4. Vitya

6.2K 709 553
                                    

— Mi nombre es Otabek, ¿cuál es el tuyo? —preguntó el desconocido.

Silencio.

Luego de un momento, le vi fruncir el ceño. Retrocedí unos pasos cuando el otro hizo ademán de querer avanzar hacía mi. Debía tener cuidado con ese sujeto, desconocía cuáles eran sus intenciones.

Al ver mi gesto, el llamado Otabek se detuvo y su sonrisa se hizo aún más grande. Observé su vestimenta, definitivamente no se veía como alguien que viviese por las cercanías del bosque o la cuidad. Además, había visitado la ciudad numerosas veces y nunca lo había visto en mi vida.

— ¿Entiendes lo que te digo, cierto? ¿O acaso eres una especie de bobo?

— No soy ningún bobo —repliqué casi inmediatamente, molesto por su insinuación.

Otabek soltó una risita divertida y levantó ambos brazos en señal de aplacamiento.

— Tranquilo. No hay necesidad de ponernos rudos.

Aquel sujeto parecía estar disfrutando de la situación. A pesar de su actitud relajada, aún no me fiaba de él. Había algo en su persona que te gritaba peligro a toda costa.

— ¿Quién demonios eres? ¿Qué quieres? —pregunté, sin andarme con rodeos innecesarios. Mi mano aún dolía como el infierno, pero trataba de no demostrarlo.

— Podría preguntarte lo mismo, lindo gatito.

Lo fulminé con la mirada al oír aquel apodo.

— Oye, no me llames...

— Este no es lugar para que alguien como tú vague solo —me interrumpió. Tomó aleatoriamente una hoja del suelo y la apretó entre sus dedos. La hoja se quebró en decenas de trozos— Podría sucederte algo malo.

Levantó la vista y sus ojos negros me miraron fijamente. Había algo en su mirada... Algo llamativo, casi depredador.

— Aún no me has dicho tu nombre, lindo gatito.

Solté un bufido, perdiendo la paciencia.

— No me llames así. ¿Y por qué te interesa saber tanto mi nombre, estúpido charlatán?

— Porque... Me gusta saber los nombres de mis presas.

Antes de tener tiempo siquiera de reaccionar, me encontré siendo arrojado con dureza al suelo. Mi rostro golpeó la tierra y mi ropa se llenó de hojas y suciedad. Me tomó apenas un segundo dejar atrás la sorpresa y entender que estaba sucediendo. Otabek se encontraba por sobre mi, obligándome a permanecer quieto boca abajo usando el peso de su propio cuerpo. Había inmovilizado mis manos en mis espaldas y no podía moverlas.

— ¡¿Qué demonios? —grité, ahora con todos mis sentidos en alerta máxima. Aquel tipo era una amenaza, era seguro.

Forcejeé e intenté liberarme de su agarre, pero descubrí que era mucho más fuerte que yo y no era rival para él. Grité de dolor cuando apretó mi mano herida, solo para provocar una risita de su parte. Lo hizo a propósito, lo que solo me enfureció aún más.

— ¡Suéltame, sucio animal! —gruñí.

En un arranque de enojo, logré liberar una de mis manos y lo rasguñe en la cara. Otabek soltó una maldición, y aprovechando ese breve momento de distracción, le empuje y comencé a correr lejos de él. Sin embargo, no conté con que fuera tan rápido.

Al poco tiempo de haber huido, me derribó de nuevo usando una traba y me atrapó.

— Vaya, vaya. Al parecer este gatito si tienes garras —siseó cuando me tuvo debajo de él una vez más, inmovilizándome.

Lazos de sangre [Vikturi; Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora