14. Encerrados, dulce y adictivo

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El timbre, que daba el fin de las clases del lunes, sonó. Todos los alumnos se apresuraron a tomar sus cosas y salir de ese condenado lugar, pero no solo ellos, los profesores no se quedaban atrás. No señor, estaban más que listos con su maletín ya echo, esperando con ansias que el tumulto de chicos se hiciera menor así, poder decir adiós a ese largo día de trabajo.

Los pasillos se iban desocupando poco a poco, hasta quedar completamente vacios. Ya casi no había nadie, todos se habían ido a sus hogares, todos menos un albino que seguía sentado en su banco, apoyando su frente en la mesa, el único que quedaba en el salón del laboratorio.

Suspirando con frustración, debido a que lo único que pudo pensar en todo el día fue en el maldito castaño que había consumido completamente cada uno de sus pensamientos.

Su sonrisa, su mirada, su expresiones, algún que otro gesto, cuando se enoja o cuando está realmente feliz, pensativo o distraído. No había nada de Hiccup, que hubiera pasado de largo en Jack. Desde sus expresiones, hasta ese pequeño tic que tiene de jugar con sus manos cuando está nervioso.

Se sentía impotente, realmente molesto, molesto consigo mismo. Si lo hubiera conocido de otra forma, rio negando con la cabeza, hubiera sido el mismo idiota que el de aquella vez. Nada cambiaria.

Suspiro tratando de alejar ese incomodo sentimiento de su ser. Desde lo sucedido en el estudio de fotografía, no se atrevió ni a prender su celular, no quería verlo, ni escucharlo. No quería ser rechazado sin haber intentado hacer algo para remediarlo. De repente se paralizo, tomo su cabeza con ambas manos, revolviendo todo su blanquecino cabello, comenzó a reír a carcajadas, ya que, si no reía lo más probable es que se largara a llorar como un bebe.

-¡Jajajajaja! Jack Overland, el famosísimo Jack Frost, corazón de hielo. Temiendo por ser rechazado ¡Jajajajajaja! ¿¡Y además por un nerd!?- Reía mientas volvía a apoyarse en la mesa -¿¡Quien diría que el rompecorazones, teme por que le rompan el suyo!?- Dijo mirando la ecuación de química del pizarrón.

-Así que, lo que dijo Adrien fue verdad- Y ahí estaba, parado en la puerta, mirando al albino con una expresión de preocupación. Mientras que Jack no sabía por cual ventana saltar, no importaba que fuera un segundo piso.

-Intente comunicarme, pero no atendiste ninguna de mis llamadas, ni mis mensajes. Así que me preocupe- Dije mirando al suelo, jugando con sus manos, se notaba sus nervios.

-Si no te contesto, es porque no quiero hablar contigo. Simple razonamiento nerd- Dijo tomando sus cosas y evitando cualquier contacto visual. Maldiciendo mentalmente, ¿¡así quieres mejorar las cosas!? Que imbécil, pensó. No era porque él quisiera tratarlo así, sino porque ya le salía natural. La naturaleza de un idiota, es difícil de cambiar.

Estaba por marcharse del lugar, con el trofeo al cobarde del siglo, pero antes de poder levantarse de la silla, escucho el cerrojo de la puerta. Al levantar la vista, vio con sorpresa como Hiccup había cerrado con llave la puerta y lanzaba la condenada llave por la ventana, sin dejarle tiempo a actuar al albino.

-¿Acaso estás loco? Nos acabas de encerrar- Dijo mirando por la ventana, la dirección donde había volado la llave.

-Lastima, ahora tendremos que hablar, quieras o no- Se sentó en la mesa del profesor. Jack no se dio vuelta, simplemente no estaba preparado para aquello.

- ¿¡ Que tienen todos por esa manía de encerrarse con la otra persona!? Que rara forma de querer arreglar las cosas- Dijo sin despegarse de la ventana.

-Suelen decírmelo- Rio, pero pronto se puso serio -Dime ¿Es verdad que sientes algo por mi?-

-Ya sabes la respuesta a esa pregunta, para que quieres que la responda- Dijo Jack.

La Venganza Del Orgullo Rey [Frostcup]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora