Capítulo II

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Sarada se fue muy temprano por la mañana de misión, Sakura se levantó para preparar el almuerzo de sus pequeños.

-Buenos días mamá –Dijo Shisui sentándose a la mesa.

-Buenos días cariño, ¿tu hermano aún duerme? – preguntó su madre mientras le servía su desayuno.

-No, está tomando una ducha. Hoy tenemos clase de taijutsu y mi hermano quiere que lleguemos más temprano para practicar más. – dijo Shisui

-Eso me parece muy bien – Sasuke apareció uniéndose a la conversación y sentándose también a la mesa.

-Papá ¿podemos entrenar hoy después de la academia? Es que nuestra hermana estará de misión y no podrá ayudarnos – le dijo de manera esperanzada Shisui.

-Buenos días – Saludó Itachi sentándose también y todos los presentes lo saludaron.

-Bien, hoy después de la academia vendrán los dos a entrenar conmigo, pero les advierto que no seré tan flexible como la última vez. – Dijo Sasuke mirando a ambos infantes.

Una vez que terminaron de desayunar, los pequeños se fueron a la academia, Sakura fue al hospital y Sasuke fue a la torre del Hokage.

-Enviaste ya al escuadrón a investigar – dijo Sasuke en voz muy alta a un Naruto semidormido en el escritorio.

-¡Teme! Primero se golpea antes de entrar... Soy el Hokage y me debes respeto 'ttebayo! – Dijo Naruto molesto por ser despertado tan abruptamente.

-¡hmp! Para mi sigues siendo un perdedor... ¿enviaste al escuadrón? – Preguntó nuevamente Sasuke.

-Si, salieron ayer a penas te fuiste de aquí. ¡Por cierto! Con respecto a la misión que me tiraste ayer por la cabeza, debes hacerla. No es un favor Teme, es una orden – dijo Naruto volviendo a sacar el pergamino que Sasuke le había devuelto ayer.

-Ya te dije que no lo haría dobe, no estoy interesado en lo absoluto. – dijo Sasuke negándose una vez más.

-Sasuke, eres el ninja perfecto, vamos qué tan malo puede ser – insistió el rubio.

-Pues entonces hazlo tu – dijo el pelinegro cruzándose de brazos.

-Sasuke, escoltar a la hija del señor feudal por un par de meses durante la estadía en Konoha no es tan malo, a demás dicen que es una mujer muy bella. Necesito que seas tú quien lleve a cabo esta misión porque se rumorea que el señor feudal está planeando resurgir a los Anbu Raíz, él es un admitido seguidor de ese maldito de Danzo.

-Ese maldito, después de años muerto, sigue dando problemas – dijo Sasuke apretando sus puños. Detestaba los ideales de aquel hombre y si alguien quería continuarlos, él se encargaría de detenerlo.

-Ahora entiendes por qué quiero que seas tú el que haga esta misión. Es posible que haya enviado a su hija para conseguir algún tipo de información, y como la mujer es extremadamente bella no le será difícil conseguir lo que se propone- Naruto volvió a entregarle el pergamino.

-Son seis meses... - Sasuke leyó nuevamente el pergamino, volvió a leerlo y la última parte le llamó la atención mirando al rubio.

-Si, se lo que estás pensando... debes hacerlo – Sasuke dudó un momento pero finalmente asintió, Naruto tenía razón, era necesario.

-Bien, ella se llama Keiko Fujimori, debes encontrarte con ella mañana en las puertas de la Aldea, ya sabes el rango de esta misión. Te deseo suerte – dijo el Rubio con una sonrisa zorruna.

Una misión inesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora