar contigo misma, pinche muchacha.
No sé si reír o llorar, ni mi yo misma me quiero hablar. No tengo mucho tiempo para pensar.
Brad esta sentado en uno de los sillones hablando cómodamente con mis padres, se ve tan relajado que se me hace un nudo en la garganta por todos los nervios que llevo encima.
—Ya bajaste —murmura como sino pudiera creerlo.
Nop, este es mi espectro, mi cuerpo esta esperando arriba.
Muerdo mi lengua antes de decir cualquier estupidez. En ves de eso respondo un simple—: Sí.—Me acerco a papi y beso su mejilla.
—¿Cómo esta mi niña bella? —Papa me da un abrazo de oso.
Tal vez debería molestar me que me llame niña y bella en una misma oración, pero la verdad es que me da igual. Es todo lo contrario, me gusta.
—¡Scott! —Mama le regaña.
—Ella siempre será mi niñita —Los miro a ambos con unas sonrisas, sus discusiones es lo más entretenido y cerca de una parodia que estaré nunca —. Vamos nena, saluda a Brad.
Incómodo...
Me acercó lento con la esperanza de que él haga algo, en cambio el muy bastardo solo se queda ahí mirando sin mover si quiera un dedo.
—Hola —susurro, inclinándome a besar su mejilla.
—Hola —Sonríe de manera seductora antes de tomar mi cara entre sus manos y me besa en la boca ¡en la boca!, sus labios son suaves como algodón y firmes como dulce de leche. Justo como en mis sueños y el hambre que tengo.
—¡Jum jum! —Me alejo de Brad lo más rápido que puedo. Siento toda la sangre agolparse en mis mejillas.
Ahora si es incómodo.
Creí que ya tenía suficiente con mis sueños besables, como para que este me venga torturando por puro placer.
—Ya tenemos que irnos —dice Brad poniéndose de pie y rodeando mis hombros con su brazo derecho —. Brenda nos esta esperando.
Deseo, deseo con todo mi corazón que la tierra se abra y me mandé donde mejor le convenga.
Por milésima vez me repito que esto no será ningún lindo compromiso, con ningunos lindos prometidos.
Sara valió madres. Eso pondrán en mi lápida.
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La prometida del Gay
Teen FictionTodos los sueños e ilusiones son frutos de nuestros subconsciente hasta que las circunstancias se interponen y nos llevan a nuestro punto más frágil. Sara Mayer se verá entre el cielo y el infierno cuando acepte la proposición de su mejor amigo...