Promesas.

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 Y prometiste que no me romperías el corazón,

pero aún así lo hiciste.

Prometiste que no habría desamor,

pero aún así lo hubo.

Prometiste que no serías la causa de mi insomnio,

pero aún así lo fuiste.

Prometiste tantas cosas, cariño.

Tantas promesas en vano.

Promesas que se llevó el viento.

Promesas que rompieron mi corazón.

Promesas que ilusionaron a mi pobre amor.

Incluso así, el mundo sigue girando,

como si un corazón roto no fuera mucho problema.

Y es claro que hay asuntos más grandes,

pero mi devastado ser no opina lo mismo.

Incluso así, la vida sigue pasando.

Aunque probablemente no de la manera que quiero.

Porque llegan mensajes que no son tuyos,

cumplidos que no se parecen nada a los que solías decirme.

Charlas que nunca son tan duraderas como eran las nuestras.

Pero el tiempo sigue transcurriendo,

y yo iré con él.

Giraré con el mundo.

Pasaré con la vida.

Transcurriré  con el tiempo.

Aunque me cueste, amor,

seguiré viviendo.

No puedo decirte que pasará ya,

pero pasará.

Nuestro estúpido y fugaz amor pasará.

Y se lo llevará el viento,

al igual que tus insulsas promesas.

Y seré feliz sin esperar tus mensajes carentes de amor.

Disfrutaré sin la necesidad de estar a tu lado.

Sobreviviré a madrugadas sin hablar contigo.

Resistiré, mi vida.

Y cuando veas en lo que me convertí,

te aseguro,

te arrepentirás.

Y será tarde, mi amor.

Demasiado tarde.

Y así aprenderás a no hacer promesas en vano,

ni dejar ir a quien una vez te quiso.

Y así aprenderé a soltar y olvidar,

tal y como me soltaste a mí.

Acto del que te arrepentirás.

Porque seré  aquel huracán,

ese  que me dijeron que no podría soportar.

Seré la tormenta,

y tú caerás, cariño.

Versos rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora