ResuBasu/OsoKara/Shota

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Rescatista desde hace cinco largos años,, mujeres hermosas han pasado por tus sabanas, has hecho y deshecho en el ámbito sexual, ¡pero esto es una aberración Matsuno Osomatsu! Fumando un cigarro, parado en una esquina contra un poste de luz, como si fueses un acosador, no, eso eres, un maldito acosador pedófilo, parada frente a la secundaria Akatsuka, esperando a aquel ser inocente de ojos azules, que para su desgracia, había llamado tu atención, ¡solo tiene doce años! ¡Tú veintitrés! ¡Veintitrés maldito!

-¡Ka-ra-ma-chuuu!-el rescatista sonrió al ver a su amado niño salir del colegio con sus sudadera deportiva-

-¡Ah! ¡Osomatsu niisan!-el pequeño basquetbolista corrió hasta el mayor para abrazarlo-¿le avisaste a papa y mama que pasaría la noche contigo?-lo miro con sus azules orbes llenos de ilusión-

En verdad eres despreciable, hasta la confianza de sus padres tienes

-Claro que si mi pequeño-le sonrió para tomar su mano y llevarlo hasta su departamento-

Todo transcurre normal hasta que llega la hora de dormir, los gemidos ahogados contra la almohada blanca, no puede con eso, el mayor está por terminar, la torpeza de sus labios, las mordidas leves, pero en ocasiones dolorosas, sus arcadas a causa del tamaño, lo excitan de sobremanera, un gemido más ronco y ahogado contra la almohada hace que el de ojos carmesí para que quitara el objeto que impedía ver a su ángel corrompido, tratando de tragar tu exagerado, al menos para él, cantidad de semen, este se resbalaba por la comisura de sus labios, al final pudo tragarlo.

-Osomatsu... Niisan-su voz fue agitada debido a la anterior acción realizada y su excitación que sobresalía de sus shorts-

Nuevamente el ojicarmesí estaba excitado y esta vez, corrompería por completo a su pequeño ángel.

-¿Te sientes bien Kara?-el chico de ojos verdes se acercó hasta su amigo-

-S-si... ¿Por qué?-sus mejillas se sonrojaron-

-Bueno, no te has sentado y si lo haces al parecer te incomoda-lo miro con preocupación real-

-Bu-Bueno, solo me duele algo el trasero por una inyección que me pusieron ayer-se sintió desmayar a causa del calor acumulado en sus mejillas-

Al terminar las clases, el basquetbolista fue de nuevo hacia el rescatista, con la diferencia de que aparte del abrazo, un beso en los labios fue su bienvenida por parte de su lujuria humanizada de ojos rojos.

Al terminar las clases, el basquetbolista fue de nuevo hacia el rescatista, con la diferencia de que aparte del abrazo, un beso en los labios fue su bienvenida por parte de su lujuria humanizada de ojos rojos

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¡Omedetto Otanjobi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora