Capítulo 11

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A la mañana siguiente, salimos todas a tomar algo por Madrid, yo me tengo que ir pronto así que aprovechamos todo lo que podamos para estar juntas.

Me lo he pasado muy bien, durante estos días con las compañeras de piso de Marta, pero todo lo bueno se acaba y hay que volver a la rutina.

Vamos a una cafetería muy popular de Madrid. Al famoso Starbucks de la Gran Vía.

Nunca he ido a uno pero me han dicho que está muy bien y hacen unos cafés increíbles.

Nos introducimos dentro del local y pillamos una mesa para seis personas, enseguida viene un camarero guapo, alto, pelo rubio y ojos azules.

Pero mi Eric no tiene nada que envidiarle, sobre todo cuando está sin camiseta, por dios Rocío quita ese pensamiento de tu cabeza. Me río por dentro.

Las compañeras de Marta están boquiabiertas con aquel chico.

—¿Chicas que os pongo? —dice el camarero mirando a su libreta.

Bea empieza a pedir y yo como no se lo que hay en este local me pido lo mismo que ella.

—Ponme un famoso café Starbucks con churros bien buenos. —le guiña el ojo.

Madre mía...

El camarero apunta sin mirar, luego levanta la mirada para ver si queremos algo más.

—A mí ponme lo mismo que a ella. —digo.

Y las demás también se piden lo mismo. El camarero apunta todo y se va.

—Tía, como te pasas. —dice Marta al ver el panorama.

—¿Que pasa? —se ríe Bea.

—Pues que ha pasado de tu cara. —dice Laura y se ríen todas, yo también me río.

—Ya veremos si pasa o no de mi cara. —dice rotundamente.

Dicho esto decidimos hacer una porra para ver si consigue ligárselo, yo le doy un voto de confianza a Bea, y las demás dicen que no se lo lleva, veremos quién gana.

Viene de nuevo el camarero, y trae lo que habíamos pedido y Bea entra al ataque.

—¿Me podrías decir tu nombre? —dice coqueta.

El camarero por fin la mira con esos ojos azules intensos.

—Mi nombre es Yohann. —dice no pronunciando bien el español.
Seguro que es de fuera.

—Yohann... qué bonito nombre. —dice Bea poniéndose la mano en la cara y mirándolo.

El tímidamente sonríe.

—Dime Yohann, no eres de España ¿verdad? —habla y a la vez se coge un mechón de pelo y juega con el.

—No señorita, soy de Alemania. —consigue decir.

La tiene buena Bea, con lo cabezones que son allí. Me río por dentro, voy a perder la porra...

—Por favor llámeme Bea. —le guiña un ojo al decir eso.

Yohann asiente con la cabeza.

—¿Quieren algo más? —termina diciendo el camarero.

—Si claro, si no es mucho pedir, tu número de teléfono. —y Bea le dedica su hermosa sonrisa.

Yohann da una pequeña sonrisa y se va.

Definitivamente he perdido la apuesta...

—Veo que no has podido. —dice María.

No me hables, solo bésame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora