1ra. confesión: "No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor."
Era una fría y grisácea tarde de invierno, pero esto no le impedía a Martina Stoessel, caminar apresuradamente a través de las transitadas calles de Madrid a pesar de que su cuerpo tiritaba y sus dientes castañeteaban, su costoso abrigo no le había servido de mucho ese día. Estaba irritada sin duda, iba una hora retrasada para la salida de su viaje que por supuesto no realizaría en uno de sus lujosos autos sino en un tren, su cabello se había esponjado debido a la humedad que se concentraba en las calles provocada por la suave brizna que se esparcía por la atmosfera, una de sus medias se había rasgado accidentalmente al intentar correr y sumado a ello tenía que arrastrar esa pesada maleta Louis Vuitton repleta de su costosa ropa hasta la estación de trenes, y todo porque su madre seguía empeñada en que esos automóviles que integraban su excéntrica colección eran tan peligrosos.
Según Martina, ingenua, era el mejor adjetivo para su madre, pues a pesar de que le había prohibido subir a un automóvil de aquellos, ella simplemente había pasado por alto esa regla y ahora mismo se dirigiría directamente a Montecarlo, al famoso rally de autos. Y no como espectadora exactamente.
Mientras seguía avanzando, recordó la última discusión con su madre y a la que también se había sumado en su contra su prometido Peter Lanzani a causa de los automóviles que tanto le apasionaban, y que su madre tanto repudiaba.
-¡Simplemente no! – había intentado concluir la discusión con firmeza su madre que se había mostrado preocupada por complacer los caprichos de Peter a pesar de afectar directamente a su única hija.
-Entiéndelo querida – Peter la había tenido sujeta de su muñeca hasta el punto de lastimarla sin embargo ella no había siquiera protestado – es la última vez que intentas fugarte en uno de tus autos, la próxima podrías perderlos todos - sólo se había limitado a observarlos con frialdad.
<< ¡No intentaba escapar con ellos! Sólo planeaba salir a dar una vuelta con ese nuevo lamborghini que había adquirido, para probar cuán inteligente había sido invertir en ese nuevo "bebé">> su argumento planteado en su cabeza era ilógico, a pesar de ser verdadero, y lo sabía, por eso no se había animado siquiera a entreabrir sus labios para hacer sonar sus palabras, no si no quería que la castigaran nuevamente, aunque eso no sería gran problema... podría escapar como solía hacerlo, pero eso comenzaba a aburrirle.
-¡Eh! – un chasquido de dedos sobre su rostro la habían hecho volver a los sermones - Martina, ¿escuchaste lo que dijo Peter? – su madre le había regalado una sonrisa al apuesto hombre.
-Que me confiscarían a mis "bebés" si volvía a escapar con alguno de ellos – había dicho después de asentir con la cabeza. Era quizá la primera vez que había hablado durante toda la reprensión.
-Hablo de lo que dijo después, Martina - su madre le había lanzado una reprochable mirada. Tini había negado con la cabeza.
-Me lo imaginaba – había interferido su futuro esposo, finalmente le había soltado su muñeca, ella inmediatamente había sentido un gran alivio – Has estado muy distraída cariño... –había cruzado sus brazos y había clavado su mirada en ella – En tres días iremos a cenar, tú y yo, esperando, claro, que en esta ocasión no sientas mareos repentinos o extrañas enfermedades que únicamente surgen cuando estamos solos.
-Claro – ella había afirmado segura de sí misma y no había dicho más, simplemente había girado su mirada al amplio ventanal que inundaba de luz el enorme comedor de su mansión deseando únicamente marcharse ya de ahí.
-¡Agh! – Su madre había gruñido aparentando ser una mujer mayor a lo que realmente era - Martina ¿cuándo será el día en que te comportes como la señorita perfecta que eres?
<< ¡No soy perfecta!>> había planeado gritarle ella con todas sus fuerzas y después descargar su furia contra todo lo que se encontrara sobre la superficie de la mesa, no obstante se había contenido, no había querido armar nuevamente un drama como los que siempre se hacían cuando los tres se reunían, esa vez no, había aprendido que era mucho mejor desahogar todo tras el volante de un auto.
Martina se sobresaltó al escuchar el timbre de su celular, volvió a la realidad para percatarse que estaba a un par de metros de la entrada de la estación de ferrocarriles. El timbre insistió, ella resopló y abrió su desordenado bolso que hacía juego con su maleta para luchar contra todas sus pertenencias que reposaban en el interior dificultando el alcance de su objetivo. Finalmente tuvo en sus manos su celular y rogó para que no fuese ninguno de ese par que estaba presente en sus recuerdos, no quería escuchar un sermón más. Gran alivio sintió cuando en la pantalla de su móvil apareció el nombre de su tío, Francisco Stoessel, la "oveja negra" de la familia según su madre... el único que valía la pena de su familia según ella.
-En unos momentos transbordaré el tren Fran – ella sonrió cínicamente al contestar sin siquiera saludar, no era necesario con su tío, o mejor dicho su mejor amigo y "representante", no con él – sí, volví a "escapar" – terminó por soltar la carcajada que había estado conteniendo.
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Señorita Malcriada |Jortini *TERMINADA*
FanfictionPara la sociedad, ella era la mujer perfecta, el modelo a seguir tanto como hija como prometida, joven, bella, bondadosa, inteligente, millonaria... caprichosa. Mariana Stoessel, su madre, la dueña de la reconocida cadena hotelera Stoessel, le había...