Capítulo trece.

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-Señorita Hyuga, he oído que estuvo con el jefe. Hinata dio un respingo y vio a Toneri Otsutsuki, uno de los contables más jóvenes, que se había sentado en una esquina de su escritorio y la mirada con una mezcla de diversión y burla.

-Durante una semana -señaló ella.

-Eso es demasiado, señorita Hyuga. Demasiado tiempo sin usted. ¿Me ha traído un llavero?

-¿Me pidió uno?

-Bueno, al menos muéstrenos algunas fotos -insistió Toneri, pero, al ver que la habitual sonrisa de Hinata no aparecía, se arrodilló ante ella y se llevó una mano al pecho-. Oh Hinata, tus ojos perlados revelarán la verdad...

-¿Acaso trabajamos en un circo, Otsutsuki?

Aquella voz profunda y clara atravesó a Hinata como una bala de cañón.

Vio entonces a Naruto salir de la sala de conferencias seguido de sus 6 abogados.

-No, señor -dijo Toneri poniéndose de pie inmediatamente-. Sólo estaba dándole la bienvenida a Hinata en nuestro nombre.

-¿Nuestro? -Naruto pronunció la palabra como si Toneri no tuviera derecho a incluirse en algo a lo que no había sido invitado-. ¿Acaso no tienes más trabajo que hacer que acosar a la señorita Hyuga?

-Sí, señor -respondió Toneri mientras se alejaba con la cabeza gacha.

Sin dejar de ver a Hinata, Naruto dijo:

-Infórmenme sobre las nuevas estipulaciones cuando lleguen.

Los abogados expresaron su consentimiento y se dispersaron.

Cuando los abogados se fueron, Hinata no pudo evitar preguntarse si la blusa que llevaba era demasiado blanca, o provocativa. Si su falda era demasiado corta, si llevaba el pelo demasiado arreglado, o si aquellos pendientes de plata serían inapropiados para Fintech.

-Naruto, siento haber llegado tarde, pero...

Naruto apoyó las manos en su escritorio y se inclinó hacia ella, hasta que sus narices casi se tocaron.

-¿Recuerda nuestro trato? -preguntó en voz baja.

-Sí, por supuesto- contestó ella casi sin poder respirar-. Lo recuerdo.

-Las horas extra estaban también incluidas, ¿verdad?

Hinata no supo explicar la felicidad que sintió en aquel momento. Estaba pidiéndole más, y hasta ese mismo momento no se había dado cuenta de lo mucho que ella también lo deseaba.

-Así es -respondió-. ¿Por qué lo pregunta? ¿Necesita ayuda?

-Pues sí-contesto él con una sonrisa devastadoramente sexy.

-Siempre estoy encantada de servir de ayuda -dijo ella, sabiendo que estaba lanzándose a un pozo sin fondo donde acabaría con el corazón roto.

-Preséntate en mi apartamento esta noche. Hay mucho que hacer.

Hinara se sonrojó y escribió en un post-it: ¿Esto es lo que creo que es?

Naruto lo leyó y se guardó la nota en la chaqueta, no sin antes acariciarle el pulgar con el suyo.

-A las seis en punto, señorita Hyuga. Me temo que estaremos todo la noche.

-Puedo aguantar toda la noche -contestó Hinata cuando él ya se disponía a entrar en su despacho.

-Bien. Ésta en particular será dura.

En cuanto las puertas se cerraron, comenzaron los murmullos, y la señora Senju corrió hacia su mesa.

Un pacto con el jefe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora