Versos rotos

Lo sabes.

Mírate, linda.

Estás llorando por la misma persona otra vez.

Por aquel que no te merece.

Y quien está bien sin ti.

Mírate.

Tus ojos están demasiado rojos para disimularlos,

y ahogas tus sollozos en la almohada.

Otra vez releyendo viejas conversaciones,

y esos textos que escribiste en su nombre.

Nuevamente identificandote con frases,

vuelves a hablarles de él a tus amigas.

Mirate, preciosa.

Tan destruida como la primera vez.

Sigues amándolo.

Sigues tirandote al abismo por alguien que ya te superó.

Tienes tantas posibilidades de ser feliz.

Tienes todo.

Pero te falta él.

Y sabes perfectamente que darías todo y más por su amor.

Sabes que dejarías todo.

Pero también sabes que  volvería a lastimarte.

Aún así lo amas.

Con cada partecita de tu roto corazón,

lo amas.

Aprecias su sonrisa tanto como aquella vez.

Y deseas envolverte nuevamente en sus brazos.

Buscas su amor en otras personas,

y en el fondo tienes la certeza de que nadie podría reemplazarlo.

Nadie podría hacerte sentir lo que él.

Y lo sabes, cariño.

Pero sigues destruyendote.

Sigues queriendo entrar en su vida.

Te estás arruinando.

Estás cambiando.

Nada vale la pena.

Estás muriendo, linda.

Y lo sabes.

Sabes que él es tóxico.

Sabes que no te ama.

Y aún así te ilusionas.

Sigues recordando esa fecha en especial.

En tu memoria están grabados sus te amo.

Y su perfume de aquella noche está impregnado en tu ser.

Ya no puedes más.

Y lo sabes.

Te estás matando.

Y lo sabes.

Pero sigues.

Sigues escuchando esa canción que te dedicó,

miras sus fotos,

y anhelas su amor.

Piensas estar bien y de repente caes.

Te hundes.

Comprendes que no habías ascendido.

Te ahogas.

Y lo sabes.

Pero no haces nada para cambiarlo.

Esperas que él te salve.

Pero no tiene ningún interés en hacerlo.

Y lo sabes.