Cap. 11

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Ya no sé dónde estan ni Lud ni el estúpido de Nicolás. Pero no me interesa. Sigo embobada, besándolo y... 

¿Soy estúpida?

Me deshago de ese beso de un tirón y empujándolo me alejo.Sé muy bien en qué termina todo esto y no estoy dispuesta a aceptar. Sí, disfruté del beso, pero él no se merecía que lo estuviera besándolo.

Camino dos pasos y le parto la boca de un beso a uno de los hombres que está apoyado contra la pared. Los pocos segundos que tuve desde que me alejé de los brazos de El Gamberro hasta acá, me permitieron verificar que éste hombre zafaba bastante y le estampé un beso adelante de Luciano. El hombre no tuvo problema y lo aceptó al instante.  A los pocos segundos sus manos bajaban y subían por toda mi espalda y se posisionaban en mi culito amanzanado. Me gustaría tener ojos en mi espalda para verle la cara al jefe.

Pero esto no dura más que unos cinco o diez minutos, que me excuso para mentir que voy a ir al baño y me dirijo hacia la pista que está fuera.

Me siento sola, ¿Y Lud dónde está?

No me costó mucho encontrarla. Suerte que la entrada a la pista de afuera esta cerca del VIP. 

Mateo y mi amiga. (Esta escena ya la vi). Están sentados en los sillones del VIP comiéndose la boca y alternando con un par de frases, miraditas y caricias. Realmente no me había dado cuenta de la ternura que desbordaban al estar juntos. Quedan muy bien y me agradan. Por su parte él es una buena persona, humilde e incapaz de ser infiel. No como su amigo que a la primera de cambio, se empoma a todo el mundo.

Me siento en la barra, pido un Martini bien fresco pero me quedo en seco cuando logro identificar a lo lejos la silueta de una mujer conocida. Achino un poco los ojos para poder averiguar de quién se trat...

¡Bingo!

 La Gertrudis.

¿Y ésta me quiere joder lo que me queda de la noche? Ya me la jodieron bastante y se me está alargando más de la cuenta.

¿A ver?¿Y las escaleras de emergencia, habrá acá? Es lo que debe estar buscando, porque anda por toda la pista mirándo para todos. Y debe estar buscándolo a Luciano. Obviamente, la muy yegua lo debe estar necesitando para empomárselo de nuevo. Que se lo empome si quiere... Total, no es mío ni me importa.

Bueno, sí mi importa, pero ¿qué? si quiero lo tengo en dos segundos en mi cama.Mas rápido que ella lo podrí...

-¿Por qué?-La voz de Luciano interrumpe mis pensamientos y la prueba de escaneo físico que hasta ese momento le estaba haciendo a La Gertrudis.

Sé muy bien a qué va la pregunta. ¿Cómo puede atreverse a darme un beso y después venir tan libremente a preguntarme por qué se lo negué , después de haberse garchado a la otra? No tiene cara. ¿Y se piensa que soy su objeto? Já.

-Eso para que veas que yo también me levanto a alguien cuando quiero y tengo ganas.  

Puedo notar la furia en sus ojos. Agarrándome de la cintura me baja de la silla, y del brazo me obliga a salir de Chupitos Bar.

Estamos fuera, enfrentados, yo apoyada en un auto y él contra la pared. 

-¿Quién era ese hombre que te besaba? ¿Y ese a quién fuiste a besar? ¿Tenés novio y te acostaste conmigo?¿Por qué no me habías dicho nad...

-A ver, a ver. Que te voy a explicar...-Le interrumpo.-El que me besó, es Nico. Un dulce, besa como los dioses y en la cama es una fiera. 

-Ah,¿sí?¿Una fiera?... ¿Que más?¿y el que fuiste a besar, QUÉ?-Me interrumpe cruzándose de brazos y con tono espectante.

-Al que fui a besar lo besé porque le tenía ganas y llevo toda la noche esperando que él lo haga. Odio esperar.

Le estoy tocando las pelotas de una manera... Veo su rabia, está furioso. Soy su "tocapelotas profesional"  como dirían las protagonistas de las novelas de una de mis escritoras favoritas, Megan Maxwell. Logro ponerlo como una moto y me encanta.

-Esto es un bar. Uno viene, se toma una copa, dos, quizá tres y se come a quien quiera y termina con quien quiera. Eso es lo que hacemos la gente soltera, yo beso y me acuesto con el que quiera cuando y donde quiera. 

-¡Cuando quieras las pelotas! Vos solo te acostás conmigo y se terminó. ¿Por qué acostarte con otros si me tenés a mi? ¿O yo que soy?

¿Qué me viene con planteos? Ahora a la que le estan tocándo las pelotas que no tiene es a mi.

-Ah, ¿si? Lo mismo digo yo imbécil. ¿Por qué garcharte a la recepcionista, Gertrudis, si me tenés a mi?

Una bomba. Seguro no se lo esperaba. Ni se mueve, ni pronuncia palabra.

-¡Y en las escaleras de emergencia de su propia empresa! Que desagradable... Ahora... minimamente podría  llevarla a su casa, o a un telo... ¿no?¿Vio como me entero de todo? Y respondiendo a sus preguntas. ¿Por qué me acuesto con otros? Porque soy soltera y me calientan otros. ¿usted quien es? Usted es mi jefe, un juguete con el cual me gusta jugar de vez en cuando.

Me le acerco lo suficiente como para, de forma discreta, posar mi mano sobre su pene arropado, que al cabo de unos segundos reacciona y responde a mis caricias ereccionándose.

-Y en este preciso momento... Quiero jugar. -Sacándo mi mano de allí la llevo hasta su cara y levanto su mirada. Hasta ese momento había estado mirándo mis acciones en su intimidad.-A mi casa.-Sentencio firme.

De la mano me lleva hasta donde está su coche, conduce rápido. Parece que a él no le importa que me acueste con otros, ni que le responda de esa forma, solo le importa el sexo y nada más. Que bien...

Estacionamos en la puerta del garage de mi casa, apaga el motor y en el momento en que está a punto de bajar del auto, le impido la acción y lo empiezo a acariciar suavemente, tratándo de exitarlo. Le desabotono la camisa y él empieza a besarme. Introdujo mi mano por dentro de su pantalón y él hace lo mismo con su mano pero por debajo de mi vestido. Debe estar agradeciendo la gentilidad de éste de ser lo bastante corto y yo, estoy odiando que se ponga cinturones, me juegan malas pasadas, siempre.

Mi mano recorre toda su intimidad (gracias al que inventó los vidrios polarizados, no podría estar haciendo esto si este auto no los tuviera), ascienden y descienden. PEEEEEEEEEERFECTO, ya lo tengo.

Mierda. Me estoy exitando yo. Su pene duro y erecto me respondió más rápido de lo que esperaba, al parecer ya venía contento desde antes.

Podría seguir toda la noche y terminarla bien pero la idea no es esa. 

-Esto para que veas que yo disfruto y cuando me canso me voy.-Digo cortándo el beso y sacándo mi mano de su pene, ahora, listo para poseerme. Sé que lo estoy dejando exitadísimo. Bajo del auto, cierro la puerta, me asomo por la ventanita y agrego: -Solo piense una respuesta a mi pregunta. Esa ¿Sabrina era, no, su recepcionista? ¿Lo deja tan caliente como yo lo dejo,jefe?-Miro su cara, todavía esta tratando de procesar que ya no estoy tocándolo ni besándolo. Para que vea que sé decir que no, y para que aprenda que a mí no me tiene de segunda.- Nos vemos mañana, que duerma bien señor Castillo.-Concluyo dirijiéndome a la puerta moviéndo mi culo (y sacándo un poco también).

Lo que te perdiste Gamberro, mirá lo que te perdiste. 

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Bendito Zapato- María S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora