Yokai/TenguxKitsune/KaraOso

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El tengu batió sus poderosas alas negras en contra de los exorcistas que habían osado irrumpir en su templo con la intención de hacerle desaparecer, más estos ya se habían percatado de su presencia y usando talismanes con conjuros mágicos lograron sellar gran parte de su poder, más la deidad de las artes marciales no se dejaría vencer, tomo su abanico de plumas comenzando una danza donde su compañero, fiel a sus pasos, fue el viento y sin más soltó el ataque contra aquellos pobres e ilusos que se creyeron superiores a un yokai de su nivel, alteraron la paz de los espíritus y el corregiría ese desbalance, al cese del ataque se acercó notando a una pequeña figura donde lo más notable eran las orejas de zorro y una cola esponjosa de color naranja tostado, que se encontraba atado de pies y manos con un rosario de cuencas color perla.

-¡¿Cómo se atreven?!-grito el Tengu apretando el mango de su abanico con fuerza-

-Ah, hablas nuestro idioma maligna presencia-con una sorna sonrisa apareció un monje acompañado de talismanes en las manos-

-¿Qué le parece una pequeña ventisca?-la Yuki-onna había bajado de sus blancos dominios al ver el alboroto que la presencia de aquellos exorcistas habían provocado en sus pequeños sirvientes de la nieve-

-¡Una Yuki-onna!-el exorcista retrocedió, no estaban preparados para tal aparición-

-Duerman entre las blancas sabanas de las montañas-extendiendo ambas manos hacia ellos comenzó a crear nieve que se convirtió en una poderosa ventisca a los pocos segundos-¡Karamatsu niisan ve por el Kitsune!

El Tengu no tuvo que escuchar dos veces a la entidad de las nieves para volar hasta el pequeño que también empezaba a sufrir los estragos de la ventisca y gracias a sus poderosas alas logro salir de aquel castigo por parte de la Yuki-onna junto al pequeño Kitsune mientras retiraba con cuidado aquel rosario para después destruirlo, el pequeño zorro abrió los ojos cuando una llamarada lo envolvió saltando de los brazos de su salvador.

-Es de mala educación atacar a quien te salvo pequeño-movió su ala derecha con fuerza apagando el fuego proveniente del Kitsune y una sonrisa se formó en su rostro al ver la del pequeño zorro y también al ver otras tres colas salían a relucir-

-Es de mala educación atacar a quien te salvo pequeño-movió su ala derecha con fuerza apagando el fuego proveniente del Kitsune y una sonrisa se formó en su rostro al ver la del pequeño zorro y también al ver otras tres colas salían a relucir-

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¡Omedetto Otanjobi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora