Capítulo 8

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A la mierda el "jefe y secretaria", a la mierda todo. Este hombre es lo más en la cama y no pienso desperdiciar semejante bombón al lado mío. El buen sexo no es cosa de todos los días y no se desperdicia ni un poquito.

Son 6:30 am. y sigo acostada al lado de este hombre, al lado de Luciano Castillo, UNA FIERA, qué digo fiera, UN torazoooo a decir verdad.

Me percato que tendría que estar preparándome para ir a laburar y me levanto intentado hacer el menor ruido posible para evitar que se despierte. Me visto rapidamente, necesito llegar a casa, desayunar, prepararme para ir a la empresa

La verdad estoy muerta de hambre, me detengo en la puerta de la cocina pero no tengo la suficiente confianza como para agarrar algo y comer asique sin más sigo mi camino hacia la puerta hasta que una voz en mi cuello me detiene, su voz:

-No te vas a ir, quiero imaginarme...-Me dice sobre mi nuca abrazándome tiernamente por detrás.-Todavía nos queda lo mejor.-Agrega acariciándome los pechos con una mano y con la otra sobre mi panza dirijiéndose lentamente hacia bajo y haciendo presión. No es joda que voy a estallar, ¡Voy a estallaaar!

-¿Qué mejor?... ¿Qu...Qué mas nos queda?-Le digo con un hilo de voz.

Me da la vuelta y me besa, un beso corto para luego llevarme a upa hasta el baño.

Me desnuda y luego se desnuda. Me introduce en la bañadera, bajo el agua fría, que ciertamente no la siento, el calor de mi cuerpo la calienta.

Con el jabón, como con el taco, lo pasea por todo mi cuerpo desde mis tobillos, mis pies,mis piernas, mi panza, mis pechos, mi cuello, dejándo para lo último la parte que más sensible me tiene cada vez que lo tengo cerca mío: mi vagina. Nuevamente sigue guiándome como si él fuera mi maestro y yo su alumna que debo aprender. Luego me percato que me está mandando como lo hizo anoche y le dije que era la última vez que lo hacía, que se comportaría de esa forma, asique con decisión le saco el javón de la mano y lo paso por todo su cuerpo, por sus puntos más sensibles, alternando con suaves besos, convirtiéndome en su jefa y él mi secretario, cambiando de roles.

Puedo ver su cara. Le gusta.

Termino de bañarlo y lo empujo por debajo de la lluvia fría, mientras que decide agarrarme de la nuca y besarme apasionadamente. Nuestros cuerpos están juntos, pegados, unidos. Piel a piel, como me gusta decir a mí. De repente empiezo a toser. Y cago el momento.

Suerte la mía la de atragantarme en medio de un beso bajo la ducha, ¿quién dijo que los besos bajo el agua eran románticos? Lo escucho reirse, parece ser que se divierte.

-¿Te divierte mi torpeza, eh?-Le digo tocándo y apretándo suavemente sus testiculos, le gusta, estoy segura.  Me sonrie y me besa levántando del piso de la bañadera y aprovecho para enroscar mis piernas en su cadera.

Retoma sus tácticas que me exitan aún más, más y cada vez más, no puedo, no...

-Haceme tuya una vez más. Por fav...-Le digo con voz agitada, pero no me deja terminar, me penetra para terminar encima mío, reposando.

-Una y mil veces más, Maite, una y mil veces más.-Concluye besándome apasionadamente y recorriendo todo mi cuerpo con sus manos.

Antes de ir para la empresa me lleva hasta casa para arreglarme y vestirme. Por suerte Lud todavía no se levantó, lo que me la facilita bastante, ya que no tengo tiempo para contarle dónde estuve pasando la noche y bueno, un rato de la mañana. Me visto y me arreglo un poco.

LLegamos a la empresa y me toca bajar primero (decidimos que vamos a entrar por separado, él entrará luego de estacionar el auto, para no tirar sospechas). Antes de que baje me dedica un corto pero intenso beso .

Bendito Zapato- María S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora