BenSera|Mpreg|KaraOso

363 32 6
                                    

Se había alejado de todos y todo, no tenía cara ni siquiera para salir de compras, ¿como hacerlo? ¿Como hacerlo con un vientre gestante de siete meses? Y lo peor, solo, ningún doncel estaba solo, todos estaban con una pareja que les amaba, claro todos menos el, si tan solo no hubiese caído en su trampa no estaría llorando de forma amarga encerrado aún con su uniforme de instituto.

El número que usted marco se encuentra apagado o fuera del área de servicio.

Ese maldito sonido nuevamente taladraba su oído derecho, no contestaba, en la escuela por obvias razones no le daban informes de su paradero, azotó el aparato contra el bonito escritorio hecho con madera de pino, los papeles apilados cayeron al suelo y jaloneo sus cabellos con desesperación debido a aquello por lo que se levantó.

-¿Nakamura-san?

-Ichiko, cancela todas mis citas de los próximos tres días.

Acomodo su saco y su cabello.

-¿Señor? Su cita...

-Por ahora tengo cosas más importantes que hacer, ¿te lo encargo?

Al verla asentir sonrió y fue hasta ella palmeando su cabeza decidio a encontrarse con aquel chico en uniforme femenino. La búsqueda al fin dio sus frutos, logró obtener la dirección del pequeño Sakurai Osomatsu, el timbre sonó una vez por lo que recostó con cuidado al pequeño que ya se encontraba dormido en su cuna y salió para atender a quien llamaba a su puerta.

-Entonces estaba en lo correcto.

Rápidamente su carmesí mirada se posó sobre el hombre de traje y se puso a la defensiva queriendo cerrar la puerta para que aquel hombre no entrara.

-¡Vete! ¡¿Que más quieres de mi?!

-Solo vine a saludarte Sera-chan, ¿porque eres así?

Posicionó su pierna recibiendo un fuerte golpe en esta pero aquello no lo hizo retroceder sino le dio más fuerza para sostenerse del marco tratando de llegar al joven y tomarlo entre sus brazos. Todo se detuvo, Osomatsu abrió los ojos ampliamente y el abogado también observandose hasta que por el rostro del ojicarmesí comenzaron a rodar gruesas lágrimas.

-¿Un bebé? ¿Tu hermano?

-Es mi hijo...

-¡¿Có-cómo?! ¡¿Con quien te revolcaste que te dejó preñado?!

-¡Contigo pedazo de imbécil! ¡Tu eres el padre maldito desquiciado!

El llanto se intensifico por los gritos por lo que optó en ir a ver a su pequeño tomandolo entre sus brazos dejando ingresar a su hogar al abogado.

-Mientes.

-Entonces compruebalo por ti mismo.

Se acercó con el infante más calmado y con los ojos abiertos denotando aquellas franjas amarillas en sus orbes carmesí, que se ampliaron al ver al hombre desconocido aferrandose a la prenda más cercana de su madre que aún lo sostenía.

-Osomatsu...

-No me interesa que te hagas cargo, eso ya lo hice nueve meses y ahora que nació...

Fue interrumpido en un abrazo que envolvió a ambos ojicarmesí.

-Me haré cargo, aparte tú huiste de mí, debiste llamarme, decirme, me hubiese encantado ver tu estomago crecer, eres un estúpido.

Nuevamente las lágrimas recorrieron sus mejillas con la diferencia de que esta vez había una promesa de por medio.

-Cásate conmigo.

¡Omedetto Otanjobi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora