3.Idiota despreocupado

1.8K 181 46
                                    

Capítulo 3:

Lya:

Desperté con un fuerte dolor de cabeza, lo primero que vi fueron luces en el techo, luces que me dejaron ciega por un segundo ¿ESTABA MUERTA? ¿ASÍ ES EL CIELO? Volví a cerrar los ojos y escuche a alguien hablando por teléfono a mi derecha.

"Si está bien, solo esta inconsciente"

No escuche lo que decía la persona en la otra línea

"la voy a llevar a casa cuando se despierte". ―más silencio ―"si, adiós". ―colgó

― ¿Con quién hablabas Ian. ―pregunte aun con los ojos cerrados

―Con mi mamá, intente comunicarme con la tuya pero...―no termino la frase

―Lo se.― dije y después abrí los ojos ―¿en dónde estamos?

―En el hospital tonta, ¿no recuerdas lo que paso?. ―se acercó a mí

―Iba a cruzar la calle cuando...―recordé ―un imbécil en un carro negro me iba a atropellar

―Sí y ese imbécil nos trajo al hospital

―Era lo mínimo que podía hacer después de... ―me detuve a observar todo, era un cuarto blanco, con 3 muebles de cuero café, una mesita con varias botellas de agua caras y para ser sinceros esto podría ser más grande que mi casa ―¿En dónde estamos?. ―mire a Ian a los ojos y seguramente él sabía lo que estaba pensando

―En el hospital de Oriente.―dijo esto muy bajo

― ¿ESTAS LOCO? OOHH CLARO QUE ESTAS LOCO ¿CÓMO SE TE OCURRE TRAERME AQUÍ? POR DIOS IAN ¿EN QUE ESTABAS PENSANDO? ―Estaba muy alterada, demasiado diría yo.

―FUE EL.―Ian también estaba gritando

―IAN NO ME VA A ALCANZAR PARA PAGAR NI LAS BENDITAS QUE ME PUSIERON EN LA FRENTE.

Escuche como dos personas hablaban al otro lado de la puerta, momentos después esta se abrió y sin dejar que diera un paso más dije lo primero que se me vino a la mente al verlo

―Eres un imbécil.― dije y después de mirarlo a los ojos no pude decir nada más

Era un chico apuesto, cabello castaño, demasiado alto para ser real, pude ver que debajo de su camiseta gris tenia los brazos marcados y sus ojos color avellana sin duda le daban el toque final para que fuera de esos chicos que derriten a cualquier mujer con tan solo una mirada. Después de un momento en donde los dos no dijimos nada, recordé el porqué de mi enojo

―Eres un imbécil, primero me atropellas y después me traes al hospital más caro que hay en la ciudad, como si todos tuviéramos el dinero suficiente para pagar algo así ¿NO SABES QUE HAY HOSPITALES PARA SOCIALES?― empecé a gritar y después me calme ―y es que aquí te cobran hasta por respirar, porque...―no termine la frase

¿SE ESTABA RIENDO DE MÍ? Pude ver indicios de sonrisa en su cara pero ¿EN SERIO ESTABA RIÉNDOSE?

― ¿Te estas riendo de mí?

―No me atrevería.―por fin escuche se voz

Y tenía una voz muy linda.

―Pues parece que te estas riendo de mi

― ¿Crees que sería capaz después de casi atropellarte?. ―puso su mano en el corazón haciéndose el ofendido―

― ¿Casi atropellarme? ¡ME ATROPELLASTE!. ―Grite

― Ni siquiera te toque y en mi defensa tú te atravesaste. ―se sentó poniendo un pie sobre su rodilla y los brazos extendidos en el sillón que estaba justo enfrente de mi cama

― ¿QUÉ YO ME ATRAVESÉ? PUES CLARO IDIOTA, PARA ESO SE HICIERON LAS CALLES, PARA ATRAVESARLAS Y CAMINARLAS. ― Este tipo tenía algo que me sacaba de mis casillas

―Tranquila. ―Dijo mirándome a los ojos ―pareces un oso gruñendo

Puse los ojos en blanco ―y tú un idiota

―Si me dejaras hablar por un momento sabrías que no tienes que preocuparte por los gastos médicos, que todo está cubierto.―dijo levantándose del asiento y dirigiéndose a la puerta

―Gracias.―dije tímidamente porque sabía ser agradecida con la gente

―Así que la osita tiene buenos modales. ―dijo abriendo la puerta

―Idiota.

Escuche su risa al salir y ahí, sin darme cuenta estaba empezando lo mejor y peor de mi vida.

Robbers S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora