Capítulo quince.

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Su ingenuidad había quedado demostrada. Había entrado en su ático un anoche sin barreras emocionales, sin protección y sin esperanza. Lo mismo le habría valido arrancarse el corazón y entregárselo en bandeja. ¿Cuál había esperado que fuese el resultado? ¿Había esperado que le dijese «Entra en mi vida, Hinata. Deseo que estés en ella para siempre». ¿O acaso: «Cásate conmigo, no sé dónde has estado toda mi vida?».

Se llevó las manos a la cara y se preguntó qué haría Naruto cuando se enterase.

-Tengo que decírselo -dijo en voz baja mientras se pasaba una mano por el vientre-. Tengo que decírselo.

Tal vez se pusiera furioso, podría incluso darle la espalda, pero aun así se arregló frente al espejo y se preparó para la batalla. Metió las pruebas de embarazo en el bolso y se dirigió de nuevo a la oficina.

Lamó tres veces a la puerta.

-¿Señor Namikaze?

Su amigo Kiba parecía haberse marchado ya.

Cuando entró, Naruto agarró un archivo, lo estudió durante unos segundos, volvió a dejarlo sobre la mesa y finalmente la miró.

-Cierra la puerta -dijo con voz sombría.

Hinata no lograba interpretar su expresión. Intentó sonar frívola.

-Tengo órdenes de gastarme mucho dinero en cualquier cosa que se me antoje.

-¿Y quién es ese hombre que le da órdenes, señorita Hyuga? A mí me parece que debería alejarse de él -le dirigió una sonrisa y ella respondió con otra.

-¿Te he echado whisky en el café sin darme cuenta? -preguntó.

-Puede que quieras sentarte en mi regazo mientras investigas.

Hinata se acercó al escritorio, pensando en el bebé, su bebé, que crecía en su cuerpo.

-Me preguntaba si estarías ocupado esta noche. Me gustaría que hablásemos.

-Hinata -Naruto se inclinó hacia adelante y la sentó en su regazo-. Me tienes a tu disposición todas las noches.

-Naruto... -las palabras «deseo más» murieron antes de salir de su boca.

-Nadie sabe lo nuestro. Hinata, así que no te preocupes. Estoy intentando llevarlo lo mejor posible. Mi oficina no se llenará de chismorreos, no lo permitiré.

-Pero no paras de tocarme y la gente se da cuenta.

-Entonces tal vez debería darle a esa gente algo más que hacer.

Hinata se dio cuenta de que estaba tomándole el pelo y se obligó a sonreír. Pero no era divertido. Pronto se darían cuenta de que estaba embarazada.

-Pareces preocupada.

-Tal vez lo de la cena de Fintech no sea buena idea -sugirió ella.

-Era parte del trato.

Hinata tragó saliva y recogió sus archivos. Decidió posponerlo para esta noche noche. O para el día siguiente. Tal vez nunca.

-La sala de proyecciones está lista.

-¿Tienes tus notas?

-Claro. Y las tuyas.

Salió al pasillo con ella y, a medida que la gente le dirigía miradas de soslayo, la inquietud de Hinata crecía.

Durante la reunión intentó concentrarse en las imágenes de la pantalla. Tablas de ventas con números. Pero Naruto estaba demasiado cerca.
-¿Es por la cena?

Un pacto con el jefe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora