Parece que lo de la última vez lo dejó caliente en todo sentido. Porque ya hace una semana y nada que me dirije la palabra, salvo como en este caso, para situaciones de empleo. Y bueno, yo tampoco.
Hace media hora que estamos sentados en esta oficina, en una reunión organizando una fiesta para recaudar fondos. Ya no quiero saber nada de fiestas y estoy segura que me la encaja a mi para que la organice. Pero si hay tantaaaaaaaaas mujeres en esta empresa, ¿Por qué justo yo tengo que hacerme cargo de todo?
-No, no. La señorita Minares no organizará esta fiesta. Para eso está Luli y le pediré ayuda a Sabrina. Seguro juntas lo hacen todo e inclusive más.-Dice Luciano dándole la mano a uno de aquellos hombres que suponían que yo haría la fiesta.
Mi jefe me está sacando un peso de encima, debería estar agradecida.
Sin embargo no. NO. ¿Quién es esa tal "Luli"?
La semana ya casi termina y estoy más triste que nunca. El Gamberro ya dejó de serlo, es más parece un desconocido. Hasta anda coqueteando con todas las mujeres que se le cruzan mientras yo, cargo con el trabajo y las carpetas de un lado a otro. Parece como si de repente se hubiera olvidado de mí de un día para otro.
Me decido a ir a comprar, necesito comprarme zapatos. Y lamento ir sola, pero Lud está muy ocupada con su nuevo novio, Mateo, por fin formalizaron.
Supongo que ahora que terminé con las compras, podría tomarme algo en Havanna.
-Un café, un conito de dulce de leche y un alfajor por favor. -El café grande-agrego.
No solo estoy deprimida y me compro zapatos, sino también que como de todo y no puedo parar, es increible. Y todo por culpa de Luciano y mis celos de mierda.
Acabados mi café, el conito de dulce de leche y el alfajor, pido la cuenta y me dirijo hacia el baño para retocarme.
-Ay, ¿te molestaría prestarme un poco de lapiz labial?-Me interrumpe una rubia de unos 20 o 25 años.
Lo dudo unos segundos y termino dándoselo.
-Si, tomá.
Se termina de retrocar, me dice "Gracias, te debo una" y se retira.
Amable, resultó ser. Me cayó bien, aunque pidiera algo mío.
****
Es sábado y entre Lud y yo no hay planes para esta noche, pero sí entre Mateo y ella. Se la pasó hablando todo el día de él, lógico es su novio, y de la cena que van a tener. Hoy salen a cenar a Trixie, un lugar espectacular para ir con tu pareja y sentirte en una película.
Yo por mi parte, decidí quedarme. No me siento muy bien que digamos. Voy a acompañar mi noche con películas y pochoclos acaramelados. Listen to your heart, Diario de una pasión, La boda de mi mejor amigo y Locura de amor en las Vegas, son las cuatro primeras candidatas para esta noche en ese orden.
-¿Estas segura que no queres que me quede con vos? No te veo bien, estas triste por lo de Luciano y de verdad que si queres me puedo quedar. Lo llamo a Mateo y me va a entend...
-¿Y arruinar tu noche en Trixie? ¡Dejate de joder! Andá, yo estoy bien. Un poco cansada, pero no quiero irme a dormir tan temprano asique me organizo con unas películas y listo.
-¿En serio no queres que me quede?
A veces se pone tan insistente... Ya hasta parece mi vieja.Pero la quiero igual. LAS quiero igual.
-En serio.-Sentencio con una sonrisa para evitar que mi cara me delate el mal estar que siento.
-Bueno, pero por si te aburris de ver esas pelis te voy a recomendar algo.-Dice Lud al tiempo que se sienta al lado mío en el sillón. -¿Por qué no vas a lo de Luciano y te sacas el mal estar que tenés? Digo... se toman algo, comen algo y después...
Mierda. Ni con todas las sonrisas del mundo logro disimular lo que me pasa dentro y lo que ese macho despierta en mi.
-Después nada Lud. Vaya tranquila que yo voy a estar bien.
Al cabo de unos minutos, termina de prepararse y se despide para tener una larga y buena noche mientras yo me quedo acá sola, mirando películas románticas y comiéndo pochoclos.
O no. Mejor... cambio lo de los pochoclos por una torta de chocolate con una bocha de helado de crema arriba.Mmm... riquisimo.
Media hora después aprovecho a darle a la torta de chocolate con la bocha de helado mientras miro Listen to your heart, pero la luz de mi blackberry muestra que me entró un mensaje al correo.
De: Luciano Castillo
Para: Maite Minares
Asunto: Respuesta a su pregunta.
Ya tengo la respuesta a su pregunta señorita Minares: No. No. Y no. La recepcionista Sabrina (sí así se llama) no me calienta ni la mitad de lo que me calienta usted. Y si soy su juguete quiero que venga y juegue un ratito conmigo. Ahora mismo.
Lo leo y lo leo... Una y veinte veces más y por fin me decido. Apago la tv, me peino un poquito y esta vez no me pongo ni tacos ni me maquillo. Al contrario, unas sencillas sandalias y un vestidito negro suelto. No me siento muy bien como para arreglarme y darle bola al vestuario pero sí para hacer las pases con Mi Gamberro y jugar un ratito.
Apago todo y salgo rajando.
Soy una blanda, lo sé. Pero lo necesito.
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Si mi Jessica Rabbit leyó ese mail puede que en unos minutos esté acá y no quiero recibirla como estoy. Estoy dispuesto a demostrarle que es mi mujer y yo su hombre, su única fiera que la hace brivar como nadie.
Termino de ordenar unos libros de la biblioteca, el living y suena el timbre. Es ella, por dios, de solo de pensar que va a ser mía una vez más después de tanto tiempo sin hablarle, se me eriza el bello y se pone contento mi gran compañero.(Paciencia compañero)
Corro a abrir la puerta, no tenía planeado que llegase tan rápido pero bueno, por lo menos vino.
LA QUE ME PARIÓ.
NO.
No puede ser.
¿Es en serio?
-¡Luciano! ¡Bello! ¿Come stai? ¿Como estás hermoso? ¿Me extrañaste?...
¡La re puta madre locooo! No, hoy no. ¡Justo ahora no! Pero si dijo que mañana venía...
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