Capitulo 14

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El auto se detuvo y ella se alteró al percatarse de que no estaban en el departamento de Fran, mas no mostró ni un poco su frustración. Él se bajó tras besar su mano y se dirigió velozmente a abrirle la puerta. Ella aún seguía conmocionada por la repentina actitud de Jorge Blanco , que sabía de variadas fuentes no se acercaba en lo más mínimo a la realidad, estaba tan asombrada que no sintió cuando él la tomó entre sus brazos y la sacó del auto.

-¿A qué demonios juegas, Blanco ? – aumentó su curiosidad por saber el plan macabro que efectuaba mientras la seguía sosteniéndola en sus brazos.

-¿Acaso te asusto? – él se acercó a susurrarle al oído a lo que ella rió.

-¿Debería de estarlo? – dijo seductora mientras observaba su alrededor para ubicarse en un autódromo.

-Eso depende – se encogió de hombros.

-¿Sí? ¿De qué? – le dijo mientras dirigía sus labios a su cuello.

-De si quieres conservar la poca inocencia que aún queda dentro de ti.

-Creo que no arriesgo mucho.

-En ese caso, creo que no deberías asustarte.

-Excelente – ella marcó un chupete en su cuello, él no protestó

- ¿Sabes? – finalmente la bajó de sus brazos para depositarla en el asiento del conductor – Había dudado en si comprar a esta preciosura sería buena idea, te confieso que los Lamborghini no son mi favoritos – ella se sorprendió, qué hombre tan más extraño tenía frente a ella, generalmente los Lamborghini eran los favoritos de todos sus amantes – pero ahora me doy cuenta que vaya que lo fue, por lo menos me permitirá complacer a una señorita caprichosa – sonrió.

-Querido, se requiere de más que un Lamborghini para complacerme – él le entregó la llave no tomando mucho en cuenta su comentario.

-Quiero ver qué tanto te han enseñado Fran y tu lobito – cerró su puerta y se dirigió velozmente al lugar del copiloto – Estoy listo – él abrochó su cinturón y esperó, ella ciertamente se tornó nerviosa y es que sí, claro que quería impresionar a su amante pero por otra parte si lo hacía así su secreto corría el riego de ser revelado. Resopló y dirigió su mirada suplicante a Jorge , lo observó detenidamente y esperó a que llegara a ella un pretexto para hacerlo cambiar de opinión, pero nada llegó a su mente - ¿Ocurre algo?

-No, nada es simplemente que... - ahora que realmente necesitaba mentir no le nacía nada ¡genial! – Es solo que hace mucho que no corro uno de estos – sí, su excusa era pésima pero él tenía algo que le había esfumado su don de la mentira.

-Vamos, cariño. Eso no importa, sólo hazlo. Estoy aquí contigo, nada te pasará conmigo – sintió escalofríos al escuchar su promesa, se frustró sonaba idéntico a un enamorado recién casado.

-Pero mi mano – agradeció de repente fractura.

-Nena, ese no es un buen pretexto. Te juro que no nos marcharemos de aquí hasta que me enseñes tus habilidades.

-De acuerdo – se dio por vencida, sabía que Jorge no estaba abierto a una negociación.

Ella sujetó con fuerza el volante ignorando el dolor de su mano, encendió el auto y lo escuchó rugir a lo que la sonrisa de Harry creció al igual que la frecuencia de sus latidos. Cerró los ojos por un instante deseando huir de ahí, pero una carcajada la hizo volver a la realidad, giró su mirada a su amante y se irritó al notar que él reía de su nerviosismo. Esa risa fue el impulso que ella necesitaba, se olvidó por completo de su preocupación por levantar sospechas y pisó a fondo el acelerador haciendo que él se sobresaltara y se pegara al asiento. Ahora ella era la que reía ante la repentina preocupación de Harry .

-Tranquilo, galán – no podía controlar su risa, ciertamente la forma en que él se aferraba al asiento no era esperada por ella – Nada te pasará conmigo –citó sus palabras con un toque de ironía. Devolvió su mirada a la pista y tomó la primera curva sin ninguna dificultad.

-Vaya, creo que tu lobito es un perfecto maestro – él dejó su preocupación atrás en cuanto vio lo bien que ella corría.

-Amm, sí, lo es – recordó que no debía enseñar por completo ese supremo don que ella tenía en una pista. No si no quería ser descubierta – Aunque también lo es Fran – sonrió y aumentó la velocidad del auto a lo que él regresó a su tensa postura sobre su asiento, ella rió de nuevo y soltó la palanca de velocidades para tomar su mano.

-Nena, me encanta sentir tu suave tacto sobre mi piel, pero... – ella alzó una ceja ante su cumplido - honestamente agradecería que la regresaras a la palanca – ella sonrió.

-Blanco , me acabas de confirmar el hecho de que los hombres son unos bebés – Regresó su mano a la palanca para disminuir un poco su velocidad – primero querías que corriera tu auto y ahora prefieres que pare.

- No quiero que pares, hermosa. Solo quiero que seas cuidadosa – él acarició su mejilla con ternura a lo que ella se sobresaltó y perdió el control del auto para derraparse hasta el centro de la pista arruinando el pasto bien cuidado que había sido regado esa tarde.

-¡Con un demonio, Martina! – Jorge habló cuando se cercioró de que ambos estaban bien y que sólo había sido un simple derrape - ¿A qué diablos juegas?

-Quería probar las llantas – ella echó a reír ante la mirada furiosa de él.

Señorita Malcriada |Jortini *TERMINADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora