Capítulo 76

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JAYDEN

Bryan, Liam y yo ya habíamos hecho todo lo que teníamos que hacer para la boda así que decidimos pasar por la tienda de vestidos para espiar a las chicas.
Cómo no querían que las viésemos con los vestidos nuevos, querían hacer como la novia.

Entramos a la tienda y cogimos cada uno un carrito de vestidos para ocultarnos y fuimos para los probadores.
Nos asomamos para verlas.

¿Qué coño hacía Ian con ellas?

Miré a Bryan y a Liam enfadado, y ellos me miraban igual.
¿Porqué nosotros no podemos verlas y él sí?
No era justo.

Bryan me hacía señas para que no saliera, mientras Liam estaba embobado mirando a Ari.
Miré a las chicas y entonces me di cuenta de lo hermosa que estaba Maya.
No la había tan hermosa desde que salimos de fiesta en nuestras mini vacaciones.
No pude evitar sonrojarme.
Me fijé en sus ojos, mirándose insegura en el espejo. Era hermosa, no podía entender como se podía mirar así. Tal vez no era así de hermosa desde siempre, pero no necesitaba un físico para ser guapa. Ella era preciosa tal y como era en el Instituto. Sus pequeñas manías eran lo que más me gustaba de ella; como cuando arrugaba ma nariz al enfadarse o cuando abría mucho los ojos cuando pensaba algo fuera de lugar, pero lo mejor era su risa de foca retrasada cuando algo le hacía gracia de verdad.
Dios la amaba completamente, y se lo iba a demostrar, fuera como fuera.

Liam sin querer estornudo y entonces escuchamos como las chicas hablaban.

-¿Alguien ha escuchado un estornudo?-preguntó Jess.

-Si, parece que viene de esos percheros-contestó Lan.

Oh Oh, nos iban a descubrir.

Los tres nos miramos, nos pusimos las capuchas para que no nos reconocieran y salimos corriendo de la tienda hasta el coche de Liam.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ya tenía planeado como decirle a Maya que la amaba, sería todo precioso y Bryan y Liam me ayudarían. Quería que fuera en un día especial para ella así que esperaría hasta el día de la boda. Pero duda en aguantar mucho más.

Estaba sentado en el sofá cuando Maya llegó se tiró encima mío para quedarse tumbada.

-Estoy rendida, llévame a la cama-pidió estirando los brazos como tal niña pequeña que era.

Me reí y ma cogí en brazos como una princesa, mientras ella apoyaba la cabeza en mi pecho.
No me hubiera importado hacerlo más veces.

-Hoy habían tres tipos raros espiandonos en la tienda de vestidos y uno de ellos tenía tu misma duradera-dijo.

Mierda.

-¿Cómo? ¿Quién te espía?-pregunté pareciendo enojado.

Maya simplemente se rió.

La deje en su cama y me dispuse a irme, pero me cogió de la mano y tuve que darme la vuelta para mirarla. Dios, se veía hermosa cuando se ponía nerviosa.

-¿Emm... Querrías... Emm... Quedarte... A dormir?-preguntó tímida. Reí con una carcajada.

-Claro que si princesa.

Me tumbé a su lado y le di la mano. Me sonrió y se empezó a reír como una foca, como a mi me gusta.

-¿Qué te hace tanta gracia?-pregunté.

-Nada, solo es qué...-Dijo riendo-Seguro que no fuisteis vosotros?

-Pero como puedes preguntar tal cosa-dije pareciendo ofendido. Entonces cogí un cojín y empecé a darle con él mientras ella se reía-Yo no espío a la gente.

Entonces es cogió otro cojín y así empezó la guerra de almohadas.

De un momento a otro, no sé cómo, Maya cogió mi cojín, lo tiró al suelo y empezó a besarme. Le seguí el beso con gusto. Intentaba transmitirle que la amaba, con todo mi corazón.

-Distraerme no vale para que tú ganes-dije riendo.

-Ya lo sé, pero al menos funciona-contestó y volvió a besarme.

Al principio eran besos tiernos, pero poco a poco fueron subiendo de tono y no quería que Maya se arrepintiese de algo.

-Maya-dije entre beso y beso-Si no paramos ahora después no voy a poder parar.

Entonces ella se puso colorada y yo reí.

-Eres la cosita más tierna colorada que hay en el mundo-dije riendo.

-Jayden, ¿porque quieres parar? ¿Es que no te atraigo?-Preguntó y se me cayó el corazón al oírla preguntar tal cosa.

-Maya, mi amor, princesa de mi alma-conseguí hacerla reír-No hay nada más que en este mundo que quiera tanto como te quiero a ti, y quiero que cuando hagamos el amor sea porque de verdad quieres hacerlo y porque ya estés lista, no por un simple calentón, ¿Me entiendes?

Entonces ella me miró con los ojos más tiernos que pudo haber puesto.

-Jayden, no sé que haría sin tí.

-Pues nada, mujer, soy todo un partidazo-y logré hacerla reír.

Nos tumbamos en su cama, la abracé y nos dormimos.




Hace siete años...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora