Capítulo 78

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AVISO: este capítulo contiene contenido subido de tono. Si no quieres leerlo pasa al siguiente capítulo. No me hago responsable de que te traumes, yo he avisado.
Agradezco a _Airelwoman_ por ayudarme a escribir este capítulo.

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MAYA

Sus manos se colaron por debajo de mi camiseta. Sentía como las yemas de sus dedos recorrían mi abdomen y espalda, creando un camino por mi cintura y dejando electricidad allí dónde sus dedos tocaban. Me encantaba esa sensación, mi piel se erizaba. Podría haber sido mi droga.

Me empezó a besar muy lentamente, desesperándome. Se puso encima de mí, con sus piernas a cada lado de mis caderas. No dejaba de tocarme ni de besarme. Jay movía su miembro viril contra mi intimidad, provocando pequeños gemidos de mi parte. Mi cuerpo gozaba con cada tacto y movimiento. Era una sensación nueva para mí, pero quería acostumbrarme a ella. Jay tocándome de esa forma tan especial, tan suya, tan nosotros. Quería más de él, quería tocar su piel y sentir lo que nunca antes había sentido. Sensaciones que iban más allá de la inocencia.

Rompí el beso para sacar, con alguna dificultad, su camiseta. No tuve ningún recelo en admirarlo. Mis manos tenían vida propia, pasaban por su trabajado cuerpo. Sabía que yo provocaba en él lo que él provocaba en mí. Le besaba el cuello, dándome tiempo para saborearlo. Notaba como su mini-Jayden se hacía cada vez más grande y hacía presión contra mí. Él cerró los ojos mientras soltaba un débil gemido, acompañado del mío. Nuestras respiraciones eran desiguales y agitadas.

Sacó mi camiseta, rompiéndola un poco, pero ahora eso no me importaba. Sin darme cuenta ya no tenía mis pantalones. Los dos estábamos en ropa interior, mirándonos a los ojos.

-Eres hermosa princesa-dijo. Su voz sonaba más ronca de lo normal, más sensual. No pude contestar, no porque no quise, sino porque no me salían las palabras. Los ojos de Jayden destilaban lujuria, eran más oscuros de lo normal. Él estaba diferente, era más sexy y guapo que de costumbre.

Sus manos viajaron de mi culo hasta el cierre de mi sujetador, lo desabrochó con mucha facilidad, como si tuviese ese movimiento ensayado desde hace tiempo. Mis pechos quedaron al descubierto. En ese momento me sentía segura, más que de costumbre.

Jayden empezó a manosear mis pechos con calma, me dedicó una sonrisa pervertida cuando escuchó un gemido. Quería saber que pensaba, que ideas tenia para esta noche. Me dio un beso en la boca y fue bajando hasta mi cuello. Ladee la cabeza para darle más acceso a la zona, pero no estuvo mucho rato en ella y bajo hasta mis senos, lamiéndolos y moridendo mis pezones, haciéndome soltar más de un sonido. A él le gustaba que estuviera a su merced, que fuera suya, solo suya. Me beso el abdomen, haciéndome cosquillas con sus carnosos labios. Él me hacía sentir especial, única en el mundo.

Jay siguió su recorrido por mi cuerpo. Besó mi anatomía por encima del tanga, me estremecí ante ese gesto. Retiró la prenda, deslizándola lentamente por mis piernas. Me quede totalmente desnuda antes su brillante mirada. Había leído lo suficiente como para, aún sinedo virgen, saber sus intenciones.

-¿Estas preparada?-preguntó sensualmente. Yo solo pude asentir.

Mi novio besó y succionó mi clítoris. Su lengua hacía magia en mi, como descargas electicas que me erizaban la piel. Con su mano abría mis piernas y con la otra ayudaba a su lengua a entrar dentro de mí. Gemía de placer como nunca lo había hecho. Arqueaba mi espada y cerraba los ojos con fuerza, dejando que mi cuerpo se hundiera en la gloria de ese momento. Estaba húmeda y caliente.

Cuando decidió que había acabado de complacerme, me miró y se pasó la lengua por los labios.

-Sabes muy bien-dejó el comentario al aire, sonrojándome.

Volvió a la posición de antes, tenía su cara a escasos centímetros, nuestras respiraciones entrecortadas se mezclaban.

Entreabrió los labios, quería besarme, pero yo ahora quería jugar con él. Me aparte un poco, para que no me besara y me miró confundido. Comencé a besar la comisura de sus labios con suma delicadeza. Le cogí de la barbilla y me aproximé lo más posible a él, pero sin tocar nuestros labios. Le di una pícara sonrisa y acto seguido cogí su labio inferior con los dientes y lo estiré delicadamente, sin hacerle daño. Al soltarlo me suplicó:

-Bésame ya, por favor-dijo desesperadamente.

Le besé con fuerza mientras bajaba mis manos hacía el bulto de sus boxers, lo acaricié por encima y Jay ahogó un gemido en mi boca. Me ayudó a deshacerme de sus boxers. Ya no había telas entre nosotros.

Por una vez en mi vida no pensaba, solo me dejaba llevar por las sensaciones que Jay me hacía sentir y trataba de provocar lo mismo en él.

Mi chico estiró el brazo hacia el suelo, donde estaba tirado su pantalón, de este cogió un condón y me lo enseñó.

-¿Estas segura?-asentía su pregunta. Nunca había estado tan segura de algo.

Cogí el condón.

-¿Puedo ponértelo yo?-pregunté insegura.

-¿Sabrás ponerlo bien?-preguntó con una pícara sonrisa.

-Seré virgen, pero he leído capítulos subiditos de tonos en mis libros-contesté.

-Entonces demuéstralo-respondió.

Fue entonces cuando miré hacia su Jayconda (no sé bien como decirlo, así que no me juzguéis), que ya no era tan mini debido a la excitación. Abrí el sobrecito y saqué el contenido.

Se lo coloqué provocando un gemido de Jayden. Sonreí satisfecha.

Me tumbé en la cama y Jay se colocó encima de mí.

-Vale, ahora quiero que me mires, no separes tus ojos de los míos-dijo-iré con cuidado.

Besó mi frente y me miró a los ojos. Estaba perdida en esos ojos miel cuando sentí como entraba en mí. No había sentido tal dolor nunca. Clavé mis uñas en su espalda. Jay esperó a que me acostumbrara al dolor y empezó a embestirme. A medida que penetraba el dolor fue substituido por una gran ola de placer.

Empecé a gemir en su oído, mientras él gemía mi nombre. Jayden se acercó a mi oído y gimió mi nombre de manera mucho más sensual de lo que había hecho antes. Y yo pedí más. Jay cada vez penetraba más rápido, hasta que los dos llegamos al famoso clímax.

Jayden cayó rendido encima de mí.

Después de recuperar el aliento, retiró el condón de su miembro, hizo un nudo y lo tiró en la papelera de mi habitación.

Entrelazó nuestras manos y me abrazó.

-Te amo Maya.

-Te amo Jayden.


Hace siete años...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora