Capítulo V, él.

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Un día en la oscuridad es muy largo para los que están solos

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Un día en la oscuridad es muy largo para los que están solos.

No sé que es luz desde hace tiempo, siento que voy a morir pronto. Cuando las ganas de vivir se pierden, en realidad no hay mucho que se pueda hacer.

No tengo un significado para la vida, la depresión está acabando con mis pocos intentos de surgir, no sé quién soy. Lo único que evita mi muerte es la rabia que me consume por pensar que este es el resultado de la tristeza que me causa que ella no esté aquí.

Tuve mucho tiempo para pensar, entonces supe que hace tiempo ella ya no estaba aquí.

Era ciego, tanto que no vi los indicios de que estaba dejando de ser mía. Poco a poco aquella mujer déspota a mí, había pasado a ser un huésped maldito entre las paredes, porque su corazón ya no me pertenecía.

Tal vez, nunca me perteneció.

¿En qué momento la perdí? No lo sé. No lo quiero saber ya, porque no deseo que regrese. Si alguien hiciera lo que yo no puedo por mis propias fuerzas se lo agradecería, pero hasta el momento, solo estoy, y solo me he quedado. Todo por preferir a una mujer ante que a mis seres queridos.

La amistad, ya no sé qué es. Recuerdo el sentimiento de que era algo valioso, pero lo dejé perder por amor. Espero que nadie siga mi ejemplo, porque puede que el amor se acabe o nunca haya estado, sin embargo, un verdadero amigo siempre va a estar, aunque no quiera.

La amistad es la verdadera ayuda idónea, pero ya no sé ni de qué hablo ni a dónde voy.

Estoy harto de escribir.

Además, hay una fuerte tormenta afuera, como que al cielo también le han roto el corazón.

22/09/08


Mis días sin ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora