Perfecto, suerte que este kiosco tiene de todo, es como un mini supermercado que te saca de apuros todo el tiempo.
Un taxi y rapidamente llego a la casa de Luciano, toco el timbre y la puerta se abre.
-Ciaooooooooooooooo linda. ¡Luciano! Vení, vení... Pasá, te están esperando.
Una rubia alta de ojos oscuros, buen cuerpo, bien vestida me abre la puerta. ¿Estaba a punto de salir?
Decidida. Estaba decidida a hacer las paces y ¿qué me encuentro? A él bajando de la escalera, con el torso al aire y un toallón en la cadera, su pecho a disposición de la yegua que acaba de abrirme la puerta. La misma mujer que me pidió prestado el lapiz labial en Havanna. La misma yegua que lo agarraba de la mano.
Yegua.
Me quiero ir ahora mismo pero mis pies no reaccionan. Quiero correr y por lo visto mis piernas no. Me dejo llevar y la mujer me toma del brazo y entonces yo entro.
¡Yegua!
Yeguaaaaaaaaa.
Logro reaccionar pero muy para mi pesar mi lengua más rápido que mi mente.
-¡GARCAAAA! Inocente de mí que pensé que me esperarías, y no. Todo lo que me querías demostrar es lo bien que te la pasabas con est...
-Pará, pará. -Me dice interrumpiendo mi salida, tomándome del brazo me frena y me presenta:-Ella es Maite, mi... --Dice dudando unos segundos- secretaría.Y ella ,Maite, es Lucía, mi hermana.
¿Qué? ¿Lucía... Lucía...?
Ah, ¡Luli!
¿Será la misma Luli?
Pelotuda, eso es lo que soy, soy una pelotuda.
-T..Tt..Tu...¿hermana? No... sabía que tenías una.
Casi tuve que arrancar las palabras de mi boca, se negaban a salir.
-Sí, mi hermana. ¿Qué pensaste?-Suelta con una risita.- Acaba de venir de Italia, vive allá y viene por unos días. Le voy a prestar mi casa para que se instale unos días. Viene por lo de la fiesta en la empresa. Ella junto a Sabrina van a encargarse de todo.
-Sí pero justo ahora me estaba yendo, unos amigos argentinos me invitaron a Chupitos Bar, ¿Lo conocés? Que pena me da irme, me gustaría conocerte un poco más. Pero bueno, asumo que ya tendremos tiempo.
-Esperá Lucía...-Le interrumpo la salida y agrego:-Tengo vino, aceitunas y queso Mar del Plata. Tomamos unas copas, comemos algo y te acompañamos. Yo también tengo unos amigos allá. ¿Te apuntás Luciano?
-¿Y esperar que todo Chupitos Bar me robe a mi secretaria? Ni loco.
Ambas reimos, cómplices. Mientras que Luciano nos lanza una mirada preocupante, sé que no le gusta nada que vaya y me cruce a Nico y sé que los celos no solo me afectan a mí.
Chupitos Bar está bastante repleto, la música tranqui, pero no me siento bien. Encima que ya venía mal, me comí de todo: helado, torta de chocolate, queso, aceitunas, vino, café...
Dios, quiero vomitar. No debí comer tanto, ¿por qué me cuesta demasiado enteder que tengo el estómago sensible?
No habremos estado ni media hora en el Bar que enseguida nos volvimos. Me sentía muy mal como para quedarme y Luciano insistió en acompañarme.
-Tomate un té, te va a reponer. Te traje estas galletitas por si querías...
No pudo terminar la frase que ya estaba devolviendo en el baño. POR DIOOOOOOOOOOOOOOS, que imágen debo estar dandole, que verguenza. Ese té, esas galletitas de agua...
Y volví a vomitar.
Cuando estuve mejor salí para recostarme y al cabo de unos segundos estaba Luciano acostado al lado mío, abrazándome.
-No me gusta verte así, débil, te quiero Maite.
Mis ojos se ponen redondos de la sorpresa.
"Te quiero" Una hermosa frase poco escuchada en mi vida y dicha del hombre al que amo.
Nos abrazamos y nos quedamos dormidos, juntos. Como marido y mujer.
-¡No podés seguir así nena! Cuatro días llevás así, CUATRO.
-Bueno Lud, con todo lo que venía comiendo...
-Sí, estoy segura que es por eso. Y por culpa mía también que te dije que te lanzaras y te lo comieras a Luciano y eso hiciste.-Me dice Lud con tono irónico mientras se va.
-¿Qué?¿A dónde vas?
Estoy en la cama tirada hace cuatro días y no doy más, débil me siento débil.
Luciano llama todos los días y no hay segundo que no esté al lado mío. Bueno, excepto mientras trabaja, pero realmente se preocupa más de lo que se debería preocupar.
Al cabo de unos minutos regresa Lud con una bolsita.
-Tomá.- Me la da.
-¿Qué es esto, Lud?-Le digo abriéndo la bolsa.- ¿QUÉ? Estás en pedo. Así como estoy te lo digo: NI EN PEDO.
-¡Peeeeeeeeeeeeeero Maite!
-Pero nada, amiga.Maite las pelotas.-Sentencio devolviéndole la bolsa.Lo que está dentro no me gusta nada.-Tomá.
-Mirá. O te haces el puto test de embarazo o le cuento a Luciano mis sospechas y va a venir a hacertelo él mismo. Cinco segundos para decidir. Cinco, cuatro, tres....
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