Noble (Nuevas Especies 1)

Epilogo

— ¡Cabrón! ¡Sueltame! — Gruño Erendi, queriendo soltarse del agarre de Noble. — ¡¿Quién era esa?!

— Sólo era una amiga, ya tranquila.

— ¿Amiga? ¡¿Amiga?! — Te voy a castrar, huevon. — ¡Yo soy amiga de Salvation y no le restregó mi culo!

— Como tu digas.

— ¡Callate y bajame!

Pero no lo hizo y ella ya no pudo contener las lágrimas más tiempo, comenzó a llorar. Ver a Noble con alguien más, cuando ella le había vuelto a abrir el corazón... dolía más que cuando lo había escuchado decir que la odiaba.

Se cubrió el rostro, llorando y sollozando, ¿por qué tenia que haber visto aquello? Ella sólo había despertado con el aroma de Noble en su piel, pensó que él volvería más tarde, pero como las horas pasaban, el león nunca apareció. Salió a buscarlo, ¿por qué nunca se cansaba de ir tras de él?

Y lo encontro, Oh vaya que lo encontro, bailando con una Voraz canina, Perra... Si, bueno, la había golpeado, pero se lo merecía.

Escucho escalones, más bien el chirrido que hacía la madera al ser pisada, espero. Tal vez Noble la aventaría por una ventana, Basta, estás pensando como Calista. Noble le coloco una mano sobre su espalda baja, la fue bajando poco a poco de su hombro, en todo el camino la había llevado como si fuera un costal, y la coloco sobre algo suave y que desprendía el aroma de él. Ya viejo, pero aún persistía.

Observó su alrededor, una enorme ventana dejaba colar muy bien el brillo de la luna, el cielo era lindo y sintio mucha nostalgia al verlo, era como si hubiera dejado de verlo por días cuando sólo había dormido un día. Le dolía el cuerpo, pero lo más seguro era por dormir mal.

— Erendi. — la voz de Noble la hizo voltear a verlo, él inclinó la cabeza. — ¿Cuánto crees que has estado dormida?

— Un día. — arqueo una ceja. — Y sólo un día te basto para irte con otro después de que te dije “te a...” eso. Ya sabes. — sintió las mejillas arder.

— No pasó un día, tu gata sin corazón.

— ¿Disculpa? — lo vio con la boca. — ¡¿Sin corazón?! ¡PUES SI! ¡LO ROMPISTE!

— ¡¿Yo?!

Se lanzó contra ella, Erendi grito y se intentó alejar, pero él la sujeto del tobillo y la jalo con fuerza, dejándola bajo de él. La intensa mirada del león la dejo sin aire.

Noble le tomo la bata de hospital y se la rasgo, anda que si admitía que eso le había gustado iba a estar condenada. Noble le tomo las muñecas y se las coloco sobre la cabeza, Erendi sintió el corazón golpearle el pecho.

— Tu fuiste quien dijo esas dos palabras, tu fuiste quien quedó en coma dejándome sólo. Fuiste tú quien estuvo en un largo sueño, no me separé de tu lado hasta el día de hoy porque dolía no poder hablar contigo, dolía el que no me vieras, dolía que te tuviera tan cerca, pero fueras tan fría. Te fuiste a un puñetero lugar sin darme la oportunidad de decirte...

— ¿Qué me odias? — sollozo. — ¿Qué me culpas por todo lo que pasó con la Reserva? ¡Ya lo sabía! ¡Te escuche!

— ¡No! Erendi, no es así. — le soltó las manos, tomándole el rostro, obligándola a verlo a los ojos. — Te amo, ¿si escuchaste? Te a-mo, lamento haberme dado cuanta tan tarde, pero era un macho de rencores y orgullo, pero ya no. Ya entendí lo malo que es ser asi, ya no quiero perderte.

— Noble...

— ¿Me perdonas? Quiero pasar el resto de mi vida contigo, quiero tener una familia contigo. Solo contigo.