Sara
—¿Estás segura? —Miró a Brad por encima del hombro y le muestro mi dedo medió —Bien, bien ya entendí.
Tomó todas las ropas con las perchas del armario y lo entró a la maleta, busco en las gavetas y hago lo mismo. Voy recogiendo cada cosa de mis ropas y zapatos.
He pasado los tres días más incómodos de mi vida. Brad siempre quiere estar cerca de mí, muy cerca, lo que me parece genial hasta que imágenes fugases de él hablando con su mejor amigo se cuela entre nosotros y ¡ah! ese horrible sentimiento de que lo voy a perder se apodera de mí y solo quiero apartarme yo para que no me duela.
En cuanto a Brad se trata nunca se como o cuando, o si es la decisión correcta a tomar. Simplemente no sé y eso me desespera y me hace sentir muy imbécil.
Estoy entre un conflicto de interés dentro de mí, lo quiero cerca mío a todo momento pero desde que lo tengo cerca quiero apartarlo.
Bien, Sara, ya estas más loca de lo normal.
Eso de que la mente y el corazón deberían andar juntos, ahora mismo es una idea maravillosa, pues ninguno me gobierna ni ninguno me deja.
Y por otro lado está mi padrino, Tammy y Tomás ha rodando en mi cabeza como cosa loca. No me contó el final pero me dejó tan intrigada que haría cualquier cosa por saber el final.
—Ya te lo contaré, pero no ahora, ahora solo disfruta. — Esas palabras acabarán con mi vida.
Es como si él no conociera el tamaño de ahijada curiosa que tiene, saltaría de una cajita de fósforo, nadaría en una pecera si él me lo pidiera.
¡Pero no!
Prefiere que muera de la curiosidad y de la presión o de todo lo que me tenga que dar.
Me siento en la cama y miró el armario abierto frente a mí, queda unas pocas cosas que creo qué dejare aquí, posiblemente vuelva y tenga que usarla o más bien necesite usarla. Dentro de mi todavía hay una pequeña llama de esperanza sobre Brad y yo.
Pero de que sirve la esperanza cuando la realidad esta jodida y me abofetea con todas sus fuerzas. Mi esperanza es inútil, mas es lo único que de verdad es mío.
Mis cruces de cables son tan fuertes que podrían hacer cortocircuito e incendiar mi cuerpo.
¡Vamos, Sarita, hazte una niña grande!
Cierro la maleta semi vacía y la bajo de la cama, algún día tendré que enfrentar mis miedos, ese día no es hoy. Tomó la maleta y la llevó a la parte de atrás del Jeep, ya Brad me está esperando recostado del capote.
Arregló la maleta y luego voy a mi asiento, no me molesto en mirarlo, su cara de me-deben-y-no-me-pagan me haría sentir culpable.
"¿Culpable de qué?"
No sé.
"Estas perdida Sara" Mi subconsciente se enoja "no lo miras porque sabes que perderías una guerra que todavía no ha empezado".
Cierro los ojos y trato de acallar esa maldita voz en mi cabeza. Se que tiene razón, igual, eso no impide que la odié, la odié mucho.
Tengo que alejarme un poco de Brad y pensar con claridad, saber que es lo que quiero aparte de él y empezar a buscar eso. Me voy a un lugar mejor donde pueda respirar y pensar, donde los continuos fantasma y demonios no me afecten donde pueda estar en tranquilidad y de una vez por toda pueda decidirme por si seguir o no con esta falsa de compromiso.
Brenda
—No me mires con esa cara de pendejo Enrique que no estoy de humor. —Respiró profundo y cuento hasta diez.
—Ya te dije —me responde con cara de inocente.
—Pero que te aspen por pendejo —Mi paciencia es tanta como el oxígeno en la luna—. Viste su cara de miedo el día que te vio, incluso a mí me dio pena, estas loco si crees que me voy a tragar tu cuento cliché.
Las cosas no estaban saliendo como yo quería, Sara drenó todo el color del cuerpo cuándo vio a Enrique. La quiero lejos de Brad; ella le hizo mucho daño y no quiero que eso vuelva a pasar, pero aquí hay algo que no me cuadra de todo lo que el papanatas de Enrique me ha dicho.
—¿Por qué te preocupas por ella?, se supone que quieres deshacerte de ella.
—Que me quiera deshacer de ella no significa que use métodos medievales para hacerlo.—Brad no me perdonaría nunca si le hago daño a Sara.
— ¿Y para que me trajiste? — Me acercó a él y lo tomó del cabello.
—Tú tenías una "linda historia de amor" con ella, si les fue tan bien ¿Por qué es como si te tuviera miedo? —Enrique tensa todos los músculos de la cara y pone una mano sobre la mía y la quita de su cabello.
—No es de tu incumbencia —Escupe antes de dirigirse a la puerta.
—Si sales de esta habitación puedes recoger todas tus mierdas y largarte —Deja de caminar y aprieta las manos a sus costados.
Se voltea lentamente, un escalofrío se cuela por mi espalda y se me eriza toda la piel. La mirada en sus ojos es escalofriante. Una combinación de furia, indignación y dolor.
—¿Quieres saber? Pues escucha bien porque no lo voy a repetir dos veces — En dos zancadas esta frente a mí agarrándome de los hombros —. Ella nunca quiso tener sexo conmigo, soporté la tentación por meses hasta que un día explote, una vez se volvió dos y luego más y más, un día ella me encontró en mi casa, en mi cama —dice lo último como si él había tenido todo el derecho de hacerle eso por el simple hecho de que fue en su cama o en su casa.
—Suéltame. —Sus ojos están más oscuros y está haciendo mucha fuerza en su agarre.
—Y sabes que es lo peor, que después que salió de mi casa se fue a un hotel de mala muerte con otro —La sonrisa es fría, me asusta más de lo que quisiera —. Esa Brenda, es nuestra linda historia de amor.
Me suelto de su agarre y salgo de la habitación antes de que él pueda detenerme.
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Sara en multimedia.
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La prometida del Gay
Teen FictionTodos los sueños e ilusiones son frutos de nuestros subconsciente hasta que las circunstancias se interponen y nos llevan a nuestro punto más frágil. Sara Mayer se verá entre el cielo y el infierno cuando acepte la proposición de su mejor amigo...