Por ti mamá

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-Señores, procedamos- ordena el juez.

Vladimir se levanta y camina por el pequeño sendero que forma al pasearse en el mismo lugar. Como siempre, defendiendo su propio caso.

-A ver señoría, ¿Por qué deberíamos realizar una división de bienes después de doce meses en los que mi amada esposa me abandonó?- interroga cínicamente -Es una acusación muy grave decir que yo abusaba de mi esposa, como hacerlo si yo la amo- dice fingiendo cariño.

-¡Objeción!- exclamo levantándome de mi lugar -¿Amar? Que sabes de eso- le reclamo tratando de sonar sereno.

-Objeción denegada, espere su turno Licenciado- ordena el juez con rudeza.

Comprado. Sonrío descarado, si vamos a jugar que empiece el juego.

-Yo veo una desventaja si hablamos sobre las denuncias, pero... ¿Por qué no pregunta su preseñoría? ¿Qué pasó cuando mi esposa trató de huir? ¿Acaso no me agredió con un jarrón provocando esto?- señala su frente con un golpe en esta.

-Es el turno del abogado defensor de la Sra. Whitemood- prosigue.

Me levanto y tomo un expediente pequeño.

-Yo no diría Sra. Whitemood- recomiendo caminando hacia el juez, saco un acta de divorcio del expediente y se lo entrego -En esa acta se confirma que los señores ya no están casados desde hace doce meses y tres semanas, entonces... ¿Por qué tuvo que recurrir a la violencia si ya no existía un vínculo que los uniera? ¿Acaso era porque estaba cautiva de su libertad?- cuestiono causando intriga ante el juez y los testigos.

Me recuesto en nuestro escritorio y juego con el expediente en mano.

-¡Objeción su señoría!- exige Vladimir buscando un buen argumento para interrumpir mi cuestionario anónimo.

-Adelante- incita el juez.

-¿Y quién asegura que estaba cautiva?- contraataca retador.

-¿Qué me diría usted su señoría, si yo le confieso que tengo pruebas?- pregunto mirándolo a sus ojos.

-Le diría que me las muestre- agrega haciendo amago de que me acerque.

Camino con seguridad y le doy una mirada de reojo a Vladimir, ¿merece que lo llame padre? Ni merece ser llamado por su nombre.

Entrego dos imágenes donde se muestra en la primera como él la jalonea de manera nada agradable tomándola de su nuca y en la segunda como parece que le dice algo y le advierte con el índice. El juez las analiza con cautela observando de vez en cuando en dirección a mi madre y a ese hombre.

-Yo suponía que este jucio sería por división de bienes, no de acusación de violencia- ironiza disimuladamente Vladimir.

-Bueno... Veo que este no es el caso, pero a lo que quiero llegar es que si no tenía ninguna relación no veo porque el Sr. Vladimir tenía que buscar a mi... clienta.- digo -Si ella no buscó otra oportunidad para reclamar lo que por derecho le correspondía era por el temor que le implantaba el señor aquí presente- lo señalo sin titubeo, admiro como trata de controlarse para no gritarme como antes.

¿No te atreves infeliz? Cuestiono con burla en mi interior.

-¿Y lo dice su...? ¿hijo? o ¿abogado defensor?- cuestiona recalcando la palabra hijo.

-Como ambas- respondo con tranquilidad, si piensa que puede intimidarme ahora se equivocó -. Así que volviendo a lo anterior, yo diría que mi clienta tiene todo el derecho de reclamar su parte correspondiente después de haber soportado tantas hostilidades a su persona- concluyo satisfecho de mi discurso al apreciar como el juez empieza pensarse mejor su veredicto.

-Suspenderemos este caso hasta nuevo aviso, y seguidamente se dará el veredicto final. Hagan el favor de esperar- concluye también el juez ordenándonos salir de la sala.

Acatamos sus órdenes y me retiro junto con mi madre para esperar en la pequeña sala de afuera, paso mi brazo por sus hombros y la atraigo hacia mí para darle ánimos y valor. Apoyo mi cabeza en la suya y nos tensamos cuando sale el gran infeliz de la sala con una chispa de furia en sus ojos.

Mi madre se refugia más a mi buscando protección y resguardo.

-Tranquila mamá, no permitiré que te vuelva a lastimar- le digo besando su frente.

-Estoy más que orgullosa de ti, mi niño- suelta con su voz débil.

Cuanto daría porque fuera la misma mujer de antes.

-No te saldrás con la tuya inútil- amenaza enviado su mirada frívola a nosotros, le sostengo la mirada.

-No hace falta que digas eso papá,- menciono cínico -porque yo no estaría tan seguro si todo es dinero convencerá que el juez veredicte a tu favor- me burlo.

.....

-Señores, el veredicto ya está listo.

Asentimos y esperamos pacientes en lo que nos corresponde a mi madre y a mi, por parte de Vladimir solo se dedica observar al juez como lo hace un león a su presa.

-Se ha decidido aceptar la exigencia de bienes...

-¡Qué?- se exalta Vladimir, es fácil apreciar sus venas resaltarse en su cuello y frente.

-... Por lo tanto ordeno que se le brinde a la Sra....

-Sra. Caroline West- completo con serenidad.

No alegría, eso era solo una parte.

-Ambos deberán tener el 50% de todo, haremos un lista de los bienes que le correspondran a cada uno. Señores, esto es todo- sentencia sin más preámbulos, se levanta de su silla y abandona la sala.

Vladimir nos mira con furia, la misma que brindaba cada noche que no soportaba algo que hiciéramos.

-Te arrepentirás por lo que has hecho, Caroline- espeta con hostilidad.

-Lo mismo digo... Vladimir- murmuro con repugnancia su nombre.

Guío a mi madre directo a la salida, le abro la puerta caballerosamente y rodeo el auto para irnos. Este juego no acabado, es solo el principio, tengo un As bajo la manga y lo usaré a mi favor. Solo he expuesto una parte de las cartas, solo queda esperar... Y luego, jugaré  todo lo que tengo para residir el triple.

Un pasado con futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora