Prefacio

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La noche es muy fría. Recuerdo salir a la azotea y estar pensando en demasiadas cosas a la vez.

«¿Qué haré ahora? Sé que no debo depender de ti, y aún así, todavía dependo de ti.»

Siete años de mi vida se han ido por la borda, ya no están, quisiera pensar que ni existen. Quiero saltar al vacío, cualquier cosa que me quite esta sensación de ahogo.

«Es solo dar un paso y acabar con todo.»

Ahora estoy sentado en esta esquina oscura, con un cuaderno marchito de lágrimas que no te causan daño.

«¿Por qué no di ese paso? Lo estoy descubriendo todavía.»

Creo que no lo merecías, no merecías que muriera por ti, pero si un día antes me lo fueras pedido, lo habría hecho. Eras mi todo y aún sigues siendo mi todo, todo lo que quiero olvidar, ignorar y superar.

Sin duda, tras el sonido de la puerta al cerrarse, fue justo cuando comencé a morir. Todo aquello que me representaba y con lo que me identificaba comenzó a morir. Luego me percaté de que no era yo, eras tú quien moría dentro.

Voy a escribir con tonos manchados de melancolía sobre cada día que necesitaré para superarte. Porque sí, creo que voy a superarte. Cada día en el que descubra que soy alguien, que vale la pena ser alguien. Esta es mi primera nota, carta o consuelo, como quieras llamarlo. Deseo poder quemarlo frente a tus ojos algún día, y que las cenizas sean la representación de mi olvido. Quiero que sepas que no te necesité para vivir, para sobrevivir.

Aunque esta noche me dormiré pensando, en que a la única persona a la que quería importarle me ha abandonado sin escrúpulos, dando por perdido el valor de mi existencia.

Esta es la noche en la que me dejas atrás, el inicio de una vida sin ti.

06/09/08

Mis días sin ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora