Brad
El dolor en mi pecho aumenta por momentos, este sentimiento ya lo conozco, pero no a esta intensidad.
Sara no está en su casa y según Brenda y Enrique ellos la dejaron horas antes en su casa.
¿Dónde podría estar?
Recuesto la cabeza de mis piernas y dejó unos cuantos suspiros salir. La situación ya me superó, superó todo lo que que alguna vez pude ser capaz de sentir.
Sara es todo lo que puedo querer, la amo más que mi vida, más que mis impulsos físicos, lo que quiero es Sara. Salgo de la casa de Enrique y me entró al Jeep; creo conducir sin rumbo, pero mis propios actos me llevan a la finca.
Ahora necesito el amor de mi mamá y los consejos de papá.
Una mirada alrededor de la entrada principal y vuelvo a recaer, aquí pase buenos momentos, aquí la hice jurar que seríamos mejores amigos por siempre ocho años atrás y es como si hubiera pasado ayer.
—Soy de mi papi y de mi mami.—Sara hace un puchero, que la hace parecer más adorable.
—También serás mi mejor amiga por siempre —Rodeo mis brazos alrededor de su cuerpo y la abrazó—. ¿Ves ese anillo? —Rozó el anillo que tiene en su dedo medio—, ese anillo indica que nuestra promesa es real.
—Me lo quitaré —dice desafiante, trata de quitarse el anillo. Pongo la mano sobre la de ella para que no se haga daño.
—Te harás daño Sara. —Separo nuestros cuerpos y la miro. Por unos segundos sus bellos ojos verdes me dejan sin habla. A veces desearía no ser mayor que ella.
—Quítamelo. —Frunce el ceño y hace una muesca con la nariz. Siempre lo hace cuando está molesta.
Tomo su mano extendida delante de mi cara y beso el anillo.
—Iugh...—Aleja su mano de mi boca.
—¿Te molestan los besos? —Un pequeño rubor se expande por sus mejillas.
—Mis amigas dicen que es asqueroso.
—Recuerdas cuando estábamos en la cocina, comiendo galletas —Asiente con la cabeza —, eso fue un beso ¿te molestó?.
Pasa unos segundos antes de que me conteste.
—No —susurra.
La agarró de la mano y la encaminó hasta la mecedora, este lugar es mi favorito.
—¿Te gustaría besarme? —Sus ojos se aclaran, el miedo de que salga corriendo me embarga.
Sus tímidas manos se posan en mi cara cerca de mis labios; cierro los ojos y disfruto de su tacto.
Sus manos me dibujaron la cara con suaves caricias, sus labios se posaron sobre los míos unos segundos y luego se apartaron tan rápido como se posan.
—¿Brad? —El suave susurro de Sara me indicó que debía abrir los ojos—, ¿lo hice bien?
—Si, lo hiciste bien. —En este momento debía de tener la sonrisa de Garfield, pero no me importa nada más que ella —¿Te gusto?
—Si, ¿podemos hacerlo otra vez? —Sus mejillas se tiñeron de un fuerte rojo.
—¡Brad! ¡Brad hijo! —Mamá se lanza a mis brazos y me abraza. Escondo la cara en el hueco de cuello. El leve olor a Jazmín me tranquiliza—, ¿cómo estás amor?
—Estoy bien —sonrió aunque me estoy muriendo por dentro.
Entramos a la casa, mami me hace comer y dormir, primero quería hablar con papá, pero me lo impidió con la excusa de que seré más razonable si estoy descansado.
¿Dónde estás mi Sara?
Despierto algo desorientado, las últimas horas me dejaron fuera de base. Me pongo ropa y bajó a la sala. Todo está sumido en un cómodo silencio.
Voy a al cuarto de papá, está sentado en la cama con un libro en mano.
—Hola. —Entro y me siento a su lado, la necesidad de sentirlo cerca es abrumadora. Recuesto la cabeza de su hombro como cuando era un niño y me caía de la bicicleta.
—¿Cómo te sientes? —Su voz siempre está calma y tranquila.
—Derrotado. —Es a la única persona que de verdad le diría algo así.
—Cuando Tammy y Tomy empezaron a salir, él siempre la trato como una amiga aunque ella siempre le quiso como algo más, mucho más.
—¿Por qué me cuentas esto? —A veces no entiendo sus acciones.
—Porque tu eres Tomy y yo estoy esperando el final.
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La prometida del Gay
JugendliteraturTodos los sueños e ilusiones son frutos de nuestros subconsciente hasta que las circunstancias se interponen y nos llevan a nuestro punto más frágil. Sara Mayer se verá entre el cielo y el infierno cuando acepte la proposición de su mejor amigo...