Capítulo 1

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¡Bip! ¡Bip! Suena el despertador, con lo agusto que estaba yo de vacaciones, ahora pensar que me toca volver a la rutina, con las compañeras de clase que solo saben hablar de maquillaje, de moda, y lifting, de pensar solo eso apago el despertador haciéndome la tonta y sigo durmiendo.
Pero de repente oigo un chillido, es mi padre, como siempre.
-¡ROCÍO! Que te conozco sal de la cama y ven a desayunar, conmigo no te vas a escaquear bonita.
Doy un resoplido y no queriendo ir al instituto digo:
-Voy papá, no seas agonías...
-Venga hija, que eres la mayor de los hermanos y tienes que dar ejemplo.
Siempre con la misma cantinela; mis hermanos son tres y conmigo cuatro, yo soy la mayor, mi hermano pequeño tiene 12 años y se llama hugo, el mediano 13 y se llama Pedro y el más grande 16y se llama Iván. Por eso mismo mi padre no para de dar la tabarra con eso, dice que tengo que ser responsable, ya que como mi madre murió, tengo que hacer de madre por ellos.
-Si, papá, ya bajo.

Cuando bajo al comedor, mi padre me tiene preparado un pedazo desayuno, que me encanta, siempre me hace unos desayunos increíbles y se lo agradezco porque me encanta comer.
Me ha echo dos huevos fritos, patatas al horno, y un zumo de naranja, para empezar con energía el día. Que me hace falta.
-Rocío, ¡Buenos días! -dicen al unísono mis tres hermanos.
-Buenos días, renacuajos. -contesto.
Son las 7:35, aún queda 20 min para salir de casa y me como tranquila mi desayuno.

Mi padre me lleva de camino al instituto, junto a mis hermanos. No vivimos lejos del Instituto, pero como mi padre va a trabajar en esa dirección le pilla de paso y siempre nos deja, a no ser que pase un contratiempo.
Cuando nos deja, bajamos del coche, y mis hermanos ya han localizado a sus amigos y se van corriendo y me dejan sola como siempre, cosa que agradezco. Voy caminando hasta llegar a la puerta de la clase donde me toca y espero a que toque el timbre.

Todos mis compañeros han llegado, y entramos a clase. Otra aburrida clase de física. Desgracia de mi que elegí bachillerato de ciencias. Ahora tengo que soportarlo.
Llega el profesor, y como siempre hacemos las presentaciones. Nos tenemos que levantar y decir nuestros nombres y de donde venimos. Chorradas.

Cuando ya nos presentamos todos, decide de comenzar a dar la clase, que en teoría hoy es para que nos digan los profesores que vamos a hacer en el año. Cuánto más lo pienso más me tenía que haber quedado en casa. Bueno lo hecho, hecho está.
Tras pasar un cuarto de hora, de repente tocan la puerta del aula.
-Adelante. -dice el profesor.
Se abre la puerta, y aparece un chico, guapo, alto, fuerte, cabello castaño claro, y ojazos verdes.
Lo que faltaba el boom de los cotilleos y las habladurías de mis compañeras...
Se decide a entrar el chico, y con gesto firme y de aquí estoy yo, dice su nombre.
-Hola, me llamo Eric. -y guiña un ojo a todas las chicas.
Lo que me faltaba, encima de guaperas chulito. Que suplicio de curso me espera por Dios...
Yo no lo miro, no le hago caso, pero las demás están embobadas mirandole con la boca abierta. ¡Venga ya! ni que fuera Orlando Bloom.
Por fin se sienta, y nada más y nada menos que a mi lado, ahora todas esas arpías con ganas de hincarle el diente a Eric, me van a empezar a llamar de todo, solo por el simple echo de que se ha sentado a mi lado.
Las odio.
Después de que Eric se presente acto seguido el profesor comenta que es un nuevo alumno del Instituto y dicho esto comienza el profesor a dar la "clase".
El chico me mira, yo no lo miro, no le voy a dar el gusto. Y de repente me dice.
-Hola, ¿cómo te llamas, guapa? -dice con una sonrisa pícara.
Uy uy uy, conmigo eso no te va a funcionar guapito. Pero le miro y con una sonrisa falsa, le contesto.
-Hola, me llamo Rocío, encantada.
El me mira, me mira, me mira y me mira. Cosa que me pone nerviosa y cuando voy a mirar para el profesor, me dice:
-Bonito nombre. Mi madre se llamaba así. -contesta después de haberme mirado bastante tiempo.
Ha dicho se "llamaba", curiosa de mi le pregunto siendo lo más amable que puedo.
-¿Se llamaba? -digo en un tono apenada.
El me mira otra vez como lo ha echo antes y me contesta con una suave sonrisa en la boca.
-Si, murió de cáncer el año pasado.
Yo te entiendo como te sientes, mi madre también falleció pero no de cáncer... De un borracho loco que la atropelló y sigue de rositas por ahí, pienso, pero no le digo eso, no me quiero abrir a las personas nunca me ha gustado y le contesto:
-Lo siento, tiene que haber sido duro...
-En realidad, no nos pilló de sopetón, ya lo sabíamos desde hace un tiempo, pero aún asi, es un poco doloroso. -dice un poco apenado.
-Lo siento por si te ha molestado ni comentario, de meterme donde no me llaman.
-Jajajajaja -se ríe y yo no entiendo nada.
-¿De que te ríes? -le pregunto.
-De ti. -suelta.
-¿Por qué si se puede saber? -digo en un tono cabreado.
-Porque, todas ponéis siempre la misma cara, siempre hago esa broma para veros la cara, es muy gracioso.
Bueno, bueno... me enciendo por segundos y por no armar la marimorena allí en clase, respiro hondo y le suelto lo más bajo que puedo.
-Mira guaperas, estas tonterías no me gustan, te has equivocado conmigo en ese aspecto, yo no te voy a bailar el agua como todas, ni a reír las gracias. -dicho esto me quedo más agusto.
El chico me mira boquiabierto, y de repente se ríe. Y acto seguido dice:
-Lo sé. Por eso me he sentado a tu lado, me gustan las chicas con carácter como tú, me he sentado aquí por que has sido la única que no me ha mirado y me has llamado la atención, y visto lo visto ahora mismo, me gusta tu forma de ser. -dice sin pestañear y yo me quedo boquiabierta.
Nunca me habían dicho nada parecido, todos eran unos creídos mal criados. Pero no me iba a dejar llevar tan rápido.
-¿Que quieres decir con eso?
-Digo, que vas a ser mía, pequeña.
Ahora soy yo la que me río.
-No lo creo.
Y sin quererlo me río.
Se me queda mirando, por la respuesta que le he dicho, y toca el timbre. Me levanto y me voy.

Ya son las 15:00h y mi padre no llega, estoy con mis hermanos, que no paran de hablar de lo que han echo en clase y la desesperación me puede.
Por fin oigo el pito del coche y ya se que es mi padre, corriendo subimos y nos vamos a casa.
En casa dejo la mochila tirada y corro a mi habitación, es mi sitio de relajación, mi spa, por así decirlo.
Me conecto a Instagram y veo que me han mandado una solicitud de seguimiento, entro en el perfil para ver quién es, y justo, era Eric. Entonces acepto que me siga, pero yo a él no.
Dejo el móvil sobre la mesa, y me tumbo en la cama a descansar y a pensar en lo ocurrido hoy en clase.

No me hables, solo bésame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora