Tres semanas habían pasado y Sarada se encontraba en perfectas condiciones, los días que estuvo en casa guardando reposo fue mimada a más no poder por su madre y sus hermanos, quienes le prometieron entrenar más duro para poder protegerla de cualquier cosa, ella sonrió alegre ante las declaraciones de sus hermanos, otra persona que iba a diario a visitarla era Boruto y aunque Sasuke se molestaba de verlo todos los días ahí, accedió a que la viera aunque no muy contento.
-Mamá... ¿ya me autorizarás a entrenar? Creo que ya estoy lo suficientemente bien como para poder entrenar un poco – le dijo una aburrida Sarada.
-Sí, pero debes tener cuidado ¿me oyes? – le dijo aprensiva Sakura.
-Mamá, ya no soy una niña, ya estoy bien – le dijo la pelinegra con una sonrisa.
Sarada salió y Sakura se fue al hospital, los mellizos estaban en la academia y Sasuke... bueno él seguía alejado de su familia, más bien de ella. Cada día que pasaba ella lo sentía más y más lejano, aún no lograba comprender el por qué de aquella distancia que había tomado el pelinegro. ¿Se habría aburrido de ella?, Sakura intentó alejar ese pensamiento de su mente y se concentró en su trabajo. Se puso de pie pero inmediatamente se sentó debido a un fuerte mareo que la invadió, llevaba días sintiéndose así y devolviendo casi todo lo que comía, por más que trataba de evitar pensar en sus síntomas no podía, ella los conocía bien y ya no podía seguir ignorándolo, procedió a analizar su cuerpo para posteriormente confirmar sus sospechas. Nuevamente estaba embarazada. Aquella noche donde ella y Sasuke hicieron el amor de manera desesperada en la ducha, había tenido consecuencias, en otra ocasión ella hubiese estado feliz de aquella noticia, pero en ese momento con la lejanía emocional de Sasuke, la tenía preocupada, no estaba segura de cómo se tomaría la noticia su marido.
La puerta de su consulta sonó y entro una enfermera.
-Sakura-san... una mujer pide examinarse con ud, dice que no quiere que otro medico la atienda.
-No hay problema, dile que pase – le dijo Sakura a la muchacha que posteriormente salió.
Pasado unos minutos una bella mujer de cabello marrón y ojos violetas entró a su oficina.
-Buenos días, mi nombre es Keiko Fujimori, tú debes ser Sakura Haruno no? – dijo Keiko mientras se sentaba frente a Sakura.
-Uchiha –corrigió la pelirosa – Soy Sakura Uchiha, Haruno era mi apellido de soltera, ¿en qué puedo ayudarla señorita Fujimori? – preguntó la pelirosa.
-Seré directa contigo, solo vine a pedirte, no, más bien a exigirte que dejes libre a Sasuke – dijo sin más la mujer mirando a Sakura directamente a sus ojos jades.
-¿Perdón... Y se puede saber quién eres tú para exigirme eso? – Dijo una molesta pelirosa.
-No quería entrar en detalles pero ya que insistes, yo soy la nueva pareja de Sasuke y pretendo llegar a ser la nueva señora Uchiha, es por eso que vengo a pedirte que dejes de hacer el ridículo y lo dejes... o me vas a decir que todo está viento en popa entre ustedes – dijo sin balbucear la pelimarrón.
-¿Qué clase de broma es esta?... retírate en este preciso momento de aquí, Sasuke jamás haría algo así – dijo Sakura de manera tranquila y confiando ciegamente en su marido.
-Bueno, si no me crees puedes ir mañana al restaurant que está frente al puesto de dangos a la hora de almuerzo, Sasuke y yo quedamos de vernos ahí, podrás desengañarte por ti misma – le dijo Keiko.
-Será mejor que te vayas si no quieres que yo misma te saque de aquí – Dijo Sakura poniéndose de pie. Keiko se paro y abrió la puerta.
-Que grosera... deberías agradecerme por venir a decírtelo- Dijo ella en tono burlesco.
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Una misión inesperada
RomancePor fin estaba de vuelta en la aldea, pero jamás pensó en que el estúpido de su amigo lo obligaría a hacer semejante misión, sin embargo habían importantes motivos para realizarla él mismo, aunque las prohibiciones de Naruto lo obligaron a alargarla...