Capítulo 24

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Maldito alcohol que me hace imaginar cosas y escuchar otras más que son tan imposibles como que se encuentre dinosaurios vivos en pleno siglo XXI

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Maldito alcohol que me hace imaginar cosas y escuchar otras más que son tan imposibles como que se encuentre dinosaurios vivos en pleno siglo XXI.

—Ahora la que no entiende nada soy yo Mike —Me pongo de pie y empiezo a caminar en círculos.

—Ya te dije Sara, él te quiere y será mejor que te sientes. —Las palabras de Mike apenas si eran procesadas por mi emborrachado cerebro.

Borracha más estar parada y dando vuelta es igual a desastres. Y si a todo eso le sumamos el factor "Sara" es igual a desastre al cuadrado.

—Nunca te han dicho que con las chicas resacadas no se juega —le riño y luego lo amenazo con mi dedo índice.

—No es broma y hazme el favor de sentarte antes... —Señala con su mano la cama.

—Él no me quiere, si me quisiera ya me hubiera llamado —Como las otras veces, siento que me romperé de solo hablar de esto —, si me quisiera me lo dijera, si me quisiera me abrazará en la noche al dormir, si me quisiera no se habría... —Dejó de hablar antes de soltar la lengua.

Pueda que este borracha hasta las pestañas, pero mi lealtad hacia el estúpido de Brad sigue intacta. Mike es mi no tan gordito mejor amigo al igual que Brad y es por eso que no puedo decirle nada. Aunque me muero por desahogarme con él.

Dejo de dar vueltas y quedo mirando a Mike, un nudo se asienta en mi garganta. Mi gordito Mike ya no esta, ahora hay un chico musculoso y con tatuajes que pelea y se porta como un playboy con dignidad.

—¿Qué ibas a decir Sara? si no habría ¿qué? —Mike sigue sentado en el mueble, pero su cuerpo esta en la orilla del mueble y se le ve alterado.

—No es nada —La cabeza me da un montón de vueltas y el estómago se me revuelve en cuestión de segundos  —¡El baño! —grito agarrando mi estómago.

—¡Corre a la derecha! —Me indica detrás de mí. Hago lo que me dice y llegó a tiempo al baño.

Las arcadas hacen que me duela todo, es como si estuviera convulsionando todos mis órganos. Mike me toma el cabello en una coleta y pasa su mano por mi espalda.

—¿Ya estas mejor? —Me aparta suavemente del retrete y me ayuda a lavarme la boca y cara.

Lágrimas de alegría corren por mis mejillas. Él esta aquí conmigo y me esta cuidando. Mi mejor amigo Mike esta aquí y esos monstruos ya no me lo volverán a quitar. Nunca más.

—Odio el alcohol —digo en un susurró apenas audibles.

—Yo también si fuera tú —dice acompañado de una suave risa.

Nos guía hasta lo que supongo es su habitación, la cama tiene una colcha blanca que quita de un sólo halón.

—Acuéstate dulzura, mientras te buscó algo de ropa, ropa de verdad. —Carcajadas salen de mí garganta antes de poder evitarlo, su cara de ese-vestido-es-horrendo-y-corto hace que me quiera hacer pis encima de la risa.


Mike

¡Joder y más joder!

¿Dónde vi esa camiseta de Milna?

¿Milna?

Su nombre no me sale de la cabeza a ninguna hora, y ahora la llevo como un talismán de problemas. Los problemas la buscan como oso la miel. Y hablando de problemas, Sara está borracha hasta donde cualquier persona podría.

Busco entre todas las ropas del armario, tomo la camiseta sin pensar en nada más y voy a la habitación.

Sara ya esta durmiendo en uno de esos sueños profundos. ¿Cómo se puede pasar de estar muerta de la risa a dormir como un bebé? suspiró y me le acercó con mucha calma.

Le quitó el pegado y horroroso vestido, que solo me dan ganas de partirlo en millones y millones de pedacitos y luego quemarlo. No puedo evitar fijarme en la cicatriz de su muslo derecho, ya esta cicatrizada, pero por el aspecto fue profunda y dolorosa. La rozó con mí dedo.

—No. —Sara se remueve en su sueño y hace una fea mueca de desagradó.

La visto con la camiseta y voy a la sala, quiero esperar que se despeje un poco y necesitó hacer unas cuántas llamadas.

Le doy varias vueltas a mí teléfono en las manos antes de decidirme cual hacer primero. No tengo porqué llamar a Milna, pero desde que esta durmiendo en mí cama se me hace difícil no me preocuparme por ella. Estar al pendiente incluso cuando ella cree que no estoy cerca. Presiono el marcado rápido y lo dejo sonar.

Sabía que meter una desconocida en mi casa sería un problema.

—¿Mike? —La suave voz de Milna hace que no me arrepienta de haber llamado.

—¿Esperabas a alguien más? —Sonrió para mí, cuando ella empieza a balbucear.

—Si, bueno no, no esperaba a nadie más —Suelta un bufido antes de volver a hablar —¿Para qué llamas? tu casa sigue en pie y no he metido a ningún fulano al colchón de la sala —dice molesta.

—Aww, que tierna, al parecer alguien esta de mal humor. —La suave risa que escuchó del otro lado del teléfono, hace que mí corazón se aceleré.

—Ya quisieras Mike, si no te importa tengo clases mañana temprano, bye. —Quedó con el teléfono en la manó y una estúpida sonrisa en el rostro, ¿qué mierda esta pasando conmigo? o mejor aún ¿por qué las cosas no siguen siendo como antes? cuando prácticamente nos ignorábamos o solo éramos corteses uno con otro.

No puedo fijarme en ella. Debí declinar su maldita proposición cuando pude, ahora no estaría divido entre un hacer una buena acción u ocuparme de mis asuntos.

—¡No!, ¡déjame! —Los gritos de Sara me sacuden los pensamientos. En unos segundos me veo corriendo en su dirección.

La habitación esta media oscura, ella esta sentada en la cama, tiene las sabanas envueltas en las piernas y su mirada esta perdida al frente. Me acerco a Sara y la abrazó fuerte, esta sudando frío y tiembla.

—Ellos estaban detrás de mí y querían atraparme —dice entre sollozos.

Siento todo su cuerpo temblar con mayor intensidad contra él mío

—¿Quién te seguía? —Sus ojos azules me miran con dolor, angustia y vergüenza. Su mirada me desgarra el alma. Siento que ya le fallé y no sé en que fue.

—Fue el año pasado... —Empieza a contarme con lágrimas en los ojos.

 —Empieza a contarme con lágrimas en los ojos

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La prometida del GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora