Capítulo 21

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—¿Estás bien? —La pregunta vuelve a sonar como si de un sueño se tratará, una maldita pesadilla constante

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—¿Estás bien? —La pregunta vuelve a sonar como si de un sueño se tratará, una maldita pesadilla constante. Levantó la cabeza y miró al dueño de la voz.

El alivio se cuela por mi ser, lágrimas siguen descendiendo por mi mejilla y ya no tengo tanto miedo. Tal vez me duele a lo que  hace, pero sé que con él siempre estoy a salvo. Él es ese salvavida que está ahí para mí cuando creo que me estoy punto de morir.

—¿Qué haces aquí Brad? —pregunto eternamente aliviada.

Trató de ocultar el dolor que se aferra en mí pecho segundos después con un fuerte nudo y ahora está aquí, me deja sola toda la fiesta y ahora aparece de la nada.

—Te vi salir —La cabeza me da vueltas, pero puedo entender todo lo que me dice— y solo quiero saber como estás.

—¿De verdad quieres saber como estoy? —Me pongo de pie tambaleando— Pues te diré como estoy Brad.

»Estoy media borracha, acabo de vomitar todo lo que he comido en el día enteró, estoy en un bar, disco o lo que sea, más sola que un vagabundo —Le hago señas de "no" con la mano cuando hace seña de hablar—. Me duele la cabeza, pero ese dolor no supera el que tengo en mi corazón. 

»No tengo amigos, mis padres al igual que los tuyos creen que nos vamos a casar y ¿sabes que es lo peor? yo también quiero esa boda contigo, pero no en esta situación —Secó una lágrima solitaria que escapa de mi ojo y sigue por mi mejilla—. Me han hecho daño como nadie en el mundo, amigos, primos, padres, novios, al parecer soy una atracción para personas dañinas.

»Pero lo peor de todo eso es ver como desde siempre te has revolcado con todas las chicas en la secundaria, cada vez que te tirabas una arpía del equipo de porristas iban y me lo restregaban a la cara, ¿quieres saber lo que me decían? —Esperó hasta que él asiente con la cabeza— "Sara la inocente", ese era mi apodo, yo siempre peleaba si decían "me acosté con Brad"; que tonta fui ¿verdad? debí abrir los ojos antes y darme cuenta de lo ilusa que siempre he sido, todos sabían que estaba enamorada de ti, pero ya entendí dos cosas —Enumeré con mis dedos para darle énfasis—. Primero: siempre he sido y seré tu mejor amiga, la hermana pequeña o lo que sea y segundo: nunca tendrás ojos para mí para otra cosa que no sea eso. Ya no me queda nada más por decir puedes irte con el tal Steve o con quien te dé la gana, no eres el primero en hacerme daño, tampoco serás el último. —Doy pasos tambaleantes hasta la puerta.

—Sara. —La voz de Brad se escuchaba lejos e insegura, levanto una mano y la agito en el aire para darle entender que lo olvidará.

Me siento estúpidamente dolida, pero por lo menos ya me desahogue, corro hacía el baño, mi vejiga está a punto de explotar, de camino me topo con parejas besándose o manoseándose. Disfruten mientras puedan, pienso entre las brumas del alcohol. 

El amor es lindo mientras esa otra persona también lo siente, pero después ¿qué? cuando se acaba el amor de unas de las partes ya murió la ilusiones, peor todavía, cuando ese amor es solo de una de las partes las ilusiones nacen muertas.

Esperó media hora, hasta que puedo entrar a un sucio baño, si pudiera, saliera de aquí, mi vejiga vuelve a palpitar. Esto debería estar en mil maneras de morir.    Lavó mis manos y salgo de ahí, la pista está a rebosar igual que la barra y los lugares VIP, y a la verdad ya no necesitó más toqueteos por hoy.

Como si mis pies tuvieran decisión propia encuentran la entrada, el aire se estrella con mi cara y  me alborota el cabello, la piel se me eriza y prácticamente comienzo a temblar, afuera también hay parejas, pero una en particular atrae mi atención.

Están sentados sobré la capota del coche, él la tiene abrazada por la espalda en un gesto protector, sus manos se cruzan por delante donde ella tiene sus dedos enredados con los de él y tiene la cabeza recostada de su pecho, una débil melodía viene de ellos, all of me de Jhon Legend.

Las lágrimas empiezan a caer más fuertes por mis mejillas y ya no puedo detenerlas, algo como eso sería mucho pedir, sentirme amada, que soy parte de algo o alguien importante.

El frío se hace más fuerte y empiezo a caminar dentro del local, buscaré mi bolso y luego me iré a casa a llorar con tranquilidad hasta que los ojos se me hinchen y ya no pueda más. Un pañuelo blanco se alza sobre mis ojos antes de poder dar dos pasos, lo tomó sin pensarlo dos veces y me  sacudo  la nariz con muy poco glamour.

—¿Qué hace una rubia tan linda sola? —Una mueca de sonrisa se dibuja en mi boca antes de pensarlo si quiera.

—¿Qué hace un estúpido tan perezoso ayudando una rubia? —contraataco divertida.

Dios si se apiada de nosotros.

—Mmm, al parecer no te has visto en un espejo —Pienso en lo que me dice y de verdad debo estar hecha un asco, vuelvo a llorar—, shh, ya no llores —Se acerca y me abraza.

—Soy un desastre —digo entre gimoteos—. Sácame de aquí Mike, por favor —Lo último lo digo en un susurro, estoy exhausta física y emocionalmente.

—Vamos. —Me toma de la mano y nos encamina hasta una Harley Davidson, en otras circunstancias hubiera admirado esta moto como si fuera un dios, pero ahora apenas tengo fuerzas para subirme a ella.

Me agarró fuerte a su torso y dejó que la velocidad borren aunque sea por un momento todos mis pesares.

Me agarró fuerte a su torso y dejó que la velocidad borren aunque sea por un momento todos mis pesares

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La prometida del GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora