Recuerdos

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Observo distante la foto de mi familia del escritorio desde el respaldar del asiento, esa foto era cuando tenía solo cinco años, cinco años en los cuales mi vida se convirtió en un completo infierno, uno donde no tenía salida alguna más que golpes y comentarios ofensivos por parte de un hombre que ahora solo odiaba con toda mi alma.

Sé que el odio es un sentimiento muy fuerte, sé que es casi imposible odiar a una persona, que el odio destruye a todo aquel que sienta ese remordimiento ¿Pero qué pasa conmigo? Que yo ya he sido destruido mucho antes.

Apreto fuertemente el borde del asiento de cuero al recordar cada noche que ese hombre... No. A eso no se le puede llamar hombre, recuerdo cómo ese animal golpeaba a mi madre por defenderme.

Flashback

Miro asustado desde el rincón de mi cuarto con mi pequeña cara empapada por culpa de mis lágrimas al ver como papi golpeaba espantosamente a mi mami.

-¡Acaso no entiendes cuando te ordeno que no te metas!- grita furioso tras darle un golpe tras otro golpe.

-Mi niño, vete por favor- suplica mami muy adolorida con lágrimas en sus ojos.

-Mami- la llamo varias veces cuando veo que cae dormida al suelo.

Corro hasta ella muy asustado y toco suavemente su mejilla limpiando rastros de lágrimas en ellas. Pero solo puedo limpiar eso, lágrimas, no puedo limpiar todo lo que ha hecho mi padre en ella. Miro sus párpados cerrados, siento su débil respiración, y me acerco para besar su frente, esperando con eso a que despertara y volviera volviera a verme a los ojos... Y tal vez decir "te amo", una frase que solo de sus labios ha salido, nunca de los de mi papi.

-¡Espero que aprendas la lección inepto!- advierte mi papi con esa mirada frívola, no responde ni asiento ganándome un fuerte golpe de su parte -¿ENTENDISTE INÚTIL?- grita mirándome más que furioso.

- S...Sí, papi- tartamudeo con la cabeza gacha sintiendo mi cuerpo adolorido.

-Eres un debilucho sin utilidad alguna, me arrepiento de haber dejado que nacieras-. Escupe con palabras filososas. Aquellas palabras que dejan cicatriz con su filo, cicatrices que aún resguardan.

¿Por qué mi papi me decía esa cosas? ¿Acaso se había enterado de mi pequeña travesura de hace unos días y por eso estaba enojado conmigo? No lo entiendo. Pensaba. No entiendo nada.

Fin Flashback

-No sabes como espero con tantas ansias hacerte pagar por lo que nos hiciste, maldito bastardo- digo para mí mismo con esa mirada de odio hacia su rostro farsante e hipócrita.

En ese momento solo era un niño de cinco años, asustado e indefenso. Pero ya no más, nunca más jugaré el papel de niño tonto. Ahora que puedo pensar con claridad, ahora que puedo hacer todas aquellas cosas que antes no podía hacer, por miedo, por inseguridad, por falta de apoyo. Ahora soy un hombre, y me haré cargo del animal, lo haré sufrir como él hizo conmigo, me encargaré de que esté encerrado como animal de circo, a cómo él me encerraba en mi cuarto por días enteros sólo para no ver mi rostro.

Me levanto del asiento y camino hasta la puerta con pasos decididos, pasos que aprendí a dar desde el día en que pude salir del infierno. Yo no deseo el cielo, ni el infierno, yo deseo el universo entero para poder vengarme. Porque ese hombre, ese animal, no merecía que lo llamara padre, él se había encargado de enseñarme lo que era saber odiar con todas mis fuerzas a una persona y por eso juro por mi vida y la de mi madre que lo haré pagar hasta el más mísero y último día de su vida.

Giro de la perilla en mis manos y abro la puerta. Le aviso a la secretaria que cuando venga la siguiente clienta la deje pasar a mi oficina. La señora asiente y me encamino de nuevo a la comodidad del despacho. Suspiró pesadamente. Debo dejar de pensar en eso. Pienso y sacudo la cabeza alejando esos pensamientos de mí mente.

Un pasado con futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora