No me hables, solo bésame.

Capítulo 2

A la mañana siguiente, quedo con mi mejor amiga para tomar algo en una cafetería, se llama Marta tiene 19 años y va a la universidad de Madrid, por eso no nos vemos tanto... cosa que echo de menos su ausencia muchas veces.

Llegamos a la cafetería, y pillamos sitio. Cuando viene el camarero nos pregunta:

—¿Que os pongo chicas? —dice.

—Yo quiero, una media catalana con un bombón, gracias. —digo alegremente. 

—A mi me pones, una tostada con aceite y un cola-cao.

—¿Está todo chicas? —pregunta. 

Nosotras afirmamos con la cabeza. 

No se si decirle a Marta lo ocurrido ayer en el Instituto, si se lo cuento no salgo viva se sus típicas preguntas... «¿Que dices tía?, ¿cómo es?, ¿es guapo?, ¿mayor que tu?, ¿te gusta verdad?» Así que me lo guardo para mi misma, ya se lo diré mas adelante.

De repente, me vibra el móvil. ¿Quién será a estas horas de la mañana? Lo miro y era un número desconocido. Mi amiga me mira y viendo que no lo cojo, pregunta:

—¿Quién es? —pregunta con un tono preocupante.

—No sé, es un número desconocido. —le digo.

—¡Cógelo!, antes de que cuelguen tonta, que puede ser algo importante. —me dice un poco chillando. Siempre fue así de escandalosa...

Finalmente lo decido coger.

—¿Quién es? —pregunta. Mi amiga esta muy pendiente de mis movimientos y de mis gestos, de siempre ha  sido muy observadora.

—¿Ya no te acuerdas de mi, pequeña? —me contesta en un tono pícaro y chulesco. No me jodas que es Eric, como leches a conseguido mi número... me quedo con la cara descompuesta. Mi amiga me lo nota. 

—¿Quién es Rocío? me estas asustando. —pregunta preocupada por la cara que he puesto.

Con señas le digo que me voy al baño para hablar mejor, y ella lo entiende. Cuando ya estoy en los baños y aseguro que no haya nadie le digo:

—¿Cómo has conseguido mi número, Eric? —digo en un tono de asombro. 

—Pequeña, los trucos no se dicen nunca, te he asombrado ¿verdad? —me dice muy seguro y con esa chulería que no me gusta nada.

Me quedo boquiabierta no se que contestar me he quedado en shock. Como ve que no contesto sigue.

—Rocío, ¿te apetece quedar conmigo esta tarde? —sin corte, lo suelta. y sin mas le digo.

—¿Por qué tendría que quedar contigo, si se puede saber? —le digo en un tono sarcástico. Uff, no lo aguanto, cuando dice esas cosas.

—¿No te gustaría quedar conmigo? —me dice riéndose, y a continuación añade. —Es para que me enseñes un poco la ciudad que  me acabo de mudar, y por eso soy nuevo en el instituto. No pienses cosas raras pequeña.

Bueno... que excusa mas tonta me acaba de poner.

—No sé... hoy he quedado con mi amiga todo el día que hace tiempo que no la veo. Ha venido a cosa echa de Madrid para verme. —digo.

—Bueno si es por eso te perdonaré, pero eso no quita que me hagas una guía turística próximamente. 

—Ya veremos, Eric. —le contesto. 

—Vale, Rocío. Nos vemos el lunes. Y cuelga.

Creo que le ha molestado un poco, pero me da igual. ¿Qué se piensa? ¿que no me doy cuenta de su juego...? Dejo la mente en blanco. Y acordándome de que mi amiga Marta me está esperando fuera salgo rápido del baño.

Marta me mira con cara de confusión, no sabia lo que pasaba, y lo peor es que yo estaba igual... estaba aun con la boca abierta con lo ocurrido ahora mismo. Cuando llego a mi asiento, empieza el festival de preguntas, justo lo que no quería que pasara.

—¿Quién era Rocío? —pregunta con cierto interés. Yo pongo los ojos en blanco, ella lo percata y enseguida contraataca.

—Vamos Rocío, ¿desde cuando me ocultas las cosas? —me dice impaciente por saber lo que estaba ocurriendo. Finalmente le cuento todo lo sucedido ayer en clase y lo ocurrido hoy en la cafetería. Ella se queda con la boca abierta, igual que yo. Y me suelta.

—Tía, ¿por qué no has quedado con el hoy? el pobre quiere conocer Barcelona, y seguro que ha acudido a ti porque no conoce a nadie mas. —me dice deseosa de que quede con Eric. ¿Pero que demonios le pasa? es hablar de que he conocido a un chico y ya quiere que este con el... así  me fue en las otras relaciones. De pena, por ir demasiado deprisa. 

—Pero Marta, no lo conozco de nada, no se nada de él. Solo se que se llama Eric y va a mi clase. —digo reprochando su comentario.

—Así lo conoces mas Rocío... después te quejas de que no tienes amigos. —dice descojonandose de la risa. 

—Marta yo amigos así no quiero, precisamente tu que me conoces... no puedo creer que me digas esas cosas. —le corto, y añado. —Además, dice que voy a ser suya, sin conocerlo de nada ya me esta diciendo eso, Marta es un flipado.

—Flipado pero me has dicho que es bastante guapo. —intenta convencerme. Se que si no accedo va a estar así todo el día, y solo de pensarlo me agobia bastante, así que decido decirle que si y quedar con Eric. Total, ¿que puede pasar? es solo una tarde y ya me olvido de el para siempre.

—Vale Marta, quedó con  el, pero solo hoy y se acabó. —digo suspirando. 

—¡Perfectoo! ya me contaras que tal Rocío. —me dice guiñándome un ojo y riéndose.

Sigo suspirando y decido llamarlo. 

Pi... Pi... Pi... 

—Hola pequeña, ¿ya te has arrepentido? —dice en tono guasón. 

—No. Solo que la pesada de mi amiga ha insistido en ayudarte con la guía por Barcelona. —digo muy convencida de lo que estoy diciendo.

—Vale, le agradeceré a tu amiga por convencerte. —se queda callado un momento y después añade. —Hoy, a las 17:00 en mi casa. Apunta, calle Joaquín Costa Nº 25, allí te esperaré para mi guiaje turístico. Y vuelve a colgar.

NO PUEDE SER VERDAD... vive casi al lado mía. A una calle vamos. 

Marta me mira y sabiendo lo que piensa le digo.

—A las 17:00 en la calle Joaquin Costa Nº 25. 

—¡Que casualidad! si vivís casi al lado. —se parte de risa. Sin querer se me escapa a mi también la risa.

Terminamos de desayunar, y nos vamos cada una a su casa a descansar. Yo si que  necesito descansar, lo que me espera esta tarde no es normal. Pero... no entiendo por que estoy tan nerviosa. 

Finalmente llego a mi casa, saludo a mis hermanos que ya se han despertado y me voy a tumbarme en mi cama. Me pongo el despertador a las 16:30, y me quedo durmiendo.