somos eso

14 5 0
                                    

Y le pediría a la luna,

a las estrellas fugaces y al 11:11 que vuelvan a juntarnos.

Le imploraría al destino que cruce nuestros caminos.

Que coincidamos en algún encuentro y que por arte de magia volvamos a sentir.

Le rogaría al tiempo que logre curarnos y volver a armarnos.

Hasta buscaría la posibilidad de que te veas a ti mismo a través de mis ojos,

así puedes entender la magnitud del asunto,

y la gran capacidad que tengo de amarte.

Te daría la mitad de mi amor,

pero aún así me sobraría.

Ni así lograrias entender cuánto te amo.

Ni así podrías comparar mi amor con el tuyo.

Y sé que por más que el destino, el tiempo y las constelaciones se pongan a favor,

nos destruiremos juntos.

Nos mataremos de a poco.

Porque eso somos.

Destructores y asesinos.

Porque no sabemos amarnos,

y porque nos intoxicamos con el dulce veneno del amor.

Terminariamos más rotos de lo normal.

Porque nos destruimos con cada beso y nos arreglamos con cada caricia.

Somos eso,

medio desastre y medio perfección.

Veneno y remedio.

Somos eso,

el secreto que esconden los ojos llorosos,

el nudo en la garganta y las mariposas en el estómago.

Somos eso.

Entre medio de la paz y el desorden.

La calma y la destrucción.

Somos el infierno y el paraíso.

Y somos mi más perfecto descontrol.

O bueno,

aunque sea eso éramos.

Pero nos hacemos tan mal, cariño.

Nos destruimos tanto.

¿Será esa la razón por la cual el destino nos separó?

Sea cual sea el motivo,

seguiré pidiendo, anhelando, deseando,

que nuestro amor vuelva,

y sea de nosotros y de nadie más.

Seguiré esperando para volver a sentir.

Cuando estemos menos rotos, más sabios y no tan inmaduros.

Cuando estemos listos y el destino quiera reencontrarnos.

Después de que el tiempo nos haya curado.

Siempre guardaré mi corazón,

mi amor y mi alma para esa ocasión.

Y siempre estarás en mi memoria, recuerdos y sueños,

por más tóxicos y destructivos que sean.

Ya que eso somos, amor mío.

Nuestro ejemplo más claro de suicidio.

La evidencia del homicidio.

Pero más que nada,

la adrenalina, el poder y el éxito.

El amor, la felicidad y la comodidad.

Más que nada somos ese cuento breve que nunca tendrá un final,

y aquel que todos recordarán.

Somos eso, mi cielo.

El cliché con puntos suspensivos donde tendría que ir un final.

Versos rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora