Capítulo 62: una hija cualquiera

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JAYDEN

Después de que Maya se fuera así hacia nuestra habitación la seguí no sin antes darle una mala mirada a el señor Grace.

Abrí la puerta y la encontré tumbada en la cama mirando el techo. Me acerque y me tumbé a su lado. Se acomodó de tal manera que nos mirábamos a los ojos. Los suyos estaban un poco rojos. La acerque a mí, abrazándola.

Le limpié las lágrimas y le sonreí.

-gracias-dijo.

-no hay porque darlas.

Besé su mejilla, aún mojada por las lágrimas, y así se durmió en mis brazos. Me quedé observado su calmado rosto intentando que su perfecta imagen se quedara grabada en mi retina. Pensé en la primera vez que la vi, cuando solo teníamos cinco años. Llevaba dos coletas, sus gafas rojas y un vestido rosa. Después, me acordé del primer día de instituto. A partir de ahí no fue la misma Maya que la primera vez que la vi. A partir de ese día empezó a llevar ropa holgada, sudaderas y chándales. Y por último recordé la primera segunda vez que la vi, el día de su fiesta. Esa sin duda era una muy buena versión de Maya, pero como las dos primeras no habrá ninguna.

Me acerque a su rostro y le susurré.

-yo te quería, te quiero y te querré.

Y después me quede dormido con una amplia sonrisa.

MAYA

Todas las vacaciones estuve mal con mi padre. No quería verle.

Jayden no para de decirme que le perdonara, pero no podía.

Y pensé: no cree que soy una cualquiera, pues va a tener una hija cualquiera.


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