No me hables, solo bésame.

Capítulo 14

Rocío
Han pasado tres días desde que me secuestró Alex, no puedo estar más aquí mi padre y Eric estarán muy preocupados por mí, pero no puedo escapar de aquí, es casi imposible.

***

Eric
—¡Joder! —le doy un fuerte golpe a la mesa.

—Eric, seguro que la encontraremos. —dice Pablo, el padre de Rocío.

—No puedo estar tranquilo, sabiendo con quién está en estos momentos. —digo muy alterado.

—¿Pero como estás tan seguro que la ha secuestrado Alex? —pregunta Pablo.

—Pues porque Rocío me dijo que volvió a verlo otra vez, en la estación cuando venia de Madrid, yo no le di importancia, ¡y ahora seguro que la tiene el! —digo muy desesperado.

—¡Porque no me lo dijiste! ¡Ya hubiera estado la policía buscándolo joder! —Dice en un tono irritado.

—Yo no pensaba que estaba, pensaba que era una imaginación de Rocío, si lo hubiera sabido té lo hubiera dicho. —estábamos tensos, pero así no solucionábamos nada.

—Pablo, vamos a tranquilizarnos, así no vamos a solucionar nada, ya hemos llamado a la policía, seguro que la están buscando. —digo en un tono más calmado.

—Ya, pero seguimos sin respuestas Eric, yo así no puedo estar más, necesito saber que mi niña sigue... —la voz se entrecorta.

—Pablo ni se te ocurra pensar eso, Rocío está viva, en algún lugar de aquí.

***

Rocío
No sé ni qué hora es, ni quiero saberla Alex sigue abusando de mí, otra vez estoy pasando por esta pesadilla, es cierto que no ha llegado a abusar de mi... sexualmente, pero temo que en un momento dado me lo pida y me amenace... tengo mucho miedo.

Escucho pisadas, viene Alex hacia a mí.

—Rocío, por tu culpa estoy en todas las noticias, no sé porque saben que soy yo el que te ha secuestrado, pero me da igual, porque no me van a encontrar, estás muy lejos de Barcelona.

—Te encontrarán igualmente, Alex. —digo con desprecio.

—¿Que has dicho? Mejor cállate la boca, hace tiempo que no follo contigo, ¿verdad Rocío? —dice.

Se me descompone la cara por completo, no por favor eso no...

—No Alex, por favor eso no... —digo a punto de llorar.

—¿Por que no?, tu haces lo que yo te diga, y punto.

Se acerca hacia mí, me coge bruscamente y me obliga a quitarme la ropa, yo me niego pero me da una bofetada, empiezo a llorar, hago lo que me dice con las manos temblorosas y finalmente abusa de mi.
Cuando termina, me mira con desprecio y se va, y me quedo llorando sola en el cuarto. Estoy volviendo al infierno. ¿Que he echo?
Pero un rayo de esperanza me viene, cuando veo un móvil, se ve que se le cayó a Alex. Lo cojo de inmediato y marcó el número de Eric.

***

Eric
Pi... pi... pi...
un número desconocido, ¿quién será en este momento? Decido cogerlo.