Suena el despertador a las 8:00, no me acordaba de que tenía que llevar a mi hermano pequeño a un partido de fútbol. Hugo está en un equipo de fútbol sala que organiza el Instituto, van segundos, si siguen así pasarán a Nacional.
Me levanto de la cama y me dirijo al aseo. Allí, me lavo la cara, me peino un poco, me visto y salgo del cuarto de baño.
Me dirijo a la cocina.
Esta mi padre preparándonos el desayuno para Hugo y para mi. Mis otros dos hermanos duermen. Normal no tienen nada que hacer y es Domingo. Esta vez mi Padre nos ha preparado tortilla de patatas. ¡Me encanta! Mi padre siempre ha sido buen cocinero y siempre lo será.—Buenos días, Rocío. ¿Cómo has dormido esta noche? —me dice en cuanto me ve.
—Buenos días. Pues como todos los días. —sonrío.
Mi hermano está muy nervioso. Es normal, se van a jugar la clasificación para subir a Nacionales.
Son las 8:25, Hugo tiene que estar en la ciudad deportiva a las 9:00 así que desayuno tranquila y de mientras tranquilizo a mi hermano cómo puedo.Llegamos a la ciudad deportiva, y Hugo sale corriendo con sus compañeros de equipo. Yo me coloco en las gradas para animarlo. Hugo es delantero y es el pichichi de su equipo siempre dedica los goles a mamá. Y me siento muy orgullosa de que lo haga.
Entran los dos equipos al campo, se saludan y piden campo. Y empieza el partido.
Y de repente...
—Buenos días, pequeña. —me dicen al oído.
¡No puede ser! ¿qué hace Eric aquí? ¿es que siempre me lo voy a encontrar en todos los sitios?
Me giro y lo veo allí. Sentado a mi lado.
—¿Que haces aquí, Eric? —digo.
—El entrenador de ese equipo es mi amigo y me ha pedido que venga. —dice y me señala el equipo. —¿Y tu que haces aquí? —pregunta.
—Mi hermano juega en ese equipo, y tengo que acompañarlo. —señalo con el dedo a mi hermano.
—Pues que casualidad. Rocío, es el destino. —se ríe. Pues odio al destino.
Su presencia me impone y no se por qué. Y acto seguido mi hermanito marca un pedazo de gol. Y como siempre se lo dedica a su madre. Yo salto de la alegría, tienen un pie dentro de los Nacionales.
—Joder con tu hermanito, juega muy bien. —dice.
—Pues claro, que te pensabas. —digo orgullosa de mi hermano.
—Pues me alegro que haya marcado. —se ríe.
—¿Por qué? Tendrías que estar apoyando al equipo de tu amigo. —digo alucinada.
—Pues porque así no tengo que invitar yo en la comida. —me dice riendo.Todo cuadra.
Acaba el partido y han quedado ni más ni menos que 5-0. Les han dado un baño.
Mi hermano viene hacia nosotros.
—Rocío, ¿ese es tu novio? —dice. Joder lo que me faltaba...—Pues claro que... —Me corta Eric.
—No, pero lo será ya verás. —y le guiña el ojo a mi hermano, éste se ríe.
—Hacéis buena pareja. —dice, y se va a ducharse.
No pude ser, mi hermano acaba de decir que hacemos buena pareja. No me lo creo.
—Hazle caso a tu hermano, tiene toda la razón. —se ríe. Y yo paso de él.—No le voy a hacer caso, Eric. —digo. No quiero nada con Eric. Ya se lo tiene que currar.
—Tío ¿nos vamos? —dice alguien. Se gira Eric yo también me giro y le choca la mano. Su amigo es alto como Eric, tiene los ojos azules y es rubio, y también está fuerte.
—Si, pero antes te quiero presentar a mi futura novia. —dice y me coge del hombro.
¿Pero de que va?
—Encantado, me llamo Rubén. —dice.—No le hagas caso eh, todo está en su mente. —digo y me señaló la cabeza.
Éste se parte y Eric también.
—Tranquila, es un buen chaval. —dice ayudándolo.Me deshago de su hombro y mi hermano viene hacia a mi. ¡Me ha salvado mi hermanito!—Bueno... Me voy ya tengo que llevar a mi hermano a casa. —digo excusándome.
—Rocío, si lo dices por mi, a mi me da igual, podéis estar más rato juntos. —dice riéndose.
Retiro lo dicho. De salvarme nada, me ha tirado al hoyo directamente... ¿ahora que digo?—Hugo, si quieres quedarte sin Play Station 4, a mi tampoco me importa, pero como se que después me vas a dar la tabarra nos vamos ya. —digo.
—Vaámonos. —dice de inmediato. Y Eric y su amigo se ríen.
—Chico te tiene atado. —dice Eric riéndose.
— Es que la Play es la Play. —dice mi hermanito encogiéndose de hombros.
Y finalmente me despido de ellos.Ya son las 16:00, y quedo con mi amiga Marta antes de que se vaya a Madrid. Nos reunimos en la Plaza Real. Cuando me ve me abraza y como no, lo primero que hace es preguntar por la quedada de Eric para guiarle por Madrid. Yo suspiro, no hay escapatoria.
Le cuento todo a Marta de pe a pa. Y esta alucinando de todo lo que le he contado, no me extraña, en tan poco tiempo y todo lo que ha pasado. No es normal.
—Tía... ¿Cómo pudiste resistirte a ese chico en toalla? —Se empieza a reir. Yo me encojo de hombros.
—No se, por que no quiero nada con el. —digo.
—Rocío, nunca te cierres a nuevas relaciones, ¿es por lo que te pasó con tus ex?
—Marta, no quiero volver a hablar de ello, por favor. —le digo molesta. Parece mentira que no lo sepa ya. Que no sepa que me duele ese tema. Y se me saltan las lágrimas.
—Rocío, por favor no llores. Ya se que te dolió todo lo que te hicieron, pero no puedes estar así para siempre, tienes que abrirte al amor, por que todos no son así. —dice consolándome.
—Marta, ¿no entiendes que me han quitado la ilusión de enamorarme? —y continuo diciendo. —entiende que no crea en el amor, Marta.
Se queda callada, sabe que tengo toda la razón del mundo. No creo nada en el amor, no creo nada a Eric.
—Rocío... Se que al final te enamorarás, ya sea con Eric o con cualquier otro chico, pero te vendrá como a todas, y te hará sentir muy bien. —dice en un tono de esperanza.
Suspiro.
—Ojalá. —digo con la esperanza muy baja.
Marta se tiene que ir ya. Va a coger el último AVE de Barcelona-Madrid, la voy a echar mucho de menos. Me voy a volver a sentir sola. Y no quiero eso... Lloro cuando nos despedimos.
—Marta, te voy a echar mucho de menos, prométeme que en vacaciones vendrás. —digo lloriqueando.
—Rocío, eres una exagerada, me puedes contar todo por skype, y me puedes ver. ¿para qué está la tecnología? —me anima, y añade. —Rocío, piensa en lo que hemos estado hablando por favor. Asiento con la cabeza.
—Lo pensaré. Pero no te prometo nada.
—Vale. —me sonríe.
Le doy el último abrazo de despedida, y Marta entra al AVE. Ella me manda un beso ya estando dentro y yo se lo devuelvo.
Ya está, ya se ha ido. Vuelvo a estar sola.
Vuelvo caminado por las calles de Barcelona, pensando en lo que me ha dicho Marta.
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No me hables, solo bésame.
RandomRocío es una chica de 17 años alta, guapa, morena con ojos azules y con carácter fuerte. Rocío vive en Barcelona con su padre y sus tres hermanos, ella ahora mismo está estudiando el último curso de bachillerato de ciencias y quiere salir de ese in...