BeelSatan | KaraOso

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-¡Beelzebub-sama! ¡Beelzebub-sama!

Aquella súcubo de ojos ámbar corrió hasta el segundo príncipe del inframundo tropezando con algunos sirvientes cayendo al regazo del poderoso demonio que la miraba hastiado por sus gritos.

-¡Sa-Satanás-sama ha pedido que se presente a su palacio!

Se inclino rápidamente dejando la frente pegada al suelo.

-Dile a tu señor que por el momento no estoy de humor para atender alguno de sus berrinches para eso está el menor de nosotros.

-B-Beelzebub-sama.

Un poderoso estruendo se escucho después de la súplica de aquella demonio, la puerta del palacio del rey de las moscas cayó asustando a todos los presentes quienes huyeron despavoridos por aquella aura roja que emanaba del rey del infierno.

-¡¿Porque no respondes a mis llamados, estúpido Beelzebub?!

-Porque no.

Aquello solo hizo enfurecer al dios del infierno que inicio un berrinche y camino hasta el de ojos azules para tomarlo por el cuello de sus prendas para zarandearlo vez tras vez.

-¡¿Solo así?! ¡Soy tu dios estúpido rey de las moscas! ¡Debes obdecerme siempre! ¡Siempre que yo quiera!

El sonido de una clase de látigo lo hizo detenerse y de un momento a otro se vio sometido por aquella planta que siempre acompañaba a su hermano menor.

-Eres caprichoso e inmaduro, el título de líder solo lo obtuviste por nacer primero, eres flojo, aburrido y muy alegre a la hora de meterte entre las piernas de las súcubos.

La planta comenzó a frotar los puntos sensibles del ojicarmesí quien se quejo tratando de liberarse de aquel agarre con algún poder pero su cabeza fue alzada desde atrás desde los cabellos de su nuca para encontrarse con los orbes azules de su hermano brillando de excitación.

-Te he extrañado Satán.

Un feroz beso fue lo que recibió a lo que el ojicarmesí lo correspondió gustoso abriendo los labios para que la lengua del menor se abriera paso en su interior. Sin nada de cuidado sus prendas fueron arrancadas de su cuerpo dejando solo tirones de tela mientras los téntaculos que poseía aquella planta comenzaba a secretar algo viscoso que cubrió su cuerpo removiéndose con asco ante la sensación en su piel y fue empujado separado del suelo mientras sus piernas eran separadas a la fuerza.

-Al parecer estás muy ansioso.

Un fuerte golpe resonó contra una de sus nalgas arrancandole un grito a causa de la impresión jadeando aún más ansioso retrayendo su entrada mientras su glande ya escurría de presemen.

-Deja de jugar Beel, entra ya.

El rey de las moscas se limitó a tomar asiento en su trono e hizo tronar sus dedos por lo que los tentáculos en el cuerpo del ojicarmesí se deslizaron hasta su entrada mientras este soltaba un gritillo de sorpresa y después un gemido al ser penetrado por dos de aquellas cosas embestido con violencia.

-B-Beel, ha-haz que se detengan, ¡ca-carajo!

-Te escuchas muy a gusto Satán.

La sonrisa que denotaba sus colmillos salió a relucir viendo como aquellas extensiones de su planta protectora se perdían en el interior de quien fuese su hermano mayor, entraban y salían arrancando placenteros gemidos del ojicarmesí cosa que ya había hecho reaccionar a su hombría rasguñando el descansa brazos de su trono.

-¡Beel! Mmm.

Su rostro sonrojado, jadeante y excitado pudieron con su cordura, las embestidas se detuvieron.

-Supongo que puedo complacerte un poco.

Sonrió al ver como lo que yacía en el interior de su hermano separaba su entrada por lo que libero su erección relamiendose los colmillos.

-¡¿A-Ah?! ¡¿Beel?! ¡¿Que vas a hacer?! ¡Ah!

Las lágrimas calientes resbalaron a causa del exceso de placer ante la tercera penetración contra su cuerpo y pronto se volvió una masa de gemidos debido a la reanudación de la embestidas.

-¿Se siente bien? ¿Que tal Satán?

Lo sostuvo por las caderas sin dejar de embestir su cuerpo succionando partes de su piel y pezones apretando la carne a su disposición dejando sus uñas y dedos marcados en la piel del mayor.

-¡Más! ¡Más Beel!

Entre las embestidas logró encontrar el punto que haría enloquecer al ojicarmesí debido a que este le apretó aún más.

-Jo-Joder.... nngh.

Gritaba sin pudor alguno por lo que su boca fue ocupada por una nueva extensión de aquella planta que simulaba embestidas mientras que el ojiazul era estimulado con aquella visión del mayor.

-M-me vengo.

No sabía cuantas veces el ojicarmesí había alcanzado el orgasmo pero este era el primero por lo que se corrió en el interior del ojicarmesí mordiendo su pecho hasta hacerle sangrar sonriendo al verlo.

-Más Beel~.

Los tentáculos dejaron el cuerpo del ojicarmesí y se aferro al cuello de su hermano menor moviendo sus caderas buscando provocarlo de nuevo cosa que logró cuando el de ojos azules grito no ser molestado.

¡Omedetto Otanjobi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora